domingo, 19 de julio de 2020

Desde mi comodidad…

Desde mi comodidad veo tus ojos.
No puedo ignorarte.
Tu mirada es más fuerte que la mía.
El semáforo rojo acelera el pulso y sobra tiempo
y faltan ganas,
Por tus ojos veo el hambre,
Y esperas;
como te han hecho esperar toda la vida, tu corta vida.
desborda la inocencia,
y eres víctima.
Una pequeña víctima de seis o siete años.
Desde mi comodidad, sigo pisando el freno, la luz roja eterna,
Quiero irme hasta donde no te vea ni con el pensamiento.
Siento vergüenza.
Busco algo para darte… pues no llega el verde todavía,
y no te sacaré de mi cabeza…
Encuentro migas… migajas de un tesoro que me sobra…
Una naranja, por ejemplo, aunque sea la cáscara…
Una dádiva, algo que sirva, no para curar tu pena, sino la mía.
- Es tuyo.
Y una sonrisa amarillenta asoma triunfante.
- ¡Uf, lo logré! - pensamos los dos desde nuestras miserias.