sábado, 27 de abril de 2024

Hablar con desconocidos.

Si de niño le dijeron que hablar con desconocidos era malo y peligroso, sus padres estaban en lo cierto. 

Sin embargo, cuando se es adulto, las cosas cambian, hablar con desconocidos pueden encerrar un mundo de posibilidades que abarque desde lo irrelevante hasta lo profundamente trascendente y placentero. 

Se ha imaginado que cuando está rodeado de gente desconocida, a su lado puede estar alguien que usted no conoce, pero le encantaría conocer. 

Y no me refiero a gente famosa con la que haya soñado toda la vida; que por supuesto tampoco se excluye, sino a gente con experiencias de vida que a usted le interesen y que ellas estarían encantadas de compartir. 

Haga el intento, la próxima vez que esté en una sala de espera, o de viaje en algún aeropuerto, en un restaurante comiendo solo,  arriésguese y platiqué con alguien desconocido, si las cosas no salen como esperaba, no habrá perdido mucho, sin embargo, si la vida le sonríe, puede descubrir que la persona a su lado colecciona las mismas barajitas que usted, o que tienen en común más de lo que se imaginan. De la habilidad de ambos, puede surgir una conversación interesante que les haga pasar mejor el rato, puede ampliar sus redes de relaciones públicas para sus propios fines o incluso puede ser el inicio de una nueva amistad.

domingo, 21 de abril de 2024

Si hay una mejor opción

 

(No suelo escribir de política, pero mantenernos al margen, tampoco es lo mejor, así que aquí vamos...)

Lecturas para comentar (1)

Escucho al presidente cuando le habla a su querido “pueblo” de México, y se me figura como un papá irresponsable malcriando a sus hijos. Dándoles todo a cambio de nada. Si quieren dinero, les damos dinero, si quieren dulces les damos dulces, si quieren juguetes les damos juguetes, si no quieren hacer la tarea, que no la hagan y si tampoco quieren ir a la escuela, pues que no vayan y listo… Al fin y al cabo, aquí estoy yo para cuidarlos, mantenerlos y que se sientan felices.

Escucho a la candidata del gobierno para las próximas elecciones, y escucho lo mismo. A la mamá complaciente y sobreprotectora que no permite que nadie se meta con sus hijos. Es decir, el mismo discurso que oímos cada día desde hace seis años desde palacio nacional y que, además, lo dice con la solvencia de quien tiene la experiencia de haber criado hijos antes y sabe cómo hacerlo.

Escucho en cambio el discurso de la candidata de oposición; y para seguir con la misma analogía, escucho a una mamá que cría a sus hijos diciéndoles que para salir adelante en la vida, se tiene que levantar temprano, bañarse, lavarse los dientes, tender su cama, sacar buenas calificaciones en la escuela, hacer ejercicio, aprender inglés y estar actualizado en temas de tecnología y que todo eso representa un esfuerzo extra pero que es por su propio bien, porque es el futuro del mundo; no sólo de México y que ella estará codo a codo con ellos para apoyarlos a lograrlo, y por si fuera poco, les deja claro que mientras vivan en su casa, ella no va a estar manteniendo flojos, ni tontos, ni tramposos. (Con otras palabras, pero de significado similar).

Me preocupa que en las próximas elecciones; el “pueblo” de México; y concluyo con la analogía, representa a esos millones de hijos que van a decidirán con cuál mamá les gustaría vivir.

Lecturas para comentar (2)

Todos los presidentes pasan a la historia, y la historia no perdona. Aquí me aventuro a hacer un pronóstico, un vaticinio sobre lo que la historia no le va a perdonar al presidente actual:

Que haya sembrado tanto odio entre los mismos mexicanos, para forzar a dividirnos en dos diferentes ideologías que nos hagan ver como los buenos y los malos, los que lo adoran y los que lo odian, los que están con él y los que están en contra de él y no dejar lugar alguno para puntos intermedios.

Que haya utilizado su investidura, recursos y liderazgo para enfatizar las diferencias y polarizar a los mexicanos en vez de haber fungido como símbolo de unidad. Faltando con ello, a su responsabilidad de gobernar para todos, él nunca lo quiso.

Que se mantenga ciego y sordo ante la realidad del país, y que sólo tenga ojos y oídos para ver y escuchar lo que le convienen, manteniéndose Indiferente a quienes son o han sido víctimas de lo que vivimos a diario y que está a la vista de todos.  

Que quiera hacer de su palabra la verdad absoluta, con un descaro a prueba de balas, donde es capaz de desconocer y descalificar los datos que no le gustan, argumentando cínicamente que él siempre tiene otros y que los suyos son los únicos verdaderos.

Yo me pregunto. En nuestro país ¿hasta dónde aguanta la credibilidad de los políticos? y cuando la pierden, ¿qué les queda? ¿De qué clavo se sostienen y cuánto tiempo pueden aguantar?

Lecturas para comentar (3)

Recuerdo las campañas y las elecciones presidenciales de 2018

Millones de personas argumentaban estar hartas del pasado; específicamente del PRI y del PAN, y confiaron en el cambio que se prometía como una nueva y diferente opción y por lo mismo, le dieron su voto al actual presidente. No sé ustedes, pero yo para muestra con esto tengo.

Ahora muchas personas les ponen “peros” a las candidatas a la presidencia, que si les falta, que si no están a la altura, que si deberían ser esto o aquello, que si el nivel de la política en México está por los suelos (eso ya lo sabíamos), que si no hay suficientes propuestas o que las que hay no son las que deberían ser. Y todo eso es cierto, y por lo mismo no nos sentimos representados por ninguna al cien por ciento.

Sin embargo, también es cierto que no tenemos más opción, tenemos que elegir entre todos, para que no nos toque lo que otros elijan para nosotros.

En la historia hemos tenido malos gobernantes, es verdad, pero, ¿Acaso nosotros hemos sido ciudadanos ejemplares? ¿Acaso nosotros como “ciudadanos comunes y corrientes” damos a nuestro querido México lo mismo que exigimos de nuestros gobernantes? Honestidad, transparencia, profesionalismo, justicia, ética, etc. ¿O pensamos, que porque damos un voto y pagamos impuestos, estamos exentos de cumplir la ley, los reglamentos y hacer nuestra santa voluntad, y que además nuestra participación nos da derecho a exigir todo sin dar nada a cambio? El país somos todos.

Conclusión.

Ojalá que hayamos aprendido con las lecciones que nos ha dado el pasado y que vayamos a votar. Entendamos que votar si hace la diferencia. Dejemos de poner como pretexto que los candidatos no son como quisiéramos. Sabemos que no hay personas perfectas, pero si hay equipos mejores que otros. Si hay propuestas mejores que otras, y por lo mismo, si hay una opción mejor que las otras.

No caigamos en la indiferencia de que otros escojan el platillo que nos vamos a comer los próximos seis años. Votemos por el México que quisiéramos tener y por el México donde quisiéramos vivir.

Espero que cada día más mexicanos comprendan que existe una mejor vida que la que estamos viviendo ahora, y que dejen de lado el irracional orgullo de ver como nuestro país arde y se desmorona, mientras se regocijan de gusto con la necia costumbre de ver hasta dónde podemos aguantar.