domingo, 30 de diciembre de 2018

Te Deseo Fuerza


Te deseo fuerza.

La fuerza necesaria que te permita pedir perdón a quien has ofendido y perdonar a quien te ofendió.
La fuerza suficiente que te ayude a dominar tus vicios y ganarle la batalla a tus propios demonios.

Fuerza para ponerte límites que te hagan crecer.
Fuerza para actuar con disciplina.
Fuerza para controlar tu carácter.
Fuerza para escuchar, y comprender que hay otros puntos de vista.
Y fuerza para callar, cuando no tengas nada que mejore al silencio.  


domingo, 28 de octubre de 2018

Crónica de una “carrera” anunciada.


Como si recorrer 5 km no fuera suficiente para mí, me animé a participar aun sabiendo que el trayecto tenía obstáculos, que no eran otra cosa que gigantescos brincolines inflables que debíamos escalar por un lado y bajar (si no es que caer) por el otro.

Llegué a inscribirme junto con mi hijo de 10 años; edad a partir de la cual los niños podían participar solos, es decir, sin la compañía obligada de un adulto, esa fue la primera señal del cielo, pero no la supe leer.

Después de un breve calentamiento en el que fue evidente mi incapacidad para realizar ciertos estiramientos, (esa fue la segunda señal pero tampoco la vi), nos congregaron en una especie de jaula al pie del primer obstáculo que tenía forma de resbaladero gigante y sin decir “agua va”,  comenzaron la cuenta regresiva.

Mi hijo Pablo se instaló entre las primeras posiciones para salir junto con los punteros, yo, consciente de mi escasa pericia con los inflables y previendo no poner en riesgo a los demás participantes, preferí que todos fueran por delante. Aplastar familias no es lo mío, así que preferí instalarme en modo de “dejar pasar”; incluso a un par de contemporáneos que estaban más o menos de mi calibre y rodada.

A la señal de arranque, todos trepaban, mi hijo en un santiamén estaba en la cima, brincó hacia el otro lado cuando yo todavía no me había ni movido, y fue la última vez que lo vi.  Comencé a escalar cuando vi que nadie correría peligro si me caía, y al llegar a la cima comprobé lo que suponía; de mi hijo y los punteros no se veía ni el polvo... (Esa fue la tercera señal y entones me pregunté: ¿Qué carajos hago en un brincolín a 6 metros del suelo?). Pero como “Aquí se apuesta la vida…”, no me quedó más remedio que avanzar… y avancé ayudado por la fuerza de la gravedad hasta llegar al suelo. Una vez apeado, comencé a trotar hasta el segundo obstáculo, en ese momento pensé en mi hijo, quien seguramente me llevaba como 100 metros de ventaja y me  acordé del chiste del toro y el becerro… pero eso lo dejaré para el final.

Seguí a mi paso siguiendo la ruta trazada y preguntándome qué sentido tenía haber hecho la carrera, si era obvio que mi hijo tomaría la delantera en los primeros 5 segundos y no lo volvería a ver hasta llegar a la meta, si es que llegaba, y en esas cavilaciones me encontraba cuando de forma solvente rebasé a mis agotados contemporáneos, quienes para ese entonces ya clamaban por una cerveza.

Avancé sin prisa pero sin pausa, pensando en que esto apenas empezaba, así que decidí dosificar mi energía y llevármela con calma, a mi edad, es más loable terminar entero, que terminar pronto. Llegué al segundo y luego crucé el tercero de los brincolines, en ese momento mi ruta se cruzaba con los que apenas iban y volví a escuchar como los de mi rodada estaban dispuestos a dar su reino por un clamato. En mi condición todavía no era para tanto, aunque ya empezaba a pensar en lo que me faltaba más que en lo que llevaba.

Por el quinto o sexto inflable escuché los gritos de una entusiasta jovencita organizadora, que me animaba: -  ¡VAMOS SEÑOR, USTED PUEDE! –  pobrecita, pensé, ¿Cómo me vería para que se haya animado a animarme?  Sin mediar palabra y viendo que se trataba de una chica generación z, le agradecí el ímpetu con una sonrisa y le di “like” sin detener la marcha.

Mientras me aproximaba al octavo obstáculo, vi que el inflable era como un enorme ring de boxeo  con obesidad, como si los planos para su diseño los hubiera pintado Francisco Botero, y para agravar la situación, el espacio lucía lleno de niños (más obstáculos), confieso que estuve tentado a rodear el artefacto para evitar un accidente, y en esas cavilaciones me encontraba cuando me acordé del casi prócer Roberto Madrazo; excandidato a la Presidencia de la República; más recordado por tomar un atajo en una carrera internacional, que por sus méritos en favor de la nación; si es que alguna vez los tuvo, y resolví que yo jamás aspiraría a ser recordado de la misma manera.  Así que resuelto y con determinación me dispuse atravesar lo que parecía una alberca de pirañas. Grande fue mi sorpresa cuando al llegar, escuché a otra organizadora gritando a los escuincles, “CUIDADO CON EL SEÑOR, CUIDADO CON EL SEÑOR”, aquel era un golpe bajo a mi vanidad casi en la recta final. Si bien contaba con suficiente energía para continuar, los gritos de la chamaca que seguro no tenía ni prepa terminada casi me hacen desfallecer. Sin embargo, recuperé el entusiasmo cuando sucedió el milagro. Algo similar debió sentir  Moisés cuando se le abrieron las aguas del mar Rojo,  porque todos los niños se hicieron a los costados y me dejaron pasar sonrientes y respetuosos. 

Para estas alturas, ya mi hijo estaba descansando y preguntándose si su querido padre llegaría antes de que anocheciera, o si debía llamar al 911 para que me buscaran.

Yo, seguía mi paso y ahora más que nunca dispuesto a terminar lo que había empezado, me dirigí al penúltimo inflable y al ver que se trataba de un túnel regordete que subía, bajaba y te hacía salir por el otro lado, comencé a tener una risa nerviosa seguramente provocada por la posibilidad de quedar atorado… aquí el mérito no consistía en cruzar, sino en caber, de inmediato recordé a mis contemporáneos y los imaginé embutidos en un obstáculo del que jamás saldrían y eso me hizo recuperar el ánimo. Subí y bajé con tal solvencia que hasta yo me asombré, y si más trámite troté hasta la meta donde me esperaba un simple resbaladero que sorteé como si fuera un experto.

Mi hijo me recibió en la meta todavía jadeante y sin haberse recuperado del todo, mientras yo (aunque media hora después) llegué casi intacto.  Nos abrazamos y nos tomamos una foto para celebrar el triunfo.  – Te tardaste mucho – me dijo.  – Pero terminé - le contesté.  

La carrera de obstáculos fue como una analogía de la vida, no es una carrera de velocidad, sino de resistencia. Y aunque es muy cierto que no existe sustituto de la victoria, también es verdad que en la vida, cada quien va corriendo su propia carrera.

Bono adiciona:
Un toro viejo y un becerro pastaban en un prado, a lo lejos una manada de vacas comenzó a mugir.
- Abuelo, - dijo el becerro - ¿Por qué no corremos y nos cogemos una vaca?
El toro viejo contestó: - ¿Por qué no mejor caminamos y nos las cogemos a todas?


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Rancho o Pueblo

Rancho o Pueblo.
Por: Manuel Gil Ramos
Rancho o pueblo, noreste mexicano,
curtido por el sol y por el viento,
de piel reseca, tu campo está sediento
aun del esfuerzo de callosas manos.
Casas de adobe, enormes ventanales
rodean la plaza y calles aledañas,
mientras el templo guarda en sus entrañas
la mística de santos patronales.
Bajo el calor del sol de mis paisanos
hay huellas de un pretérito rupestre.
La gente honra un apretón de manos,
y hace parir al suelo más agreste,
sabe que es un honor ser mexicano,
y un orgullo además, ser del noreste.

martes, 25 de septiembre de 2018

O ME MANTENGO AL DÍA, O PROFUNDIZO


Despierto y siento que me pongo en contacto con el mundo. Corrijo, con mí mundo. Hasta ahora todo marcha bien. Me levanto y el frio escala por la planta de los pies, un atisbo a través de la ventana y ahí está, atento a nuestra cita el brumoso amanecer, siempre llegando antes que yo.

Después el baño y la idea de un aromático café que me tomaré más tarde. Quisiera prolongar este momento, pero ahora, me es imperativo entrar en contacto con el resto del mundo, cierro los ojos, me concentro, respiro hondo y me lanzo por el tobogán de la información.

Tomo el smartphone o cualquier aparto similar y apenas me identifica, los titulares llenan el espacio compitiendo por robar mi atención, fecha y hora se hace a un lado como pasando a segundo término. 

Luego viene el clima y el pronóstico por si seguimos vivos los próximos días, luego las notificaciones de todo aquello que no es urgente, pero conviene estar al tanto. Después los mensajes colectivos y personalizados.

Enciendo la radio o la televisión, los locutores me piden que me quede con ellos durante las próximas horas. Ahora los titulares además se infiltran por mi oído, me prometen que más tarde abordarán cada tema con más calma y en compañía de un experto, ahora lo importante es estar informado. 

En un momento de lucidez, me apeno al ver que me estoy llenado de noticias internacionales pero desconozco si mi familia ha amanecido con bien.

Ahora los comerciales son quienes robar mi atención, me invitan a comprar y a pensar que son los mejores, me dicen que con ellos podré solucionar un problema que no tengo. O que quizá si tengo y me dejan pensando.

Luego me dan el resultado de los juegos de anoche y las fechas de los próximos partidos, con sus pronósticos, estadísticas y las más recientes declaraciones. Luego el acontecer político que es como una repetición del siglo pasado con un nuevo reparto de actores y de activos. 

Ahora vienen los espectáculos con toda su carga de morbo y frivolidad. Y para esta hora ya estás atendiendo pendientes laborales, de clientes y proveedores, citas en persona, llamadas y  correos. 

Ahora lo urgente se revuelve con lo importante y todo ello con lo trivial.

¡Basta! No sé ustedes, pero yo renuncio al exceso de información.  O me mantengo al día o profundizo en lo que me interesa. Y la verdad prefiero ensayarme en lo segundo que convertirme en depositario de toda la basura informativa que me quieran echar.

Cada vez valoro más el silencio y el tiempo dedicado a la reflexión. Me declaro a dieta de información chatarra.  Renuncio a dejar mi tiempo en las redes sociales viendo vidas ajenas y en los titulares de los periódicos con noticias que no son de mi interés. Perdón si no le doy un “like” a sus publicaciones, la verdad es que hace tiempo que no me detengo a verlas.

Profundizar en lo que nos importa, es ir más allá del primero y segundo pensamiento, es consultar algo más que un twiter, es contener el primer impulso y pensar dos veces antes de hablar o actuar, es investigar más allá de Wikipedia y Google, es también reflexionar, preguntar, debatir, argumentar, entrevistarse con quien sabe más que uno, y sobre todo, es estar dispuesto a aprender.

Digamos que me place más leer un libro, que pasar la vida viendo portadas.

4 ESCENARIOS PARA MÉXICO.

Después de un largo período de descanso, para ustedes de mí, por supuesto.  Me reporto para hacer algunos comentarios.

Con 7 meses transcurridos de este pintoresco 2018. Puedo ver que después de un intenso primer semestre que llenó de especulaciones a la opinión pública y de rabia y pasión a muchísima gente, el mes de julio transcurrió sin pena ni gloria, pero sobre todo, sin revueltas ni sobresaltos a consecuencia de los resultados electorales.  Digamos que el ejercicio de democracia del que muchos millones fuimos parte el 1 de julio, dejó tranquilos a la mayoría y resignados a los demás.

Debo reconocer que producto de la votación, los próximos 6 años seremos gobernados por alguien que jamás ha sido Santo de mi devoción. Sin embargo, debo decir también, que desde que tengo edad para votar, es la tercera vez que me pasa lo mismo.

Sin embargo, aún con los cambios que se avecinan en el entorno; no sé ustedes, pero yo debo seguir trabajando para mantener a mi familia. Así que espero que nuestro próximo presidente, efectivamente genere las condiciones para que nuestro país sea cada vez más seguro y con mejores oportunidades para todos.

Aquí pueden suceder 4 escenarios. El primero, que las condiciones generales del país mejoren, lo cual sería muy bueno, pues nos permitiría a cada uno seguir haciendo lo que hacemos pero dentro de un entorno más favorable. Créanme que es lo que más deseo y si eso sucede, seré el primero en reconocerlo, pues lejos de pretender ser un crítico ácido, esperando la pifia o el error del adversario para  decir “se los dije”, me considero un simple observador del momento, atento a lo que venga, y esperando que lo que venga sea lo mejor para todos.

El segundo: Que las condiciones del país empeoren, y que el gobierno gaste 6 años buscando chivos expiatorios para fincarles responsabilidades y cobrar venganza al estilo de la vieja escuela política, (ni tan vieja), “si no eres de los míos, estás contra mí” y mejor te meto en la cárcel lo que dure le sexenio para que no andes haciendo travesuras. Este caso sería terrible, pues se agravarían las condiciones de seguridad, corrupción, economía, desempleo, educación, delincuencia, etc. Y por si eso fuera poco, se generaría un desencanto en el 53% de la población votante que nos llevaría a una depresión colectiva o a una guerra civil. (Y 2 sexenios seguidos con desencantos presidenciales se me hace que no los aguantamos).

El tercer escenario: Que las condiciones del entorno nacional permanezcan igual a como están ahora.  Y si esto ocurre, como en el escenario anterior, seguramente habrá oradores que exalten los motivos y pretextos que justifiquen el por qué las cosas están igual que antes, sin que sea culpa del gobierno en turno. Debates de unos y otros al por mayor; haciéndoles el caldo gordo a los medios de comunicación, mientras los nuevos militantes de Morena (o sea casi todos), se terminan de dar cuenta que no es lo mismo estar en campaña que estar gobernando, echarán de menos los aplausos y recordarán su viejos tiempos engrosando las filas del PRI al son de “Aquí todo sigue igual, como cuando estabas tú”.

Trabajemos por un México más fuerte y más competitivo. Hagamos que nuestro país comience a trazar una nueva historia, pero que sea una historia de trabajo y de orgullo. Donde el esfuerzo se transforme en bienestar para nuestras familias y nos sintamos libres de ejercer nuestro oficio en un país seguro y confiable, con instituciones fuertes y transparentes donde la corrupción sea cosa del pasado, de un pasado que nos avergüence y nos obligue a mirar en otra dirección.

No son quimeras, es una realidad a la que podremos aspirar, cuando seamos conscientes de que los problemas de nuestro país no radican sólo en tener un gobierno sin valores, si queremos convertirnos en una mejor sociedad, todos debemos responsabilizarnos de nuestro propio actuar.

Casi lo olvidaba, el cuarto escenario… aquel donde las condiciones se mejoren para unos y se empeoren para otros… sólo que ahora, la variable será conocer quiénes son los “unos” y quiénes son los “otros”... es otra forma de decir: “lo mismo de siempre”.

domingo, 24 de junio de 2018

Un aplauso al INE...


El sábado 23 de junio por la tarde recibí mi tercera y última capacitación por parte del INE para ser funcionario de casilla, habiéndome designado el instituto como “Primer Secretario”;  para mayor precisión.

Para mí ha sido una agradable sorpresa recibir y conocer la cantidad y calidad de materiales que se emplean para capacitar a quienes vamos a participar como funcionarios.  Desde mediados de mayo; es decir, mes y medio antes del día de la elección, recibí mi nombramiento junto con el manual del funcionario de casilla y un cuaderno de ejercicios para practicar y despejar dudas sobre  todo el proceso de la votación, desde la instalación de la casilla hasta la clausura, pasando por el llenado de actas y el conteo de votos.

Durante este tiempo, he tenido 3 sesiones de capacitación, (una personal y 2 en grupo) que además de brindarnos el sustento teórico, consisten en realizar simulacros de la instalación de la casilla, el conteo de boletas previo a la elección,  la recepción de electores, la votación, el escrutinio y conteo de votos, el llenado de documentos,  la publicación de resultados y el  armado y  entrega de paquetes ante la dependencia correspondiente (INE para votación federal e IEEG para la votación local). 

Quienes participamos, hemos aprendido detalles importantes del proceso y despejado  innumerables dudas y mitos sobre la jornada electoral.

Lo único que me resta decir es que admiro la labor que está haciendo el INE junto con sus miles de capacitadores a lo largo del territorio nacional. Ignoro como sea en otras latitudes, pero al menos aquí (León, Gto.) estoy sorprendido de la entrega y disposición de los capacitadores, porque la jornada se realice de forma pacífica, con absoluta transparencia, y sin errores.

Por lo anterior, recomiendo a quienes tenemos nuestra credencial para votar, acudir a ejercer nuestro derecho, y a ser parte de este gran ejercicio ciudadano. Un país como el nuestro, necesita buenos ciudadanos que sean ejemplo de civismo y participación.  

Sigamos las instrucciones del INE, no nos dejemos engañar por videos, memes y spots que sólo pretenden confundir a la ciudadanía infundiendo miedos y dudas. Acudamos a la casilla que nos toca y marquemos nuestro voto por el candidato que sea de nuestra preferencia, dejemos de lado la paranoia de que nuestro voto será vulnerado.  Dejemos de reenviar mensajes con información que no nos consta, lejos de hacer un bien, sólo fomentamos la confusión y la desconfianza entre la ciudadanía. Piénsenlo, es mejor no reenviar  nada que propagar mentiras.  

Ejerzamos nuestro voto y no hagamos complicado algo que en esencia es muy sencillo. Ir y votar.

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domingo, 17 de junio de 2018

Mi voto no es secreto… (Quinto y último de los textos políticos alusivos a las Elecciones)


No conozco a ningún candidato a la presidencia de la república. Digo que no los conozco, porque verlos en los medios y escucharlos en campaña, no es conocerlos de verdad.  Los veo, los escucho, trato de entenderlos  y ver con quienes hacen equipo. Con algunos encuentro afinidades, con otros discrepo.  Sé que están en campaña y coqueteando con sus mejores galas físicas, emocionales e intelectuales.

Los medios (hasta los que se dicen serios) por momentos pierden objetividad, los  burócratas y militantes de partidos; “Amigos todos”; están tan desacreditados, que cuesta trabajo creerles hasta cuando dicen la verdad. La sociedad civil oscila de la discreción al apasionamiento, la información falsa o tendenciosa, supera por mucho a la que sirve para hacer juicios de verdad. Eso sí, la gracia de los memes y el ingenio del pueblo  mexicano es insuperable.

Con este entorno y faltando poco tiempo para las elecciones, me siento como quien hace un viaje por carretera y a medio desierto encuentra un restaurante como única opción para comer. Al entrar descubres que el menú no tiene lo que a ti te hubiera gustado, pero aun así, debemos elegir algo que nos permita continuar nuestro viaje lo mejor posible.

Aunque el menú me brinda cuatro opciones, sólo me concentro en dos.

La opción uno: José Antonio Meade, quizá el de mejor experiencia para  el cargo, opacado por una lápida que lleva a cuestas, que a diferencia del Pípila, lejos de protegerlo le impide avanzar. Me hubiera gustado verlo y escucharlo siendo autocrítico de los gobiernos donde él participó, y crítico objetivo de los partidos que lo postulan, con eso habría sido mejor candidato.

Y la opción dos: Ricardo Anaya, a quien veo como un joven ambicioso, hábil, actualizado, tenaz y capaz de hacer cosas que otros no se han atrevido. Con una historia por aclarar, donde hasta ahora, su disposición a rendir cuentas ante las instituciones (también de dudosa parcialidad) lo ha mantenido en la lucha, haciendo alianza con partidos de izquierda y de derecha.  

Votar en secreto es un derecho pero no una obligación. En esta elección mi voto no será secreto, será para Ricardo Anaya.  La razón es más poderosa que el posible enojo, y el presente más fuerte que el pasado.

Si estás de acuerdo conmigo te invito a manifestarlo, si discrepas y apoyas a alguien más por verdadera convicción, te felicito por defender tu voto como yo defiendo el mío.

Si te han impuesto alguna forma de pensar, quizá te falte información o libertad de pensamiento. 

Si no puedes externar tu preferencia real por evitar un conflicto o por temor  represalias, lo entiendo y lo respeto, pero quizá te falta  libertad de expresión.

Comamos en paz para poder seguir nuestro viaje,  el camino y el destino dependerá más de nosotros que de los demás, y si el platillo no nos nutre, al menos esperemos que no nos haga daño.

martes, 29 de mayo de 2018

No suelo escribir de política, pero a veces, hago mis excepciones. (Texto político cuatro de cinco))

No pienso votar por AMLO.  
No creo en su diagnóstico como única causa, ni en su proyecto de nación como única solución.
No pienso como él, ni como sus seguidores. No concibo a un dirigente abriéndoles la puerta a personas con cuestionados antecedentes penales o morales, para que sean parte de su equipo de trabajo.
No creo en un líder que dice que todo está mal y que promete que cuando él llegue todo estará bien. Una persona que no es capaz de ver la realidad con objetividad, pierde credibilidad.
Considero que el señor con creces ha dejado claras sus capacidades e incapacidades, así como su nivel ante sus adversarios. (Que tampoco son perfectos claro está, y de los cuales hablaré después).
Por más de 20 años he tenido que trabajar con gente de muchos partidos e ideologías políticas, y he visto que la corrupción y la impunidad no es propia de uno o de dos partidos. Los vicios como las virtudes no radican en las instituciones, sino en las personas.
Es falso que todos los que representan a un partido político, son o actúan de igual manera, ni para bien, ni para mal. Por eso conviene ser más críticos y auto críticos. Razonar nuestro voto, ir más allá de nuestro primer pensamiento, informarnos y tratar de entender cómo será nuestro futuro si apoyamos las propuestas de uno o de otro candidato.
Conviene Ir más allá de lo que dice un video o un meme, conviene escuchar varias voces; no sólo las que nos endulzan el oído. Conviene leer a más de un columnista, y escuchar a más de un comentarista, conviene hablar del tema en familia, en el trabajo y con los amigos, hacer que las ideas se confronten sin que las personas salgan lastimadas, así tendremos mejores elementos para construir nuestra opinión.
Yo no creo en AMLO y lo reitero, pero aclaro que tampoco estoy de acuerdo con quienes se burlan de él, de sus ideas, de sus ocurrencias, ni de su edad. Tampoco apoyo los insultos ni los calificativos despectivos hacia su persona ni a sus seguidores. Si algo nos falta como mexicanos es elevar nuestro nivel de educación y aprender a respetarnos, y sobre todo aprender a respeta a quienes piensan diferente. Él y algunos de sus seguidores ha dejado claro que de este tema, saben poco.
Seamos mejores ciudadanos para poder exigir mejores políticos. Nuestro ejemplo hará la diferencia, entonces sí, sabremos cuándo somos más.
(Una disculpa a quienes me leen en el extranjero, este texto tiene un tema local y pasajero)
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martes, 22 de mayo de 2018

Búsqueda Frenética, versión Siglo XXI… (Nada que ver con la película de Harrison Ford de 1988)


Aeropuerto de Monterrey, sala de abordaje.

Estoy leyendo y esperando el momento del abordaje, sin prisa, pues falta más de media hora.

Veo llegar a un joven con paso acelerado, se ve nervioso, como buscando algo muy importante.

Sus ojos buscan, escruta las paredes, otea cada rincón. No puede creerlo, le resulta inverosímil pensar que un aeropuerto como este, carezca de algo tan esencial.

Continua sin rendirse, ahora se ve más desesperado, no lo logra, su rostro refleja el nerviosismo. Se detiene, regresa unos pasos,  gira en su propio eje, se asoma por debajo de las bancas, alza la vista y en lo que pareciera lontananza…  uf, hace contacto visual con su objetivo, lo encuentra y no lo puede creer… el alivio parece estar llegando.

El único contacto eléctrico en toda la sala ha sido localizado, lo tiene al alcance de su vista, y lo más increíble, está disponible y pareciera que esperándolo. 

Se dirige caminando lo más rápido que puede, digamos a toda velocidad pero sin trotar, mientras avanza, con movimiento mecanizado hurga en su bolsillo mientras calcula el tiempo y la distancia a su objetivo. A punto de llegar, extrae un dispositivo y un cable que conecta por un extremo a su teléfono y justo cuando está a unos metros con clavija en mano, se prepara, apunta, llega y en un acto de penetración certero contra el despreocupado enchufe, lo embiste hasta el fondo como si en aquello se le fuera la vida.

Su rostro de éxtasis me hace pensar que casi eyacula del gusto.

El alivio le llega en forma de sudor, transpira más de lo aceptable, se abanica con el pase de abordar que lleva en la otra mano y después deja salir un suspiro, una respiración profunda y finalmente  una exhalación prolongada.

Como contemplando su hazaña, relajado busca el indicador en su pantalla esperando vanagloriarse de su hallazgo. Sin poderlo comprender, ocurre lo inesperado,  el fatídico desenlace… el pinche contacto no funciona, no lo puede creer, el corazón se le acelera de pronto y yo, que lo he observado todo este momento a una distancia prudente,  siento que el desvanecimiento está por llegar.

Pienso que se pueda tratar de una emergencia, para lo cual estaría encantado de prestarle mi teléfono, pero quizá no se trata de eso, pues el desmayo nunca llega, así que supongo que pueda ser un adicto jugador a punto de lograr un nuevo nivel de Clash Royale o Candy Crush.

De pronto, parece que el viajero no puede esperar más y decide cambiar de sala de abordaje, a una que si tenga enchufes.

Estaba por regresar a mi lectura pensando en aquel pasajero cuando veo que la historia se repite… como en la película “El Día de la Marmota” veo llegar a otro joven con paso acelerado, se ve nervioso, como buscando algo muy importante…

No sé si regresar a mi lectura, prestarle una pila, avisarle de una vez que no hay más enchufes a la vista y que el único que hay no funciona, y ofrecerle terapia de escucha mientras abordamos, o ponerme a escribir la anécdota para compartirla con ustedes.

Con palabras muy presidenciales, aquí les pregunto: “¿Qué hubieran hecho ustedes?”

domingo, 29 de abril de 2018

Los espero el domingo 6 a las 6 de la tarde, en la FeNaL 2018

¿Que tal, amigos?
El próximo domingo 6 de mayo a las 6:00pm estaré impartiendo un Recital de Poesía en la Feria Nacional del Libro (FeNaL 2018) en Poliforum, León, Guanajuato.
Están todos invitados, ahí los espero.
Entrada Libre.

El Cuaderno de Manuel  https://www.facebook.com/elcuadernodemanuel/

domingo, 22 de abril de 2018

Previo al Debate, Mensaje al Próximo Presidente de México. (Texto político tres de cinco)


Próximo Presidente de México.

Prometo escuchar su mensaje durante el debate.

Espero ver un debate de altura, y no un espectáculo como si la palestra fuera una arena de boxeo, o un Reality Show.

Espero escuchar un mensaje serio, realista y profesional, no un discurso populista que ofenda la inteligencia, la lógica y el sentido común de los mexicanos.

Espero escucharle hablar con estricto apego a la verdad, no con mentiras, manipulación de datos, ni medias verdades.

Espero que lo que debiera ser un debate de propuestas, no se torne un circo vergonzoso de ataques personales, como los que penosamente hemos presenciado otras veces entre candidatos o dirigentes de partido.  

Espero escuchar por qué considera que puede gobernar este país mejor que sus adversarios, exaltando las virtudes de sus propuestas, y no las deficiencias de sus contrincantes.  

Enséñenos que usted y su equipo de trabajo son la mejor opción para México, y no que sus contrincantes son peores. Eso nos corresponderá a nosotros deducirlo.

Los mexicanos aspiramos a tener un país donde se pueda vivir en paz y con gobernabilidad. Donde se pueda viajar de forma segura entre nuestros pueblos y ciudades por caminos y carreteras.

Donde tengamos libertad de ideología y de expresión, donde la gente no sea amedrentada, perseguida o asesinada por decir lo que piensa.

Aspiramos a tener un país donde la educación y el trabajo sean nuestra mejor defensa ante la pobreza y la desigualdad.

Donde se combata la corrupción, la impunidad y el compadrazgo pues son cánceres que nos están matando como sociedad.

Dignifiquen su labor política, empezando por dignificarse como personas. Los mexicanos no queremos gobernantes pobres, ni mal pagados, sino gobernantes dignos de sus cargos.

Usted gobernará uno de los mejores países del mundo, gánense la lealtad del pueblo mexicano, queremos sentirnos orgullosos de nuestros gobernantes, ayúdenos haciendo lo que le corresponde.

El Cuaderno de Manuel  https://www.facebook.com/elcuadernodemanuel/

domingo, 1 de abril de 2018

Una Noche de Copas, Una Noche Loca…

Título más ochentero no pude haber escogido. Todo comenzó cuando nuestros dos hijos se fueron a dormir a la casa de unos amigos… la ocasión estaba como para planear una noche de copas mi esposa y yo. Salimos de casa como a las nueve de la noche, planeando ir a un restaurante en el centro de la ciudad previamente recomendado. Llegamos y antes de bajarnos del auto preguntamos al valet si todavía había lugares; puesto que no habíamos reservado. Después de confirmarnos, entramos y nos recibió una hostess con falsa sonrisa preguntándonos que si teníamos reservación.
- No – le contesté.
- Es que ahorita no tengo lugar - me dijo torciendo la boca como si el problema fuera mío - si gustan los puedo pasar mientras a la barra en lo que se desocupa una mesa.
Respiro hondo, suspiro y digo:
- De acuerdo…
La de la falsa sonrisa se gira para que la sigamos y en cuanto ve la barra vuelve a girar y nos dice…
- ¿Qué cree?, la barra también está llena.
- ¿Y entonces? – pregunto tratando de comprender su pena.
- Si gustan pueden esperar en el bar que tenemos anexo, y ahorita les llamo en cuanto se desocupe una mesa.
- ¿Tardará mucho?
- No creo, además allá también les podemos servir prácticamente de todo.
Entramos en el dichoso bar, y nos dirigimos a la barra para tomar nuestros lugares. A pesar de que la luz era tenue y el volumen de la música alto, inmediatamente percibí que casi toda la clientela era como 10 años más joven que nosotros, – no importa - me dije a mi mismo – esto durará sólo mientras nos asignan mesa.
Luego el cantinero (que ahora se hace llamar “Mixólogo”) amablemente se acercó a ofrecernos su amplia gama de coctelería. Yo para empezar con el ruidazo no le oía casi nada, así que comenzó a desesperarse y optó por acercarnos un menú con la descripción de todas las pociones.
Creo que dijo que nos daría un tiempo para que lo viéramos con calma y luego volvería para tomar la orden. No sé ni para qué nos lo dejó, si en aquella penumbra no se veía nada. Me hubiera encantado traer una lámpara y una lupa.
Estaba a punto de pedir una cerveza cuando el “Mixoloco” encendió fuego a un brebaje entre azul y naranja, al tiempo que le espolvoreaba canela y ralladura de limón – Yo no me voy a tomar eso, ni nada que se le parezca – pensé, mejor pido una copa de tinto, total mientras nos asignan mesa…
- ¿Ya se decidió,"Don"? ¿Qué coctel va a querer que le prepare?
- Mejor dame dos copas de tinto, por favor. (y déjate de mamadas) - Me hubiera encantado decirle, pero no lo hice.
- Tiene que comprar la botella completa, no vendemos tinto por copeo, sólo en el restaurante…
Con esa respuesta ya me sentía como Don Teofilitio a punto de soltar bastonazos.
¿Para qué les sigo contando?, la gota que derramó el vaso fue cuando le volvimos a preguntar a la hostess que cuánto tiempo tardarían en asignarnos mesa, a lo que contestó, con su clásica boca torcida que como mínimo una hora más… - Pobrecita - pensé - porque la cara la tiene, pero la jeta la pone - (pero tampoco se lo dije…).
Finalmente preferimos salirnos y lo hicimos, a decir verdad un tanto decepcionados, pero con ánimo suficiente para ir en busca de otro lugar…
Llegamos por recomendación de otro amigo a un nuevo sitio. Y haciendo gala del dicho que dice que “No se aprende de las experiencias vividas, sino de las asimiladas”, volví a regarla. Ya ven que el hombre es el único animal que tropieza 2 veces con la misma piedra, pues en menos de 2 horas lo hice de nuevo…
- Perdone - Le volví a preguntar al valet - ¿Aquí es bar o restaurante? - Porque ya para esa hora traía suficiente hambre.
- Pues hay comida y bebida, si es lo que quiere.
- No se diga más…
El primer signo de desconfianza lo tuve cuando cruzamos la puerta y veo que los cadeneros son menores que yo y nos dejan pasar sin necesidad de revisión alguna. Yo no sé si fue exceso de respeto o la seguridad de que no representábamos ningún peligro.
- Pásele, Señor.
Mi esposa y yo nada más nos volteamos a ver.
Apenas cruzamos una cortina negra que fungía como umbral y nos envolvió la música electrónica, - ¿Qué fregados es esto? - me preguntaba mientras ajustaba mis pupilas a la nueva luz, y en eso estaba cuando un mesero nos preguntó que qué queríamos tomar.
- ¿Y si primero nos asignas una mesa? – le sugerí como queriéndole enseñar su oficio.
- Aquí no tenemos mesas, Señor.
- ¿Qué?, ¿Y en la planta alta?
- Allá menos, es “El Antro”
Nos tomamos una cerveza más por trámite, que por gusto, y tratando de entender que el error nuevamente había sido mío, porque el amigo que con tan buena intención me recomendó aquel lugar, debe tener a lo menos 10 años menos que yo, ahora lo entiendo todo. Al final decidimos; como decía Chespirito “tomarlo por el lado amable”.
Para estas alturas ya habíamos perdido casi 2 horas de la noche, había pagado 2 valet parking y no habíamos consumido nada decente.
Salimos de ahí y seguimos buscando. Terminamos la noche donde la debimos haber empezado, en “La Bodeguita del Medio” reconocida franquicia con sabor cubano, tradicional por su buena música y su buena cocina, tomamos mojitos, comimos desde plátanos machos rellenos, hasta cascos de guayaba, pasando por camarones con verduras y moros con cristianos exquisitamente sazonados, ¿o sería el hambre?
Celebro que en mi ciudad haya uno de estos restaurantes y que su atención sea tan buena. Mi esposa y yo nos divertimos y pasamos un rato extraordinario. Sin temor a recomendarlo, estoy seguro de que volveremos.

Poema Corto

Poema corto,
Tan corto apenas, cual final de un verso.
Que sea una carga menos en el equipaje de cualquier viajero.
Que no les robe espacio, ni en lo más profundo de su pensamiento.
Que viaje libre, a paso ligero.
O mejor aún, que se lo lleve el viento.

jueves, 8 de marzo de 2018

Las Elecciones, Como Inversión ¿Y usted, qué perfil tiene? (Texto político dos de cinco)


Si decidiera meter mi dinero en un fondo de inversión, me encantaría encontrar un fondo que me diera “alto rendimiento” con “bajo riesgo”.  Sin embargo la cruda realidad me haría ver que dicha combinación (altamente soñadora) no existe.  Pues el rendimiento y el riesgo suelen moverse juntos.

Algo similar me pasa, cuando sé que tengo que depositar mi voto a favor de alguno de los candidatos a gobernar el país. Me encantaría tener una boleta donde sólo aparecieran aspirantes buenos, para poder escoger de entre ellos al mejor; y no quiero decir que busco gente inmaculada, que sean cúmulo de virtudes y que carezcan de defectos; porque obviamente aquello tampoco existe. Pero algo más equilibrado no nos vendría mal,  como para que nadie diga que: “Estábamos mejor cuando estábamos peor”. La Democracia con todos sus defectos, ha avanzado.

Me refiero a que quisiera que los mexicanos batalláramos para decidir a quién darle nuestro voto porque hubiera varios que nos parecieran bueno, pero tristemente, todo parece indicar que vamos a escoger al que nos parezca menos malo. Para decirlo en términos de inversión.  En vez de ver cual todos me da mejor rendimiento, estamos viendo con cual corremos menos riesgo.

Conscientes de que las campañas oficiales no han iniciado y que esto apenas empieza, veo venir una boleta con  3 candidatos postulados por partidos y algunos más de los llamados independientes.  De estos últimos por ahora no me ocuparé. (Creo que después tampoco).

De los 3 gallos que ostentan plumajes multicolores y a donde irán a parar la mayoría de los votos, por esta ocasión no hablaré, pues para decidir en base al riesgo, lo relevante no es hablar del gallo, sino del perfil del inversionista, es decir, del ciudadano que va a ir a votar:

Si usted es un inversionista de perfil CONSERVADOR, que no le gusta tomar grandes riesgos, ni le gusta que le cambien las reglas cada sexenio, ni que un tercero venga a decir que ahora se implementarán “grandes cambios” que (si por alguna causa salen mal) pueden poner en riesgo su estabilidad económica familiar o su negocio. No se preocupe, usted tiene una opción por la cual puede votar, aquella que representa la continuidad de lo que por años, este país ha vivido.  El candidato que dice no tener cola que le pisen, (y pudiera ser) pero que está siendo abanderado por el partido que más corrupción ha hecho a lo largo de la historia, y del cual ya no se sabe si es más cola o más animal.

Ahora bien, si usted es un inversionista de mediano riesgo, es decir de perfil más AVENTURERO, sin llegar a temerario. Si está dispuesto a jugársela por México con un partido que trae ideas nuevas, aparentemente frescas y modernas, si se identifica con lo que dicen que están hartos de las tropelías que se hicieron en el pasado y que de seguro se seguirán haciendo si no se da la alternancia… tampoco se preocupe, usted también tiene una opción por la cual puede votar. La opción del candidato joven que ha demostrado tener agallas, y que por momentos parece identificarse con la Maquiavélica frase de: “El fin justifica los medios”,  y que por lo mismo lo persigue una historia que lo vincula con la ilegalidad y otra con la fragmentación interna de su partido,  pues adelante, usted puede votar por él.

¡Ah!, pero si usted es un tipo de inversionista de ALTO RIESGO, de esos que le gustan jugar con fuego, de los que apuestan el patrimonio suyo y el de su compadre (Al estilo de los Tres Mosqueteros; que acabaron siendo cuatro), que no le da miedo ser gobernado por un candidato que ofrece amnistía a los criminales y que está sumando a su equipo de trabajo a gente (por decir lo menos) de “cuestionada” honorabilidad.  

(Aquí pasa un borrachín por la calle y dice: “Cuestionada la de los otros, estos son delincuentes de los buenos, no me los haga menos…”).

Si usted es de esas personas que piensan que México no podría estar peor, o que definitivamente, quiere ver como nuestro país arde ante el autoritarismo de una sola persona.  No se preocupe, usted también tendrá un candidato en la boleta. El que pretende hacer una constitución moral, y que presenta su proyecto de nación como una carta de buenas intenciones, aquel a quien sus fieles lo escuchan como si les cantaran las sirenas y que al escucharlo me recuerda el refrán que dice que “Cuando la limosna es mucha, hasta el Santo desconfía”,  pues sí, también usted tendrá por quien votar.

Ahora bien, no se confunda usted, al momento de definir su perfil, hágalo pensando como si lo que estuviera en juego fuera su patrimonio entero y no un dinerillo que usted reservó para jugarlo en el casino o para irse de fin de semana a Las Vegas.   Definamos con conocimiento para que no nos lo reclame nuestra conciencia (o nuestra familia, o nuestros empleados), y actuemos con responsabilidad,  pues con tanta información a nuestro alcance, no habrá forma de decir que nadie nos lo advirtió.


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domingo, 18 de febrero de 2018

¡Me Urge un Candidato! (Texto político uno de cinco)

A poco tiempo de que ocurran las elecciones presidenciales en nuestro País, me urge un candidato en quién confiar. Dar el voto, es como poner un cheque al portador, en las manos de quien creemos que hará buen uso de él. Pero no sé en quién.

Me urge un candidato con el cual me sienta representado. No un demagogo.

Me urge un candidato que sea líder de un equipo, que estén dispuestos a servir a México, y no hambrientos de servirse de él.

Un candidato que reconozca la compleja problemática de nuestro país, que pueda diseñar y vendernos una visión realista del futuro. No un vendedor de ilusiones y esperanzas.

Me urge un candidato que tenga vergüenza y sentido de la honestidad; que no haga ni permita que su gente haga trampa. No alguien que se hace de la vista gorda, ni mucho menos quien crea que el fin justifica los medios.

Un candidato que tenga la valentía y la humildad de reconocer que también sus antecesores han cometido errores, y no uno que soporta sus discursos en decir que toda la culpar es de sus adversarios.   

Me urge un candidato comprometido con la educación de calidad, dispuesto a reformar el sistema educativo en todos sus niveles y en toda la geografía nacional, asumiendo las consecuencias políticas que conlleva todo proyecto de largo plazo.

Un candidato que no le de miedo decir la verdad, que asuma el costo político de decirle al pueblo que la única forma de prosperar, es mediante la educación y el trabajo que cada uno debemos hacer. Y qué entienda que la función del gobierno es dar oportunidades y un piso lo más parejo posible y no andar repartiendo dádivas a unos a costa de otros. No necesitamos a un iluminado que prometa ser la solución a todos nuestros males. ¿Quién puede creer eso?

Me urge un candidato con visión mundial, que esté convencido de que México y los mexicanos, somos capaces de competir contra los mejores del mundo, en todos los ámbitos y que promueva esa libre competencia.

Me urge un candidato congruente con una ideología en pro de México, que finque sus decisiones y sus acciones en un código de valores éticos, y no en un proyecto de beneficio personal o para los suyos; porque de eso los mexicanos ya estamos hartos.

Me urge un candidato así, y qué lástima que no exista. Hoy no sé en favor de quién otorgaré mi voto, aunque al menos ya sé de uno a quien no se lo daré.


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