jueves, 25 de diciembre de 2014

"10 AÑOS no son nada... son todo" El Matrimonio Antes de la Llegada de los Hijos (Capítulo VII)


Querido hijo. La primera vez que vayas a hacer el súper junto con tu pareja, debes llevar una buena cantidad de dinero. Tendrás que comprar muchas cosas por primera vez porque en tu casa no habrá casi nada, así que además de lo que comprarías en una semana normal, debes comprar: la cubeta, la escoba, el trapeador, la sal, el azúcar, pimienta y especies en general, el servilletero, mantelitos para la cocina, jabones y detergentes, papel sanitario, en fin, tienes que recorrer todos los pasillos del supermercado y cada quién llevar un carrito, pues en uno solo, las cosas que requiere una casa nueva, seguramente no van a caber.
Recuerdo el primer día de nuestra rutina normal, desayunamos algo ligero y cada uno se fue a su trabajo, cuando llegamos a la casa a la hora de la comida, los trastes del desayuno no se habían lavado solos y nadie había preparado la comida. El diálogo fue más o menos así:
- ¿Hiciste la comida?
- No, ¿y tú?
- Tampoco.
- Ok, comamos atún con galletas saladas.

Ahí comprendimos que si queríamos comer cosas ricas y saludables, debíamos hacer la comida una noche antes, para que al siguiente día, sólo llegáramos a recalentar.
Comenzamos a distribuirnos los roles de toda la casa, recuerdo que yo me encargaba de la cocina y tu mamá de todo lo demás. Esto es algo que cambia de pareja a pareja, lo importante es que ambos estén de acuerdo en colaborar y en que cada uno haga lo que le toca.
También conviene de vez en cuando alternar roles para ayudar en todo y saber hacer de todo, porque uno nunca sabe cuándo se van a ofrecer diferentes cosas. Y claro que en este “ponerse de acuerdo” puede haber diferencias. Aquí el reto es aprender a “ceder de buenas”, porque si hoy cede uno y seguramente mañana cederá el otro. Además ceder de mala manera no tiene ningún mérito.
El primer reclamo lo recuerdo como si hubiera sido ayer:
- Pusiste el papel del baño al revés
- ¿Eh? – yo ni siquiera sabía que el papel de baño tenía derecho y revés.
- Que pusiste el papel de baño al revés, se debe poner con el papel colgando por detrás del rollo, no por delante.

Si yo hubiera querido, aquel reclamo hubiera sido suficiente para que volviera a arder Troya. Pero como para que haya un pleito se requieren dos… pregunté - ¿Así? – mientras giraba el rollo de papel.
- Si, así esta bien.
- Órale.

En ese momento me di cuenta de que en la otra familia había usos y costumbres que no había en la mía. Luego tenía dos alternativas, o confrontaba las ideas o las adoptaba según fuera el caso.

La solución fue muy sencilla, decidí adoptar aquellas cosas que no me causaran ningún conflicto, (como la posición del rollo de papel) - ¿Así lo quieres?, así lo pongo. Y también decidí confrontar aquellas que sí me generaran alguna molestia o que simplemente pensaba que había otra forma de hacerlas mejor.

El motivo para discutir es lo de menos, cuando se traen ganas hasta una galleta es pretexto suficiente. Sin embargo, hasta para discutir tiene que haber reglas.

No se valen los insultos, no se valen los golpes, no se valen los chantajes, no se vale (aunque reconozco que a veces es una buena salida) dormirse enojados.

Recomiendo ampliamente que los problemas caduquen a las 24 horas de haberse suscitado, es decir, no se vale pelearse por un problema que sucedió el mes pasado, no se vale discutir sobre lo que pasó en las vacaciones pasadas o en la navidad pasada, o en mi cumpleaños del año pasado, etc. Si hay algún problema o se arregla o se perdona y se olvida para siempre. En la medida de lo posible es mejor resolverlo y no postergarlo.

En qué casos te recomiendo recurrir al perdón y al olvido; cuando el problema tiene lugar una sola vez, y seguramente no volverá a suceder. Si vas a una reunión y resulta que en la reunión está una persona que te incomoda, perdona y olvida, dale vuelta a la página, no te ancles al problema, no lo sigas cargando, no vale la pena estropear ese momento por un conflicto que sucedió hace tiempo o que seguramente no va a prosperar más.

¿Cuándo conviene confrontar?, cuando la situación te perjudica y temes que se pueda volver a repetir, ahí si es conveniente hablar claramente sobre lo que te molesta para evitar que se repita, estos diálogos acercan mucho a la pareja, hacen que el camino que los une esté más despejado. Además, en casi todos los casos, tomar la iniciativa, servirá para que tu pareja también se anime a tocar algún tema que le resulte importante.

Dicho de otro modo, considero que algunos problemas pueden pasarse por alto, pero deberán ser solo aquellos que no causen conflicto ni a uno mismo, ni a la pareja. Es decir, si tu pareja hace algo que no te parece correcto, antes de reclamar, pregúntate si aquello fue una situación única, y valora si vale la pena discutir por algo que “ya pasó”. Si por el contrario se trata de una situación que se puede repetir, entonces si conviene aclarar con la pareja que aquel comportamiento nos causa molestia para que se arreglen las diferencias antes de que el evento se vuelva a presentar. Se trata de prevenir que un evento incómodo se repita y genere un problema mayor. Digamos que es una forma amable de advertir que “sobre aviso, no hay engaño”.

lunes, 22 de diciembre de 2014

"10 AÑOS no son nada... son todo": El Matrimonio Antes de la Llegada de los Hijos (Capítulo VI)

Dice un dicho popular que todo matrimonio suele ir muy bien hasta que los novios salen de la iglesia, ahí comienzan los primeros problemas. Cuando te comienzan a saludar y a felicitar personas que nunca has visto en tu vida. Siempre asumes que se trata de algún tío de tu pareja que no te han presentado, pero nunca falta que alguien te diga que se trata de un tío tuyo que no conocías o de algún colado en anda buscando alcohol gratis.

Aquí comienza la vida matrimonial, esa hermosa etapa en la que se forma una nueva familia únicamente con 2 personas. Aquí cada día es un descubrimiento, cada encuentro una lección. Esta etapa suele comenzar con la noche de bodas y seguir con la luna de miel. Ese esperado acontecimiento al que finalmente le llega su hora. El momento de estar solos.

La noche de bodas, es por fin el momento de estar solos como pareja. Suele ser un momento anhelado por ambos conyugues principalmente por dos motivos. En principio porque es el momento de manifestarse abiertamente su amor, sin prisa, con calma, sin pendientes ni preocupaciones, sin cargo de conciencia, sin temor de ser sorprendidos, sin sentimiento de culpa, en un lugar cómodo y apropiado y lo mejor de todo, sin tener que ir a ningún lado después. Y en segundo lugar, porque es el momento y el lugar en el que finalmente la pareja descansa después de haber concluido el proyecto de su boda, que seguramente les llevó algunos meses de preparación en los que hubo estrés, pendientes, preocupaciones, agotamiento, algo de sufrimiento, quizá molestias y hasta conflictos entre las familias por tratar de ponerse de acuerdo. Bien pues todo eso se acabó, y la agotada pareja merece un descanso.

El viaje de luna de miel, es tan relajado o intenso como la pareja lo decida, es un viaje distinto a todos los demás, aquí la pareja se va a descubrir no solo en la intimidad, sino en las actividades cotidianas y en los hábitos que tienen cada uno. Es obvio que la pareja no va a estar de acuerdo en todo, pues bien, aquí comienza el reto de saber ponerse de acuerdo.

Aquí descubrirás si tu pareja se lava los dientes o sólo se los enjuaga, si se quita la ropa y la tira al piso o la dobla y la pone en su lugar, aquí irás descubriendo hábitos que en el noviazgo eran imposibles de descubrir. Aquí podrás dar testimonio de que tu pareja (al igual que tú) se tira unos pedos como jamás lo hubieras imaginado, y también descubrirás a qué huele el baño y en qué condiciones lo deja tu amado cónyugue después de haberlo usado.

A pesar de tantas diferencias en muchas cosas, verás que son igualitos en otras, finalmente comprenderán que ni el galán era tan príncipe ni la princesa resultó tan perfecta.

Sin embargo, la luna de miel, todavía no es el día a día. Este viaje todavía se parece a unas vacaciones donde hay gente dispuesta a servirte y atenderte a cuerpo de rey. Es bueno disfrutarlo consciente de que aquello no durará para toda la vida. Una vez terminado el viaje, comienza la vida diaria, y es ahí donde se probarán mutuamente cuánto amor se tienen.

Este capítulo continuará...

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domingo, 14 de diciembre de 2014

"10 AÑOS no son nada... son todo" La Boda (Capítulo V)

Querido Hijo, cuando tu mamá aceptó casarse conmigo, (cosa de la que doy gracias hasta el día de hoy) la primera pregunta que me hizo fue ¿cuándo?, yo le contesté que al día siguiente si ella quería. Que yo ya estaba listo. Después me enteré que no es así de sencillo y que es un procedimiento que se hace por pasos. Sin embargo, a lo que yo me refería, era a que estaba listo para lo más importante, y para mí lo más importante era dejar mi vida de soltero para casarme con ella.
Te preguntarás, por qué te digo esto. Porque cuando alguien acepta casarse contigo, inicia una etapa nueva de tu vida para la que debes estar listo, así que si no estás listo, mejor ni preguntes nada. En esta etapa descubrirás que no todas las cosas tienen la misma importancia, tú les darás a cada una la importancia que consideres conveniente.
Que si las flores, que si los centros de mesa, que si las invitaciones o la sesión de fotos, que si los vestidos de las damas, la mesa de regalos y si quieres, hasta el color de los calcetines de los meseros (La lista de temas por resolver puede ser tan compleja o tan sencilla como tu la quieras hacer).
La organización de una boda suele estar predeterminada por los usos y costumbres del lugar donde vives. Todos tenemos una idea de lo que debiera ser una boda ideal y tenemos como referencia las bodas a las que hemos asistido. No esperes encontrar aquí un recetario o un manual para hacer una buena boda, aquí lo único que hay son comentarios de tu padre acerca de estos acontecimientos y la experiencia personal tanto de nuestra boda como de algunas otras.
El evento principal de una boda debería ser la boda en sí, es decir, la ceremonia civil y/o religiosa que se lleva a cabo en la cual los novios se casan mutuamente. A los invitados se les invita a presenciar estas ceremonias, sin embargo no entiendo por qué muchos novios deciden hacer la ceremonia civil en privado como si se tratara de un simple trámite. Se me figura que ven el acto como el hecho de ir a tramitar un pasaporte o una licencia de construcción. De igual manera me desagradan los invitados que se conforman con asistir a la recepción que generalmente se hace posterior a las ceremonias. Sobra decir, pero igual lo digo, que pareciera que el principal interés de estos invitados está en venir a la fiesta y ya.
Abordo de pasada el tema de los baby shower, me repugna que te inviten y te cobren cover por entrar, es decir que los organicen “de sobrecito” o sea, te invito a la fiesta pero pagas por ir… ni se desgasten en explicármelo, si sí lo entiendo, pero no me gusta.  Si yo invito a alguien a una fiesta es porque quiero que venga, porque quiero que comparta conmigo lo que estoy celebrando, ¿Qué doble moral me hace suponer que es correcto decirle: - pero te encargo que traigas un sobrecito con quinientos pesos para que puedas entrar?
Lo mismo me pasa con las mesas de regalos, ya lo sé que si no lo haces así, te expones a que te regalen 40 juegos de refractarios iguales. O 5 hornos de microondas que luego no sabrás qué hacer con ellos. Esa parte la entiendo, pero aborrezco las mesas de regalos, desde que un amigo me explicó. – Está “super” bien, porque tú vas a la tienda a reservar tu mesa, escoges lo más caro, y después de la boda vas y te dicen cuánta lana se juntó y tu te compras lo que quieres, y en algunos lugares hasta te dan una parte del dinero en efectivo.  – Qué bueno que me lo dices – pensé, para mandarte un juego de refractarios.
Reconozco que ahora es una sencillez enorme comprar tus regalos por internet y evitarte la molestia de ir a la tienda, seleccionar algo, envolverlo y entregarlo. Pienso que a este ritmo, los novios no tardarán en decir: - si gustas tampoco tienes que venir a la boda, te mandamos el video y un vale por una cena en un restaurante para que vayas cuando tú puedas.
Muchos detalles de estas celebraciones se han deshumanizado y despersonalizado. Las bodas son una ceremonia que las personas suelen tener una vez en la vida, (o al menos eso es lo que se planea) y sería de esperarse que los familiares y amigos de los desposados, gusten de acompañarlos en un día tan especial. También se espera que los regalos sirvan para acondicionar tu nuevo hogar, y que más allá de recibirlos puedas tener el gusto de recordar que aquella vajilla, aquel juego de cuchillería o aquellos sartenes fueron regalados por alguno de tus invitados y al gusto y posibilidad de ellos. Pero en fin, los tiempos cambian y con ellos, las personas también.

domingo, 30 de noviembre de 2014

"10 AÑOS no son nada... son todo" LA BODA (Capítulo IV)

Aquí aprovecharé, querido hijo, para hacerte una recomendación que a mí me fue muy útil. Cuando planeé la boda con tu madre, nos facilitó mucho hablar con transparencia y poner las cartas sobre la mesa. Contábamos con cierta cantidad de dinero y lo teníamos que dividir en 3 partes (no necesariamente iguales, aquí está el truco). Una de ellas sería para organizar la boda, otra para el viaje o luna de miel y la tercera para acondicionar nuestra casa e iniciar nuestra vida de casados.
Como los recursos siempre son escasos, hay que pensar bien en qué porcentajes divides tus ahorros para tener una boda decorosa, un viaje divertido e iniciar una vida de casados con las comodidades mínimas indispensables.
De esta forma será fácil entender que si le dedicas un alto porcentaje de tu dinero a la boda, seguramente ya no te quedará tanto ni para el viaje ni para acondicionar la casa. Por lo que tendrás que pensar en un viaje sencillo quizá no tan lejano y hacerte a la idea de que tu nuevo hogar quizá no va a tener todas las comodidades que había en la casa de tus padres, pero tendrás la certeza de que lo que tengas será fruto de tu esfuerzo.
Hay otras parejas que deciden poner el mayor porcentaje de su dinero en el viaje, pensando en que es una experiencia única que jamás van a olvidar y que puede ser el inicio de una nueva vida. Siendo así, tendrán que pensar en hacer una boda sencilla, y en tener una casa modesta pero acogedora, un verdadero hogar.
Si por el contrario, deciden invertir su dinero en equipar y amueblar la casa para que no les falte nada; seguro no habrá presupuesto que alcance, entonces tendrán que compensarlo con una boda y un viaje sencillos pero dignos de recordarse.
Ahora que si hay recursos suficientes como para un gran viaje, una gran boda y una gran casa, pues felicidades, a disfrutarlo todo con responsabilidad porque en un abrir y cerrar de ojos, las cosas pueden cambiar.
Sea cual sea la decisión que tomen, lo más importante es que la tome en pareja, y cuando digo “en pareja”, me refiero a que la tomen entre los dos. No se vale, que la tome sólo uno, ni que más personas ajenas a la pareja (por muy queridas que sean) interfieran en lo que la pareja quiere. Ya que estas decisiones se recuerdan para toda la vida. Así que si son buenas, será mérito de la pareja y si son malas será responsabilidad de ambos y no habrá posibilidad de reprocharle nada a nadie.
Una vez decidido el plan, hay que comenzar a trabajar en él, es importante que haya roles específicos para cada uno. Siendo la boda, el primer proyecto que harán juntos, conviene que salga bien. Aquí un consejo muy personal, querido hijo, que te va a librar de muchos dolores de cabeza: escoge bien en cuales decisiones quieres participar y en cuales no. Así como es importante definir aquellas cosas que en verdad te interesan, también es importante desligarte de las que no son de tanta importancia para ti, ya que si quieres participar de todo, te convertirás en un filtro, en un embudo y estarás frenando la resolución de muchas decisiones. Y es probable que también termines volviéndote medio loco.
Cuando tu madre y yo nos casamos, recuerdo que le dije: - yo quiero participar en las decisiones referentes a la lista de invitados, la comida, la bebida y la música. El resto de los temas, los puedes decidir tú. Si me quieres consultar algo, opinaré con gusto, pero si no lo quieres hacer, desde ahora te digo que estoy de acuerdo con la decisión que tomes.
Fíjate bien, Pablo, desligarte de una decisión para delegársela a alguien más, implica tenerle confianza absoluta, pero además, implica que estarás de acuerdo con la decisión que la otra persona va a tomar, así que no podrás reclamar nada en caso de que las cosas no sean como tu esperabas.

Otra vez, continuará...

miércoles, 26 de noviembre de 2014

"10 AÑOS, no son nada... son todo" LA BODA (Capítulo III)

Querido Hijo, lo único que debería estar prohibido en una boda es sufrirla,  padecerla, o lo que es lo mismo, no disfrutarla.
La boda es la culminación del noviazgo, y en sí misma es un parte aguas entre dos etapas bellísimas de la vida.
En cuanto entregas el anillo de compromiso y recibes una respuesta afirmativa, lo que sigue es decidir todo lo relacionado con la boda. Fecha, lugar, invitados, y un sin fin de detalles. Realmente este asunto puede ser tan simple o tan complejo como tú y tu pareja lo quieran ver. Y para ejemplificar lo que digo, antes de compartirles algunos consejos, querido hijo, les voy a hablar de 4 tipos de boda a los cuales me ha tocado asistir y de los cuales te puedo mencionar algunas diferencias.
Primer tipo: La boda que organizan los padres de los novios, la que organizan los novios pero pagan los padrinos, las que se hacen gracias a  los invitados y la que finalmente organizan y pagan los novios. Pareciera imposible, pero aquí verás las diferencias.
La boda de los padres, es aquella en la que los novios asisten casi como invitados especiales. Es decir, que la boda la planean y organizan de acuerdo a los gustos, compromisos y presupuesto de los padres. Es común que en este tipo de bodas asistan cientos o miles de invitados, de los cuales los novios no conocen ni a la mitad. Los pleitos los suelen iniciar entre los consuegros, que como ya te imaginarás, tienen distintas formas de pensar, y los novios terminan por sentirse entre la espada y la pared. Los novios reconocen que quizá haya detalles que no fueron muy de su agrado, pero terminan por aguantarse por el simple hecho de que todo se los están financiando. Como comúnmente se dice, “A caballo regalado, no se le ve el colmillo”
Estas bodas más que un festejo de los novios, parecen un triunfo de los padres que al fin lograron casar al muchachito o a la muchachita con quien ellos querían. Suena medieval pero al menos a mí así me lo parece.
Suelen ser bodas inolvidables por el derroche con que fueron organizadas y porque la cobertura en los medios suele empezar desde que se organizan las despedidas de soltera de la futura desposada hasta el suplemento especial con todos los detalles del evento y la tornaboda.
En estas bodas como coloquialmente se dice, “se tira la casa por la ventana” los padres argumentan que es muy su gusto y que al final de cuentas para eso es el dinero para disfrutarlo, y realmente creo que tienen razón. Cada quién usa su dinero para lo que mejor le place. Aquello termina siendo un cuento de hadas con final feliz, al menos a los ojos de la sociedad. Aquí me parece que resulta conveniente hacer una pregunta a los novios: ¿Se casarían aunque no hubiera una boda con tales características?...
Segundo tipo: La boda que organizan los padrinos, es la boda en la que los novios no tienen el presupuesto para hacer la fiesta como ellos quieren, entonces invitan a muchos padrinos para que entre todos paguen lo que ellos no pueden pagar. Así que no te sorprendas si vas a una boda y descubres que hay padrinos de salón, de música, de fotos, de flores y hasta de platos desechables. Estas bodas también se vuelven inolvidables, porque a nadie se le olvida que los novios hincaron el diente a cuantos pudieron para hacer realidad el sueño de una boda que estaba más allá de sus posibilidades.
Si algún día, querido hijo, alguien te invita a ser padrino de su boda y percibes que la intención no es un asunto de cariño sino de economía, no te sientas comprometido a cumplirle su gusto, procede de acuerdo a tu forma de pensar y decide según tu gusto y tu conveniencia.
Tercer tipo: Las bodas que se hacen en algún destino turístico o de moda, para lo cual se suele contratar los servicios de un hotel de gran turismo en alguna playa paradisiaca. En estas bodas pareciera que los novios hacen hasta lo imposible porque los invitados no asistan. Estas bodas suelen caracterizarse por varias cosas, primero que nada existe la versión oficial de que los novios “siempre” tuvieron el sueño de casarse junto al mar (pero no junto al mar más próximo a donde viven, eso cualquiera lo hace,  sino al que esté más lejos, donde casi nadie pueda llegar); y aunque la mayoría de la gente suele saber que eso es una falacia, es lindo que te lo digan.  Aquí surge una paradoja, Nos vamos lejos para que casi nadie pueda ir, excepto aquellos amigos o familiares que tengan la suficiente solvencia como para financiarse el viaje y de paso financiarnos nuestra boda. Aunque parezca difícil de creer, en muchos casos así es.
Detrás de toda esta parafernalia existe un modus operandi muy bien organizado. Digamos que el hotel “Equis” ofrece a los novios un paquete de regalo en el que si les garantizan un número determinado de habitaciones para sus invitados (que yo les diría patrocinadores) entonces el hospedaje “todo incluido” de los novios y el evento en general suele ser a muy bajo costo o incluso gratis. En otras palabras, los románticos novios, te invitan a su boda para que les ayudes a financiarla (¿muy creativo, no?). Aquí me reservo mis comentarios adicionales (que ya te los podrás imaginar) por el hecho de que he recibido varias invitaciones a este tipo de bodas. A casi todas he dado las gracias por la invitación y me he disculpado por no poder asistir.
Por último y cuarto tipo: La boda que se hace de acuerdo a los gustos, preferencias y posibilidades de los novios, y que son organizada por ellos mismos. En este tipo de bodas, los novios tienen el control del evento y los pies pegados al suelo. Saben lo que cuestan las cosas y se ajustan a sus posibilidades con plena consciencia. En este tipo de bodas, generalmente asisten los amigos de los novios y los familiares más cercanos. Se convierten en bodas entrañables, honestas, sinceras y la gente las suele recordar gratamente. Además como saben que no se trata de un evento masivo, saben que si se les invita es por un asunto del corazón.
Y si, Querido Pablo, así es como funciona por ahora nuestra sociedad, por lo que cualquier semejanza con la realidad, no es ninguna coincidencia.

Continuará…
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sábado, 22 de noviembre de 2014

"10 AÑOS, no son nada... son todo." El Compromiso (Capítulo II)

El compromiso, querido hijo, es el momento en el que sientes que estás listo para pasar a la siguiente etapa. Este momento no tiene reglas ni métodos, es un sentimiento, es algo muy personal, es presionar el botón que detona una vida nueva. Es un paso que una vez dado, no tiene vuelta atrás, no hay retorno.
Para muchas personas el momento de manifestar su compromiso a su pareja y pedirles que se casen con ellos, es algo que planean como todo un acontecimiento de amigos y familia. Para otras personas es simplemente algo muy íntimo. No hay reglas. Aquí cada quien refleja su personalidad y comienza a pensar las cosas en función de dos.
Cuando uno es parte de un noviazgo, debe estar al pendiente del termómetro del amor. Dicen que el amor es como la luna, y significa que cuando no esta creciendo, está menguando. Es decir, el amor jamás está quieto. Y si acaso pareciera estarlo puede ser porque la relación ha caído en una cotidianidad a la cual le hace falta algo de movimiento.
Un noviazgo es como una casa con dos fachadas, o se sale por delante, o se sale por detrás. Es decir, un noviazgo difícilmente durará como tal toda la vida. Así que generalmente el noviazgo es una etapa que dura un tiempo y luego se termina, ya sea por el rompimiento de la pareja o por pasar a la siguiente etapa. En mi caso, el matrimonio. También es cierto que muchas personas casadas seguimos diciendo que seguimos siendo novios, es una forma de expresar el amor hacia la pareja.
Si por el bien de la pareja es mejor que la relación termine, entre más pronto suceda la separación, será menos dolorosa para ambos. Si por el contrario la pareja decide continuar juntos seguramente  tenderán a formalizar su relación con algún protocolo. Esto ocurre cuando pasa por tu mente la idea de dejar de tener novia para comenzar a tener esposa.
Antes de hacer un compromiso para toda la vida, te recomiendo que en pareja, platiquen algunos temas que se consideran relevantes y que conviene abordar para conocer el punto de vista del futuro cónyuge. Ya que sería muy penoso que una vez comprometidos o peor aún, casados, descubras que hay diferencias en la forma de pensar sobre temas fundamentales. Eso haría más pesada la carga.
Hay temas difíciles de abordar, ya que pueden generar incomodidad en el otro, y eso estropea el buen momento que por ahora pueden estar pasando juntos,  sin embargo conviene hacer el ejercicio para tener claro el terreno que se está pisando, siempre será mejor conocer la verdad aunque sea dolorosa que estar fomentando una mentira que no podrá perdurar.
Un ejemplo de lo anterior es qué opina la pareja con respecto a los hijos, ambos están de acuerdo en tener o no tener, y en tal caso cuántos. Conviene saber cuáles son los planes del otro, con respecto a cuánto tiempo esperarse hasta tener hijos, y qué métodos anticonceptivos se piensan utilizar.  También es un tema importante comentar qué va a pasar cuando nazcan los hijos, quién se va a hacer cargo de ellos y qué roles van a tener cada uno. O qué pasa si por alguna causa no pueden tener hijos, qué piensan acerca de la adopción.  Son temas para los cuales quizá falta mucho tiempo pero no estorba en nada y por el contrario si ayuda mucho a saber cómo piensa tu pareja.
Los temas importantes cambian de persona a persona, para algunos será importante hablar de la convivencia con sus padres y hermanos, para otros hablar acerca de qué pasa si se mudan a vivir a otra ciudad, otros preferirán hablar sobre la política de las mascotas en el hogar, o acerca de si la mujer deja o no de trabajar cuando nazcan los hijos. Para algunos quizá sea importante definir quién lava la ropa, quién lava los platos o  saca la basura. Lo importante es que la pareja se acostumbre a dialogar y a ponerse de acuerdo sobre cualquier tema.
Hay quien pondrá por encima de toda decisión a la familia, otros a Dios, otros al dinero, o a sí mismos, o a los hijos, etc. Hay personas que están dispuestas a compartir su vida con alguien más, pero no su dinero. Eso te da una idea de su escala de valores. Por eso en esta etapa de la relación, es fundamental la comunicación. Hablar, hablar y hablar, alguna vez escuché que cuando los silencios entre la pareja comienzan a ser muy largos, es momento de pasar a la siguiente etapa. El riesgo de ese axioma es que nos podemos confundir ante los silencios de la pareja, creyendo que los temas más relevantes ya han sido discutidos y agotados, cuando en realidad sólo han sido evadidos y siempre pospuestos.
Cuando no se desarrolla la habilidad de dialogar sin pelear, la menor diferencia puede ser la causa de un disgusto, de una molestia mayor o incluso de un rompimiento.  Nuestra sociedad se ha acostumbrado tanto a lo desechable, que no es extraño que algunas parejas después de años de noviazgo, no puedan llevar una vida juntos, y mucho de esto debe a que en el noviazgo siempre se tuvo un velo o una pantalla a través de la cual las personas  sólo mostraban su lado amable y divertido.
En nuestra cultura, la tradición para representar el compromiso es regalar un anillo a la pareja. Con esta acción se da por estipulado que la pareja tiene un compromiso más allá del noviazgo.  Sin embargo, no hay reglas ni protocolo establecido para cumplir con este punto, hay quienes invierten en adquirir una joya y hay otros que lo hacen con algún objeto en forma simbólica.  Esta decisión será absolutamente de cada quién, y generalmente toma la iniciativa quien esté dispuesto a manifestar su disponibilidad ante el compromiso. O sea, el primero que esté listo y se anime a tomar la iniciativa.
Querido Pablo; cuando tomé la decisión de comprometerme con tu mamá, yo estaba trabajando en una obra de teatro. Tenía la oportunidad de declararle mi amor al final de una función a teatro lleno y con invitados especiales. Seguramente hubiera sido un momento inolvidable y divertido para mí, para mis amigos y para la familia. Pero sabiendo que tu mamá se siente más cómoda tras bambalinas que bajo los reflectores, decidí hacerlo en una forma diferente, como ella y donde ella se sintiera a gusto y feliz. Así que en la soledad de mi auto, en una noche tranquila le pedí que se casara conmigo y por fortuna me dijo que sí.
En resumen, lo más importante del compromiso, es el compromiso en sí. Lo demás es pura parafernalia.

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martes, 18 de noviembre de 2014

"10 AÑOS, no son nada...son todo" El Noviazgo (Capítulo I)

"10 AÑOS, no son nada… son todo."

La colección de textos “10 Años no son nada…” Nace de la inquietud de documentar experiencias, anécdotas y lecciones de vida, relacionadas con los primeros 10 años del matrimonio que vive una pareja de clase media en cualquier ciudad de nuestro país.
Los temas a abordar en esta colección serán: El Noviazgo, el compromiso, la boda, la vida de casados antes de los hijos, el embarazo, la llegada del bebé, el crecimiento del chamaco, el segundo embarazo, la llegada del hermanito, La familia crece junta y se desarrolla, y un capítulo especialmente pensando en los papás y los suegros.
Lo mejor de este proyecto es que seguramente encontraré a mucha gente que se identifique con lo que aquí escriba. Eso nos dará la oportunidad de intercambiar experiencias, que seguramente nos lleven a crecer como personas y en algunos casos, como parejas de alguien más.

Lecciones para mi hijo Pablo:
Querido Pablo: Antes que nada, debo aclararte que no todo lo que aquí escribo es autobiográfico. Son temas que he recopilado por experiencias propias y ajenas.
Quizá algún día pienses o alguien te diga que estos textos se parecen a los que hizo Fernando Savater dedicados a su hijo; “Ética para Amador” y “Política para Amador”. Ya quisiera yo que este texto fuera la mitad de bueno de los que escribió el Maestro Savater. No lo niego, desde que lo conocí me gusta su forma de escribir, y más aún su forma de pensar. Las lecturas de Savater siempre me han instruido e inspirado. Espero que algún día, también a ti.
Seguramente encontrarás muchos libros sobre temas del amor, léelos si consideras que te pueden servir, lo único que te garantizo es que estos textos están hechos para ti, por el hombre que más te ama sobre la faz de la tierra.

Sin más preámbulo:

De la colección "10 Años no son nada..."

El Noviazgo

El noviazgo es una condición opcional, en ningún caso el noviazgo debe ser forzado, condicionado o sugerido. Al noviazgo se entra con absoluta libertad y se sale de igual forma cuando se desea.
El noviazgo sirve para satisfacer varias necesidades, como por ejemplo, la de estar acompañado, la de compartir tu forma de pensar, la de amar, la de sentirse amado por alguien que no sea de tu familia, la de comenzar a conocer otras formas de amor; diferentes a las que hasta ahora habrás conocido, y una muy importante, para tener a tu lado a alguien ajeno a la familia, que te quiera y te acepte tal y como eres y a quien también le puedas corresponder. Pero justo en esta parte hay un altísimo grado de dificultad, ese “Tal como eres” muchas veces no lo tiene claro ni uno mismo. Y es que el primer noviazgo de nuestra vida, muchas veces sucede cuando cruzamos esa hermosa etapa que llamamos adolescencia, donde dejamos de ser niños pero todavía no somos ni siquiera jóvenes, es una etapa donde no encontramos nuestro lugar ni en nuestra propia familia, no nos sentimos a gusto ni con los pequeños ni con los mayores, en esta etapa pareciera que los únicos que nos comprenden son los que tienen nuestra misma edad.

Quizá lo que ocurre es, que más que encontrar a alguien que te acepta tal como eres, te encuentras con alguien que tampoco sabe bien a bien cómo es. El caso es que acabas por sentir una atracción diferente a lo que has sentido otras veces.

El noviazgo también es una etapa en la que a través de tu pareja, vas a conocer de cerca las costumbres y tradiciones de otra familia, ten en cuenta que cuando uno acepta a alguien como “su pareja” la acepta con todas sus implicaciones, amigos, familiares e historia que la acompaña. Aquí te vas a dar cuenta que las costumbres y tradiciones de nuestra familia, no son ni las mejores ni las únicas posibles.

Tampoco es de esperarse que tengas una novia en la adolescencia y tengas un noviazgo de muchos años. Así que no te presiones por el tiempo. El noviazgo es un constante descubrir, te va a servir para conocer a otras personas pero también para conocerte a ti mismo. No tengas miedo de terminar una relación si no te sientes a gusto con ella, tampoco se terminará el mundo si la otra persona es quien te deja parado en la banqueta con una flor en la mano. Aquí comenzarás a conocer y a explorar sentimientos nuevos, vívelos con toda intensidad.

Si te decides a buscar a una pareja, tendrás que pensar bien dónde la vas a buscar, pues la búsqueda está en función de lo que quieras encontrar. No te quejes de que tu pareja es muy fiestera, si la conociste en una fiesta, o de que es muy religiosa si la encontraste en un templo o en un retiro espiritual, ni te quejes de que es nerd, si la conociste en una biblioteca con diez kilos de libros bajo el brazo. Generalmente, se encuentra lo que se anda buscando, y no algo diferente. Por eso tendrás que estar muy seguro de qué es lo que quieres encontrar en una pareja, para que sepas dónde buscarla. Pero toma en cuenta que en ocasiones las parejas llegan de donde menos las esperas, así es el amor y hay que entender que cuando se juega en la cancha del amor, él es quien tiene el balón y las reglas del juego.

El noviazgo, es el prólogo de lo que implica vivir en pareja. Si no estás listo para llevar un noviazgo saludable, seguramente no lo estarás para llevar una vida de pareja estable.
Puede ser que al escoger una pareja te equivoques, incluso puede ser que en los primeros diez intentos te sigas equivocando, y no importa, cada relación será un aprendizaje y una nueva forma de ir descubriendo el verdadero amor.

Sin embargo hay un principio que te puede servir para tener más claridad en tu pensamiento: No puedes darle a tu pareja algo que tu no tienes. Es decir, si tu estás buscando dar y recibir amor, primero tienes que sentir amor hacia ti mismo, esa será la única forma en como le puedas dar amor a alguien más.

Tampoco podrás pedir que tu pareja te de algo que tu no estás dispuesto a dar. La relación de pareja, debe ser por encima de todo una relación de confianza, no es un control sobre alguien, ni un dominio o una posesión sobre otra persona. Es una relación donde hay que estar dispuesto a dar más de lo que te gustaría recibir.
Si ya tienes a tu pareja, es importante que siempre le des su lugar para que antes que nada, seas correspondido.

La regla básica para un buen noviazgo es una buena comunicación. Cuando se inicia una relación, es común que comiencen a hablar de temas triviales, pero conforme la relación madura, es importante que ambos quieran saber temas más profundos sobre la forma de pensar del otro.

En esta etapa, es importante conocer a la pareja en diferentes ámbitos. Es bueno saber cómo se comporta ante una situación difícil o delicada, cómo reacciona ante un problema inesperado, cómo se comporta en una discusión, si actúa o no en forma responsable ante temas como el consumo de alcohol o las drogas.

En general te puedo decir, que nadie tiene la verdad de las cosas, pero todos tenemos una escala de valores que conviene tener clara para saber si la pareja la comparte o no. Sería muy difícil convivir con alguien que no le da importancia a temas que para ti sean muy relevantes, y viceversa.

Hay parejas que en la época del noviazgo, por no generar una discusión o por evitar un posible conflicto, prefieren evitar los temas que pueden ser motivo de discusión. Esto no tiene ninguna relevancia si la relación de pareja es inmadura o pasajera, pero si la relación va siendo duradera y va madurando, conviene que como pareja se cuestionen mutuamente sobre temas que para ustedes sean importantes.

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martes, 12 de agosto de 2014

Tiempo Especial II (Pero con mi hijo)

Quienes me conocen; aunque sea un poco, sabrán que los videojuegos jamás han sido mi gusto, y mucho menos mi pasión. Sin embargo, mi hijo, de apenas 6 años, ha resultado ser un ferviente apasionado del tema.

-          Papá, ¿Me prestas tu teléfono?  -  Esa frase se ha convertido en una de las más repetidas en el léxico de mi pequeño vástago.

Por política personal, decidí prestárselo sólo cuando lo tengo a la vista, pues me encanta ver la emoción en sus ojos al decirle que si. Y aunque generalmente accedo a su petición, procuro hacerle cansado el trámite con tal de hacerlo desvariar y pasar más tiempo con él.

-          Nada más le presto el teléfono a los que me dan abrazos. – le digo ventajosamente buscando recibir uno a cambio.
-          Y si quieres te enseño a pasar el nivel 15 de  “Angry Birds” – me dice como para ver si así me convence. 
-          Ándale pues, enséñame.

Y ahí me tienen con una resortera digital lanzando pájaros por el aire tratando de dar en el blanco. Y como es de suponerse fallo en casi todos mis intentos.

-          Es que no le haces bien,  -  Me dice y aprieta sus labios mientras percibo el ansia en sus manos por arrebatarme el teléfono - , mejor préstamelo y yo te lo paso  - me dice desesperado cuando se da cuenta de lo inútil que es su padre para sortear ese tipo de pruebas.
-          Va, pues – le paso el teléfono y en un santiamén, está del otro lado.
-          ¿Ves? – me dice – así se le hace, ¿Ya viste?
-          Bueno préstamelo para intentarlo nuevamente…
-          No, porque vas a perder, mejor yo te ayudo a pasar los siguientes.

Y en su inocente cabeza piensa que a mí me preocupa pasar niveles. Si supiera que lo único que quiero es pasar un rato con él.
Así lo dejo jugar un rato y cuando finalmente me platica todos los niveles que ha logrado le digo:

-          Ahora ¿Qué te parece si te enseño a  jugaba “Angry Birds”  como lo jugaba cuando tenía tu edad?
-          ¿Enserio?,  ¿Apoco sabias?
-          Claro que si, pero jugábamos con una resortera de verdad, como esta… - y saco de mi pantalón una resortera hecha con una horqueta de mezquite, cuero y un buen trozo de liga.
-          ¡Órale!

Nos salimos al parque, y no les cuento la divertida que nos dimos con una resortera  de quince pesos  y un puño de piedras.

-          Papá, - me dice cuando ya está cansado de lanzar piedras  - ¿Ahora quieres que te enseñe a jugar “Plants Vs Zombies”?
-          No.
-          ¿Por qué?
-          Porque los zombies no me gustan, y las plantas me encantan pero sólo en el jardín.
-          Ándale…
-          Bueno, te propongo un trato. Yo te presto el teléfono para que tu juegues un rato, y en 20 minutos me ayudas a plantar un hueso de aguacate que quiero sembrar para que crezca un árbol ¿Cómo ves?

Y de esta manera seguí pasando una divertida tarde con mi hijo.  “Tiempo especial”, creo que le llaman algunos enterados, para mí sólo fue darme el tiempo para convivir con mi hijo y aprender  un poco de su vida, y al mismo tiempo tener la disponibilidad de compartirle un poco de la mía.  


TIEMPO ESPECIAL I

Se dice que una familia es funcional, cuando todos los miembros que la conforman encuentran en ella el entorno ideal para crecer y desarrollarse sanamente tanto física, como intelectual y emocionalmente.

Bajo ese precepto, los padres de familia tenemos el deber de procurar el bienestar de nuestros hijos y mutuamente el de nuestra pareja.  Sin embargo, en la actualidad lograr una comunicación efectiva con nuestra propia familia resulta todo un reto: Los tiempos de encuentro familiar suelen ser cortos, las actividades de los diferentes miembros del clan son múltiples y muy diversas, las distracciones con las que vivimos son muchas y por todo esto la convivencia familiar resulta cada vez más superficial y por lo mismo, menos efectiva.  

El tiempo especial, es un concepto que se refiere a la atención que se le debe dar a cada miembro de la familia en forma independiente y periódica.  Los beneficios de aplicar esta práctica, se perciben al mejorar la comunicación intrafamiliar, fortalecer los lazos afectivos y estimular la confianza, así como  permanecer informado de lo que ocurre en nuestra familia, vivir experiencias juntos, tener proyectos de largo plazo, compartir formas de pensar, etc.

El proceso inicia cuando el papá y la mamá por separado, programan actividades únicas con cada hijo o miembro de la familia: por ejemplo, salir al cine con uno de los hijos, arreglar el jardín con otro,  ir de compras con alguno en particular, ir a tomar un café, hacer un viaje, hacer una excursión, salir a dar un paseo en bicicleta, armar un rompecabezas, bañar al perro, en fin, pueden ser actividades tan sencillas o tan sofisticadas como las queramos hacer, lo importante es que se hagan con cada miembro de la familia por separado. De esta forma se van generando experiencias únicas.

Sin embargo no debemos olvidar que así como es importante que los padres tengan actividades con cada hijo, también es importante que papá y mamá programen actividades juntas sin la presencia de los hijos. El tiempo especial que se le dedica a la pareja es indispensable para mantener una buena armonía familiar. De aquí la importancia de salir al cine a ver películas que no sean de corte infantil, tener pláticas de adultos, cenas románticas o cualquier otra actividad que disfruten en pareja.

El tiempo especial, es un ingrediente de sana convivencia que aporta mucha información e inigualables experiencias para el crecimiento y la formación de todos los miembros de una familia, practicarlo con periodicidad será una excelente forma de invertir nuestro tiempo, y créanme, los dividendos son inolvidables.


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domingo, 20 de julio de 2014

UN HOMBRE CUMPLIDOR

UN HOMBRE CUMPLIDOR
Por: Manuel Gil

Ser  un hombre cumplidor, no es fácil. La vida moderna, el exceso de información, nuestra poca capacidad de abstracción y análisis y la auto exigencia que nos hemos impuesto por ser cada vez más competitivos, nos ha orillado a cubrir tantos roles en nuestra forma de vida, que las 24 horas del día, apenas nos alcanzan.
Alguien dijo que la suerte se reparte antes de las 6 de la mañana, (seguro trabajaba en el mercado de abastos), es una forma moderna de usar el refrán que aprendimos de nuestros abuelos: “Al que madruga, Dios lo ayuda”, por tanto,  programamos el despertador mucho antes de que el sol asome, y hacemos por cumplir con todo lo que nos han inculcado.
Cumplir con nuestro trabajo es indiscutible. Un mundo tan competitivo nos obliga a mantenernos atentos y disponibles las 24 horas del día; condición que antaño sólo era propia de médicos, policías y bomberos.  Ahora el trabajo es más complejo, debemos cumplir nuestros indicadores de desempeño, recibir a los clientes con una sonrisa, atender sus demandas y ofrecerles una recarga para su celular,  y por decir lo menos, responder los más de 80 correos electrónicos que aparecen diariamente en nuestra bandeja de entrada. Y por supuesto, estar preparados para afrontar cualquier eventualidad sin creernos  superhéroes, porque  la humildad también se valora.
También debemos cumplir con nuestra familia y aunque esto es algo que (al menos en teoría) a todos nos encanta… (Los que no estén de acuerdo, favor de pasar al departamento de psicología y planear un cambio de vida), dicho encanto por muy placentero que sea, no es tarea sencilla.
Debemos cumplir con nuestro rol de esposo y padre, destinando un tiempo especial para cada miembro de la familia, planeando actividades en conjunto y por separado. Hay que procurar comer juntos al menos una vez a día, tener paseos familiares una vez por semana, dedicar un tiempo a la pareja sin los hijos y de vez en cuando a los hijos sin la pareja. También hay que cubrir actividades de la escuela de los niños, que los maestros programan en los horarios más incómodos, como procurando que nadie asista. En fin, la cantidad y la calidad del tiempo hacen toda la diferencia entre convivir familiarmente y simplemente coincidir bajo el mismo techo cuando estamos dormidos. Pero más vale estar atento y no quejarse o pasarás a la historia como un mal padre.
También hay que cumplir con los amigos, pues juegan un papel importante en nuestras vidas, y su función no la cubren ni la pareja, ni la familia, ni los compañeros del trabajo. Los amigos, se cuecen aparte.  Y como dice mi amigo Rubén Dario, debemos estar pendientes de que el camino entre ellos y nosotros, permanezca siempre despejado de hierbas.
Ser un hombre cumplidor, también implica cumplir con uno mismo. Como ya quedó asentado, despertamos antes del alba, al hacerlo hay que esbozar una sonrisa (Que por supuesto nadie percibe) y procuramos tener el primer pensamiento positivo del día (dicen que lo que bien empieza…), luego hay que  levantarnos en el primer intento (quienes pugnan por fortalecer el espíritu lo llaman “El primer desafío”…)  luego hay que realizar el ejercicio que el cuerpo necesita, y nos auto convencemos de  que no hay nada mejor que correr a la luz de la luna que está por terminar su turno. (Algunas veces, si me lo creo).
Luego hay que regresar a bañarse y a arreglarse para vernos bien presentados durante todo el día, pues hay que cumplir con los estándares de imagen que demandan nuestras actividades.  No vaya a ser que nos encontremos a un fan de Gaby Vargas y nos recuerde que nuestra camisa no combina con nuestro pantalón, o que el largo de la corbata no es el apropiado.
Posteriormente hay que planear lo que vamos a  desayunar, comer y cenar, procurando balancear  correctamente cereales, carbohidratos, proteínas y minerales. También prever las colaciones entre comidas, pues a decir de nuestro nutriólogo, “El estómago jamás debe estar vacío”. Y aunque sé que estoy muy lejos de eso, me agencio mis raciones de pepinos y chayotes, es decir, hay que cumplir con la dieta correcta.  Así evitarás que cualquier hijo de vecino venga a decirte: - ¿Acaso, no te importa tu salud?
Tampoco debemos olvidarnos de pagar nuestros impuestos, ya que debemos cumplir en tiempo y forma con: cuotas, colegiaturas, tarjetas de crédito y demás compromisos económicos, pues incumplir en ello, nos haría ver ante nuestros acreedores y nuestra sociedad, por cierto, ávida de criticar, como personas morosas.
No nos extrañe tampoco, que después de andar malabareando actividades, alguien nos comente: - Deberías estudiar una maestría, o un doctorado, o cuando menos un diplomado, pues en tu profesión es indispensable estar “al día”. (¿Apoco?) Así que habremos de cumplir también con eso.
Tampoco nos extrañe que algún amigo de la secundaria, en un encuentro fortuito nos diga:: - ¡Qué milagro, ya no te dejas ver…! (como si nos hiciéramos falta).  Y todavía nos reclame: - ¿Te mandé una solicitud por Facebook hace un año y no me has aceptado… ¿o apoco no lo usas?...
Por supuesto que también hay que cumplir con nuestros  padres y  hermanos y llevar sana relación con todos ellos. Y en la medida de lo posible, asistir a cuando evento nos inviten y por supuesto, invitarlos a los nuestros. Pues no debemos olvidar que son familia y ante las peores adversidades son nuestro mejor refugio.
¿Y qué hay de nuestro compromiso con la comunidad? ¿Con nuestra religión y nuestro  crecimiento espiritual? No somos entes aislados, vivimos en sociedad y la sociedad también espera algo de nosotros…  nuestra colonia, nuestra ciudad, los más necesitados…  a ver ¿Qué vamos  a hacer por ellos?
Este texto pretende reconocer a todos los hombres que día a día se esfuerzan por ser hombres cumplidores.  Como pueden ve el concepto de “hombre  cumplidor” se ha sofisticado, pero jamás ha perdido su esencia, porque si se preguntan a estas alturas ¿Quién de ellos piensa en sexo?,  la respuesta es muy sencilla: Todos.  

Sólo que lo ven a uno sonriente y creen que es fácil… pero no.

¿Somos "Amigos", o "Amigos, Amigos"?


¿SOMOS “AMIGOS” O “AMIGOS, AMIGOS”?
Por: Manuel Gil

Según mi página de Facebook, tengo más de 400 amigos, lo que Facebook no sabe, es que además de “amigos” también tengo “Amigos, Amigos”.
Con los “amigos”, comparto fotos. Con los “Amigos, Amigos”, aparezco en algunas fotos que nos hemos tomado juntos para inmortalizar bellos momentos.
Con los “amigos” comparto chistes. Pero a los “Amigos, Amigos”, prefiero contarle los chistes en persona, para escuchar sus carcajadas y ver sus caras arrugadas de tanto reír.
A mis “amigos” les comparto fotos de comidas y tragos que he degustado, así pueden ver lo bien que me alimento. En cambio con mis “Amigos, Amigos”, procuro compartir la mesa y la sobremesa  cada vez que puedo.
A mis “amigos” les mando fotos de mis hijos para que vean cómo han crecido. En cambio a mis “Amigos, Amigos”, mis hijos y yo, los vemos como una extensión de la familia.
A mis “amigos”, les mando felicitaciones en días especiales,  en cambio a mis “Amigos, Amigos”, los abrazo cada vez que los veo, porque cada encuentro con ellos, hace que ese día, sea un día especial.

Si pasas por mi muro a ver las últimas fotos o mis más recientes comentarios, sentiré como si pasaras por afuera de mi casa y te hubieras asomado por la ventana aprovechando que la he dejado abierta.  Si pasas por mi muro, regálame unas palabras para saber que estuviste ahí, así sabré que no sólo somos “amigos” de Facebook, quizá  somos “Amigos, Amigos” de los que nunca se olvidan y siempre da gusto volver a ver. Será como saber que pasaste por mi casa y te atreviste a tocar la puerta para saludarme. Me dará mucho gusto saludarte y por la visita, te estaré profundamente agradecido.

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jueves, 29 de mayo de 2014

21 DÍAS FORTALECIENDO EL ESPÍRITU.

Escuché decir que si hacemos alguna actividad durante 21 días seguidos, se nos convierte en un hábito.

Todo comenzó cuando me subía a la báscula y ésta marcó 99kg. - Algo no anda bien – pensé.

Lo comenté con mi esposa y me dijo: -  Te voy a hacer un regalo  –  al día siguiente ya tenía cita con una nutrióloga.

Me pudo mucho saber que a mis 40 años, tenía la edad metabólica de una persona de 50.
-         -  ¿Haces algún ejercicio? – me preguntó la Nutrióloga.
-         - No – Contesté  sin titubear.
-         -  ¿Por qué?
-         - Porque no me gusta.

A pesar de la seguridad de mi respuesta, yo sabía que para ver un cambio en mis indicadores de salud, debía sobre todo  cambiar mi forma de pensar, y por supuesto cambiar algunos de mis hábitos. 
-         
   -   Pero lo haré si es necesario – contesté y di por terminado el tema.

A lo largo de casi un mes he meditado sobre 3 conceptos que han sido fundamentales para lograr mi objetivo: Hacer conciencia, reorganizar mi tiempo y actuar con disciplina.

“Si no sabes qué hacer, haz conciencia” – Mi mente me lo decía una y otra vez. Si en verdad pienso que algo es importante para mí, debo declararlo y ser congruente con mis actos. No puedo pensar y decir que me preocupo por mi salud, si con mis actos diariamente  reflejo otra realidad.  Además,  si la vida me gusta tanto y el único cuerpo que tengo es el que llevo puesto, vale más cuidarlo desde ahora. Manos a la obra.

“Sólo tengo tiempo para las cosas que me interesan”.  Si ya decidí que cuidar mi salud es importante para mí, no tengo otra opción que hacer ejercicio, y no puedo pensar que voy a hacer ejercicio en mi tiempo libre, pues el tiempo libre jamás va a llegar.  Si mi salud es importante, tengo que programar un tiempo en mi agenda para hacer ejercicio, no hay otra opción.

Fue necesario ajustar la hora de levantarme y por consiguiente tuve que ajustar también la hora de acostarme. Decidí ejercitarme de 6:00 a 6:30 de la mañana, esa sería la primera actividad de cada día. Aquello implicaba levantarme  45 minutos antes de la hora acostumbrada. El plan estaba hecho, ya solo faltaba llevarlo a cabo.

“Disciplina es hacer lo que tengo que hacer, aunque no quiera”.  Me propuse salir a caminar y correr durante 21 días seguidos.  Sobra decir que cada mañana desde el primer día, ha sido un reto inmenso salir de la cama, ponerme ropa deportiva y calzarme los tenis.

Cuando completé la primera semana ya sentía que aquello era toda una hazaña. A la segunda semana mi cuerpo pedía un merecido día de descanso, mientras mi mente y mi espíritu se fortalecían librando y ganando una batalla cada día. A la tercera semana, y justo el día que cumplía 21 días haciendo ejercicio amaneció chispeando.  En otros tiempos, por menos de eso hubiera abandonado mi propósito, pero en esta ocasión, la  consciencia y la disciplina actuaron al unísono: un pequeño aguacero no me va a hacer desistir de mi propósito. Jamás en mi vida había corrido bajo la lluvia como no fuera para guarecerme.

A la fecha llevo más de 21 días consecutivos haciendo ejercicio y cuidando mi alimentación. Mi peso, mi edad metabólica y en general mis indicadores de salud son mejores que hace un mes.  Haber hecho consciencia, dedicar un tiempo específico y actuar con verdadera disciplina son 3 conceptos que me han ayudado a sentirme bien y a mejorar mi salud.

Para mí, hacer ejercicio todavía no se ha convertido en algo divertido, reconozco que lo hago porque  lo tengo que hacer,  sin embargo, mi mente y mi espíritu me han hecho ver que para alcanzar nuestras metas, algunas cosas valen la pena y valen el esfuerzo, aunque no sean de nuestro total agrado.




miércoles, 7 de mayo de 2014

Desesperación por Divertirse


“Esta desesperación por divertirse tiene sabor a decadencia.” Así lo escribe Ernesto Sábato en su libro “La Resistencia”, y comenta: “Como si habiendo perdido la capacidad para la grandeza, nos conformáramos con una comedia de regular calidad.”
 Leo a Sábato y visualizo a toda una generación de la cual soy parte, absorta en sus dispositivos móviles, haciendo la mitad de su vida en las redes sociales, con esa “Desesperación por divertirse” que nos lleva al absurdo de querer aprovechar hasta un semáforo en rojo para ver la más reciente publicación del Facebook, o a no dejar pasar la oportunidad de fotografiar a una señora mal vestida para luego publicar - “¡Cómo se le ocurre salir así!”-  y  se nos va haciendo costumbre ir por la vida y por el cyber espacio sintiéndonos con el derecho de juzgar a los demás.
¿Será acaso que perdimos la capacidad para divertirnos a partir de nosotros mismos y ahora toda la diversión nos tiene que venir de fuera?, ¿Será que ahora disfrutamos como nunca antes de entrometernos en las vidas de quienes hacen públicos los aspectos que antes eran privados? ¿O será la reacción natural a lo que provocan quienes se exhiben sin pudor alguno? ¿O será que ante un vacío interior nos conformamos con ver publicaciones, aun huecas de contenido; cual animales en cautiverio, que ante la incapacidad de poder escoger su alimento se conforma con lo que le avientan?
¿Y qué hay del morbo?  Antaño sólo las ferias de pueblo y los burdeles controlaban el negocio del morbo. - ¡Venga a conocer a la mujer serpiente!, -  ¡Vea un chivo con tres cabezas! -   Ahora es común que en tu dispositivo recibas de algún amigo; cual si fuera un presente, un video que dice: ¡Vea como el tiburón le arranca la pierna!, ¡Vea como queman a un perro vivo!, ¡Vea cómo le pega a su niña de 3 años!  Perdón, pero a mi esos regalos no me gustan. Considero que la difusión de ese tipo de materiales más que motivar a tener una conciencia más cívica y más humana, estimulan y promueven el morbo entre  la gente y su difusión nos vuelve más insensibles ante el dolor y el sufrimiento ajeno. 
Entiendo que para algunos resulta difícil imponerse ante la seducción de ver fotos y videos “recomendados” por nuestros amigos. Habrá quien incluso se regocije ante esa clase de materiales; que bajo mi astigmática óptica, en nada resulta edificante ni provechosa. Pero está claro, hemos aprendido a deleitarnos de una nueva forma, y debemos aceptar que en nuestro tiempo, hay gente que se vuelve insaciable puesto que ya no se sorprende con nada.
Ahora bien, nadie ha dicho que divertirse sea malo. Por el contrario, quizá debiera ser obligación de todo ser humano en un afán por ser feliz. Paradójicamente lo preocupante no resulta el deseo de diversión  per se; sino lo que menciona Sábato, que ante la desesperación por hacerlo, pareciera que nuestro estándar de calidad ha bajado tanto, que ahora nos conformamos con cualquier cosa.


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viernes, 25 de abril de 2014

Historias de la cocina I (Haciendo salsas con mi hijo)

Cuando pongo a asar tomates y chiles en el comal de la estufa, me acuerdo de mi abuelita  Maye.  Directo sobre las hornillas ponía  un par de jitomates  y 4 o 5 chiles serranos.  En el molcajete molía primero un diente de ajo con sal y después ponía los  chiles y al final los jitomates cuando estaban totalmente asados.  Esa fue la primera salsa que aprendí a preparar.
Hoy preparé varias salsas. Lo que más me gustó fue que mi hijo me ayudó en todo el proceso.
Pocas cosas disfruto tanto como compartir con mis hijos lo que me gusta y enseñarles para  que también lo sepan hacer. A mi me encanta cocinar, y desde muy pequeños, los hijos aprenden a imitar todo lo que hacemos.
-          Hijo, me ayudas a hacer unos chilaquiles, necesito ayuda porque voy a preparar 4 salsas, ¿quieres aprender?
-          ¡Si!  - contesta entusiasmado porque me va a ayudar a cocinar.
Lavamos chiles serranos, chiles habanero y  jitomates y los pusimos sobre el comal. Como mi hijo es pequeño lo debo ir guiando en todo el proceso.
-          Lávate las manos, Pablo, es lo primero que hace todo cocinero.
-          Las traigo limpias... – me dice como pensando “A ver si pega…”
-          Andabas jugando en el suelo, si me vas a ayudar te las tienes que lavar.
De mala gana pero accede.
-          Saca unos limones del refri…
-          ¿Cuántos? – me pregunta.
-          Algunos…
-          ¿Algunos?
-          Unos 5 o 6…
-          ¿5, o 6?
-          6, pues.

Aquí me viene a la mente que mi hijo en ese detalle salió a su madre, requieren cantidades, pesos y medidas de cada ingrediente.
-          Parte los limones y quítales  las semillas.
-          ¿Para qué son?
-          Vamos a hacer 4 salsas distintas y una de ellas lleva limón.
Mientras tanto yo volteaba tomates y chiles que se iban asando procurando que se pusieran negros  lo más parejo posible.
-          ¿Te ayudo a voltearlos?
-          Cuando termines con los limones… pero así no, espera…  los limones se parten al otro lado…
-          Está bien, yo puedo solo.
Con el resto de ingredientes asados, continuamos la labor.
-          Ya acabé con los limones
-          Ahora los vas a exprimir y todo el jugo debe caer en este recipiente ,  “Adentro”
-          Si, ya lo se…
La primera salsa que haremos es de puro tomate, así que esa es especial para ti que no comes tanto chile.
-          Ayúdame a poner los tomates en la licuadora.
-          ¿cuántos? – me pregunta preocupado por seguir correctamente las instrucciones.
-          4
-          Le ponemos un poco de agua y tantitos polvos mágicos (knor tomate) …
-          ¿La puedo encender?, me dice con el dedo en el botón de la licuadora…
-          ¡No!… Espérate a que le ponga la tapa,
-          ¿Es peligroso hacerlo sin la tapa?
-          Muy peligroso… tu mamá nos puede matar a los dos.
-          Ahora si, enciéndela y cuando la enciendas cuentas hasta 3 y la apagas
-          ¿Por qué?
-          Porque así queda más rica, para que no se licúe tanto, listo ¡Enciéndela! (uno, dos, tres) listo ya, ¡Apágala!
-          ¿y ahora?
-          Ahora picamos cebolla
-          ¿Te puedo ayudar?
-          No
-          Pero ya se partir limones,
-          Pero cebolla no, hasta que tengas 8 años.  Además ya la tenía picada, la vamos a poner a freír con aceite y cuando esté suave le vamos a verter la mezcla de la licuadora.
-          ¿Y los limones?
-          Esos son para otra salsa.

Mientras esto ocurría el resto de los chiles y tomates se ponían cada vez más negros en el comal.

-          Ahora si, ya está la cebolla lista, le vertemos lo que licuamos y lo dejamos a que hierba un poquito, y ya, tendremos una riquísima salsa para hacer tus chilaquiles.
-          Ahora la otra…  en la licuadora ponemos los chiles habaneros.
-          ¿Cuántos?
-          Todos…  (una salsa picante, pero comible puede hacerse con el mismo número de chiles que de tomates) ponlos en la licuadora, le ponemos un poquito de agua y más polvos mágicos… tantita sal  y ¿qué nos falta? -  Le pregunto antes de que se le ocurra encender la licuadora destapada.
-          La Tapa
-          Exacto, la tapa,   ahora  ¡Enciéndela¡ (uno, dos, tres)   y listo… apágala.
-          ¿Por qué no te gusta que quede tan licuada?
-          Para que parezca que la hicimos en un molcajete
-          Esta ya está lista, ahora vamos por la siguiente
-          Ya llevamos 2, la que no pica y la que pica mucho… ¿y los limones?
-          ¿ya terminaste de exprimirlos?
-          No,
-          Pues ándale… - lo apuro para que termine.
-          Es que me distraes mucho papá…
-          Vamos a poner los últimos tomates en la licuadora, y ahora los chiles serranos
-          ¿todos?
-          No, solo la  mitad (8), la otra mitad, los vamos a usar para la última salsa.
-          ¿También le vamos a poner polvos mágicos?
-          Si pero ahora de los amarillos (Knor suiza) y un chorrito de agua para que se disuelva (preferentemente caliente)
-          Y la tapa
-          Claro y la tapa, y ahora si, Enciéndela… (uno, dos, tres) y listo, la apagas.  Ya tenemos 3 salsas, solo nos falta una.
-          La de los limones….
-          Claro, ya está el jugo, me dice orgulloso de haber hecho correctamente su tarea.
-          Ya, bueno, le ponemos tantita salsa de soya.  Y los chiles serranos que nos quedaron en el comal, los vamos a picar en rebanaditas y los echamos en el jugo del limón y les ponemos un poquito de sal en grano.  Esta salas ya está terminada, pero todavía no está lista, la tenemos que dejar cuando menos una hora macerando para que sepa mejor.
-          Bien, hijo, pues me ayudaste muy bien,
-          Ahora si tenemos  4 salsas, una que no pica y tres que si pican, ya estamos listos para preparar cualquier platillo, ¿Qué quieres que te haga de desayunar?
-          Un cereal…
-          ¿Un qué?
-          Un cereal con leche…
-          ¿no quieres unos chilaquiles con queso, crema y bañados con la salsa que hicimos?
-          No, quiero un cereal y un yakult.
-          ¿Cuándo menos dime si te gustó hacer salsas conmigo?
-          Si,  si me gustó, ¿Por qué lo preguntas, papá?

-          Nomás, hijo, nomás…