miércoles, 30 de mayo de 2012

Poesía Viajera (Si la gente no va a la poesía…)

Mi primer poema lo aprendí siendo niño de preescolar. Fue mi abuelita Maye, (así le llamábamos, aunque su nombre era Margarita) quien me hizo memorizar los siguientes versos:

Seré grande un día, tendré un buen bigote,

sombrero de copa, casaca y bastón,

haciendas, borregos, caballos de trote

y lleno de pesos un hondo cajón.

Bien, pues de todo aquello que me hizo vaticinar mi abuela sólo le atinó al bigote. Aquello para mi no era un poema, era una forma de pasar el tiempo con mi abuela, a quien le encantaba platicar.  Sin embargo, recuerdo aquellos versos y me empeño en enseñárselos a mis hijos sin más propósito que tener un motivo más para recordar a mi abuela.

Con seis años cumplidos y mi expediente en regla llegué a la primaria, ahí volví a tener un encuentro con la poesía, cabe decir que menos grato que el primero, pues acá las cosas eran a fuerza y con obligatoriedad a declamar en voz alta frente a todo el salón.  El martirio me duró hasta que salí de preparatoria pues en el colegio la poesía siempre se consideró una bonita tradición. 

Cabe señalar que los maestros que me acompañaron durante todos estos años de formación, en temas poéticos, no eran malos, (ojalá hubieran sido malos) eran malísimos, y aun así cumplían su riguroso cometido de pasar a todos sus alumnos; de uno por uno, al frente a declamar lo que cada quien pudiera (no podría decir lo que cada quien “quisiera” porque era obvio que nadie quería declamar nada) Con este antecedente de obligatoriedad y teniendo que ser autodidacta en algo que a la generalidad de los niños y jóvenes les importa un comino, es fácil odiar todo aquello que parezca poema.

Después de otros pocos años, llegué a la universidad y con ello al teatro, descubrí un mundo fantástico donde aprendí los secretos de la interpretación y la representación. Oh sorpresa, descubrí poco a poco que la poesía no me desagradaba del todo.

Años más tarde, comencé a declamar  poemas semanalmente en La Peña Latina,  durante más de un año.  Ahí descubro, compruebo, constato y desde entonces doy fe, de que la poesía le encanta a casi toda la gente, especialmente a los jóvenes, sólo que la mayoría no estamos acostumbrados a tener encuentros amables con ella.

Al tiempo ya no solo disfrutaba y hacía que otros disfrutaran de la poesía sino que, haciendo acopio de arrojo, comencé a escribir mis primeros poemas.  Aquellos bocetos literarios con el tiempo se han ganado el corazón de dos o tres personas (además de mi mamá y mi esposa cuyos elogios sospecho que están influenciados por el amor que me tienen).

Lo cierto es que a la mayoría de las personas nos cuesta acercarnos a la poesía, cualquiera que sea de ésta su forma y presentación.  Por ello, y sin proponérmelo, viene a mi mente el viejo proverbio que dice “Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña”  y parafraseo el mío propio: Si la gente no va a la poesía, entonces que la poesía viaje y llegue hasta donde está la gente. En eso mi cerebro da un salto y se pregunta - Pero ¿Dónde  está la gente?  - la respuesta es más fácil que la tabla del uno. – la gente está en facebook.  – y decido  - pues entonces la poesía tiene que llegar hasta allá y en un formato amable, o si no, cuando menos amigable.

Los poemas fueron escritos, editados, publicados en un libro, presentados en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en 2009, grabados en audio y video, editados, cargados en youtube y finalmente “En Facebook” donde está la gente.

El poema ve el trayecto que ha recorrido  y suelta de sus letras un suspiro y un  “¡UF!”  ahora me conocen porque me conocen.

Y cansado de su viaje, sabe que lo que le espera es la parte más difícil, la exposición permanente al escrutinio del respetable público, aquel que no fue a por ella, (como se dice en España) y a quien ahora se le mete en su camino.

Sea pues, la poesía ha llegado al inicio de la pista de despegue, lo que dure en vuelo, será gracias a la acogida que el público le pueda dar.

No te reto, sólo a que la conozcas y la disfrutes.   







jueves, 24 de mayo de 2012

De filias y fobias políticas

Queríamos un México más participativo y democrático, pues aquí lo tenemos. La gente ya no se conforma con ir a votar o con abstenerse de hacerlo.  Ahora el pueblo se pronuncia cada vez con más fuerza y en más medios apoyando al candidato de su preferencia, y los que no acostumbraban votar porque ningún candidato les gustaba, ahora  salen a las calles  a decirle a todo mundo en contra de quién están.

Es bien sabido que en la guerra y en el amor todo se vale, lo que yo no sabía es que en las elecciones presidenciales también.  Porque sería escandaloso decir que esto que estamos viviendo es una guerra, y tampoco me avengo a la idea de considerarlo un asunto de amor. (Con perdón del candidato de la izquierda).  El amor es algo sublime y bien intencionado que debe ir dirigido a quien se ama. La guerra por su parte, es uno de los peores inventos del hombre, que generalmente va dirigido a quien se odia. La política en cambio, nos debe incluir a todos por igual, y por lo mismo, no debiera acercarse a ninguno de los extremos anteriores.

En algunas ciudades de mi México. Nos estamos preparando para hacer cambios de gobierno a nivel municipal, estatal y federal. Por tanto las manifestaciones proselitistas están por todos lados y a todas horas. Los coches lucen calcomanías de partidos y candidatos, los anuncios espectaculares están llenos de modelitos sonrientes que hasta parecen buena gente (y no me refiero a los del Palacio de Hierro), en los cruces de avenidas más importantes se reparte publicidad a diestra y siniestra, escuchar la radio es un martirio auditivo, hojear el periódico, ver la televisión, asomarte a la ventana, etcétera, “Todos los caminos te llevan… a algún candidato”.  Es imposible salir de tu casa con blindaje electorero.  Pareciera que los candidatos dijeron “Cada vez que un empadronado salga a la calle, a huevo se tiene que topar conmigo” y lo están logrando.

No tengo idea de cuánto sea la inversión económica en campañas, pero cómo me gustaría que ese dinero fuera invertido en reparar y embellecer nuestras ciudades que tanta falta les hace.  En un semáforo veo un anuncio espectacular y me pregunto ¿Cuáles serán las verdaderas intenciones detrás de esa blanca sonrisa? ¿Quién lo sabe?

Veo grupos de damas, antes apáticas a la política, ahora organizando eventos para recaudar fondos y votos a favor de algún candidato, veo el interés de la ciudadanía en las redes sociales apoyando a sus candidatos y exacerbando los defectos de sus contrarios, veo a un grupo de universitarios que alzan la voz, se dejan ver y se dejan escuchar al extremo de que los candidatos se asustan y mejor se van, veo que los universitarios están dispuestos a escuchar propuestas pero también hambrientos de exigir resultados y de conocer la verdad de todo aquello que les genere sospecha.

Me gusta ver un México más participativo, más interesado, más exigente con sus gobernantes. Me da tristeza ver gente apática a un tema de relevancia nacional, que bajo el pretexto de que su voto no va a cambiar el destino del país, se abstraen del proceso incluso como ciudadanos y no participan ni siquiera como espectadores.

En cambio, me emociona ver a las generaciones que van a votar por primera vez, como se han interesado en conocer, evaluar, criticar,  analizar  y en algunos casos ¿Por qué no?, dejarse llevar, por una u otra ideología.  Eso era lo que querían los candidatos, eso era lo que la clase política demandaba, una sociedad participativa, democrática e interesada, pues aquí la tienen, solo está por verse cual de todos presenta su mejor oferta.

P.D.  Uno de los más graves problemas que aquejan a nuestro país es la corrupción. Aquí le dejo una liga para ver “Hijos de la Burocracia”, una crítica al sistema burocrático mexicano.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Carlos Fuentes murió preocupado.

Ayer a las seis treinta de la mañana estaba leyendo en el diario la columna de Fuentes.  Siete horas más tarde por medio de la radio me enteré  de su muerte.

Al final de su columna en la cual aborda la toma de posesión del nuevo presidente de Francia, Fuentes declara:  cito “Nota mexicana.- Me preocupa e impacienta que estos grandes temas de la actualidad estén fuera del debate de los candidatos a la presidencia de México, dedicados a encontrarse defectos unos a otros y dejar de lado la agenda del porvenir.” , hasta aquí la cita, por eso deduzco  que murió preocupado.

Murió con la misma preocupación con la que muchos vivimos preocupados.  Lamento su pérdida en un momento en el que nuestro país, si algo demanda son pensadores.  Voces intelectuales que vean más allá de su parcela y sean capaces de hablar en favor de México.  Del este México del que Fuentes fue tan crítico y tan amante.  “ Inmenso país, cinco veces más grande que Francia, México quiere y se quiere, sin embargo, a través de lo pequeño.”  Comenta en su libro “En esto creo”  mientras resalta el valor inconmensurable que tiene para los mexicanos, la comida, la sobremesa, las canciones más tristes y las más alegres, los hombres más humildes y los más soberbios.

De su autoría recuerdo haber leído “Aura”, “Las Buenas Conciencias” y “En Esto Creo”  bella colección de ensayos y reflexiones de donde extraigo las citas que transcribo en esta columna. Citas como “La belleza sólo le pertenece al que la entiende, no al que la tiene.” 

Sin embargo recuerdo como mi mejor experiencia con Fuentes, no sus libros, sino una conferencia que impartiera hace quince o veinte años en el teatro de la ciudad de Saltillo, Coahuila. Donde habló de uno de sus temas más apasionantes: México.

Yo no entiendo por qué se mueren los intelectuales que aman tanto a esta tierra, habiendo tantos que ni gente pensante, ni  amantes de nuestro país, por el contrario, gente que nada más está viendo a ver de cual chichi le mama más a la vaca.

A un día de su muerte, el gobierno  le rinde un homenaje en el Palacio de las Bellas Artes, una muestra más de que casi siempre vamos tarde en todo.  Que bueno que se le reconozca su labor, qué lástima que no se lo hayan hecho en vida; seguro le habría gustado más y lo habría disfrutado mejor.

Carlos Fuentes murió un día del maestro. Y consciente de que no es lo mismo un profesor que un maestro, transcribo a continuación algunos fragmentos que nos legó a propósito de la educación, cito: “En la universidad, todos tenemos razón pero nadie tiene razón a la fuerza y nadie tiene la fuerza de  una razón única”.

“La educación, en todas partes, requiere un proyecto público que la apoye… Defendamos la educación pública. Pero el proyecto público requiere la cooperación del sector privado, que sin un proyecto público acabará marginando a sus posibles consumidores, toda vez que no es concebible en ninguna parte del mundo mayor producción sin mayor educación, ni mejores niveles de vida sin ambos. “ 

“Nadie pierde conocimientos si los comparte”   

“La universidad está llamada… a mediar entre las culturas, desafiando prejuicios, extendiendo nuestros límites, aumentando nuestra capacidad para dar y recibir y nuestra inteligencia para entender lo que nos es ajeno.”

“En la universidad podemos abrazar la cultura del otro, a fin de que los otros puedan abrazar nuestra propia cultura.”

El maestro también dejó reflexiones sobre la muerte, de esa cabrona (como también la llamaba) que no nos mata a nosotros sino a los que amamos.  Logra aprender tres cosas en su experiencia personal: la primera; que al morir un joven ya nada nos separa de la muerte. La segunda, es saber que hay jóvenes que mueren para ser amados más. Y la tercera, que el muerto joven al que amamos está vivo porque el amor que nos unió sigue vivo en nuestras vidas.

Carlos Fuentes, insisto, murió preocupado, y creo que esa es una condición natural de los pensantes, aquellos que no son capaces de poner su cerebro en blanco y dejar que el mundo gire con si fuera algo ajeno. 

En las reflexiones que hace sobre la política, expresa sus preocupaciones sobre la droga, sobre el deterioro de la civilización urbana, sobre las carreras armamentistas, sobre todo lo que atente contra la continuidad de la vida, sobre el capitalismo autoritario, sobre el regreso de los peores signos de fascismo: la discriminación racial, la persecución del trabajador migratorio, la explosión demográfica del mundo, etcétera.  En fin temas de impacto universal que forman nuestro entorno.

Alguien podría decirme ¿Por qué se mueren los intelectuales que tanta falta nos hacen, habiendo por ejemplo, tantos malos políticos?

Pese a toda su preocupación, el maestro Fuentes, nos deja un legado salido de su talento y su trabajo,  una lección de intelectualidad que me parece una franca invitación a la reflexión, a la preparación, al estudio, al raciocinio, al autodesarrollo, como el más franco camino hacia una mejor forma de vida.  


miércoles, 9 de mayo de 2012

Día de las Madres


 “Carta a Dios de un hombre que admira a la mujer”  (fragmento)
Querido Dios:

Aquí estoy otra vez. Tengo varias dudas, pero hoy te quiero preguntar esta: ¿cómo fue que se te ocurrió hacer a la mujer? No me conformo con esa idea de que fue sólo para acompañar al hombre. Para ello hubiera bastado alguien más sencillo. A mí me parece que tenías tu plan bien calculado con manzana y todo, y claro; no te lo reclamo, al contrario, te estoy muy agradecido.
Admiro a la mujer, porque pertenece a ese género que malamente hemos llamado sexo débil. Género que de débil no tiene nada. Creo que débiles hemos sido los hombres ante ellas a lo largo de la historia, que valiéndonos de falsas creencias o costumbres, queremos aparentar que formamos el sexo fuerte. Sentencia inútil que ni nosotros nos creemos.

Admiro a la mujer, porque a tal género pertenecen mis amores más cercanos. ¿Cómo no voy a admirar a la mujer, si tres de ellas han marcado mi vida y robado mi corazón? Mi madre, mi esposa y mi hija. Te voy a contar un poco de ellas para que las conozcas como las conozco yo.
Estoy seguro de que mi mamá comenzó a amarme antes de conocerme. Por mucho tiempo no entendí, de dónde podía sacar tanto amor. Yo la amo porque me dio la vida, y por si fuera poco me dio la libertad para vivirla. Además me amó después de amar a cuatro hijos, y al hacerlo podría jurar que su amor iba creciendo en vez de ir menguando.

¿Cómo no voy a amarla? Si por ella aprendí a respetar a la mujer en toda su dimensión; por ella aprendí que Dios aprieta pero no ahorca y que hay que saber hablar, pero que a veces, también hay que saber callar.
Mi madre, me enseñó muchas cosas prácticas, de esas que te sirven para ganarte la vida y para ser feliz en los pequeños detalles. Por ejemplo, fue ella quien me llevó de la mano por ese mundo maravilloso que es la cocina; donde uno puede entrenarse en el difícil arte de servir a los demás. Un mundo misterioso para muchos y lleno de pasión para los que como ella, igual ponen el corazón en una salsa, que en un asado de puerco, en una cena de gala o en un puchero de res.

Fue por ella y por la herencia que en ella dejó mi abuela, por quien aprendí a querer a las plantas, conocer sus nombres, y sus cuidados. Fue por ella que aprendí que un patio con macetas, es tan encantador como el mejor de los jardines.
Fue por ella que aprendí a rezar y a adorar al niño Dios en cada Navidad. Fue por ella que aprendí a poner el pino y a disfrutar de las tradiciones que me ligan con mi pasado. Fue con ella que aprendí que uno debe encomendarse a ti en las tareas difíciles; como por ejemplo al inicio del ciclo escolar el primer día de clases, o al salir de casa por la mañana, para que nos permitas volver con bien. Y también fue por ella que aprendí a darte las gracias por todas las bendiciones que recibimos.

Fue mi madre, quien me enseñó a escribir con “letra pegada”,  y a leer todo aquello que encontrara divertido o enriquecedor. Es una excelente conversadora y experta en el (cada vez más raro) hábito de saber escuchar. Por eso cada día que puedo, comparto con ella anécdotas y relatos sobre películas o libros que hemos visto o leído en común.
En fin, tu sabes la riqueza que envuelve su persona. Y por si fuera poco, en cada encuentro, cada ocasión, cada llamada en que el destino nos junta, siento que su emoción se desborda en cada palabra, y su amor llega hasta mi corazón. Y no conforme, ha hecho extensivo su cariño a mi esposa, a quien ve como a otra hija, y a mis hijos, con quienes su amor, no conoce límites ni escalas.  


El Amor se Transforma

Si en lugar de leerlo quieres ver el video, da clic en la siguiete liga: http://www.youtube.com/watch?v=MdifXld-4b4

El amor despierta, y toma forma de bostezo, se levanta, se talla los ojos y se mete a bañar, después despierta a los niños y comienza una agotadora faena.
El amor prepara el desayuno, arregla niños para la escuela, da un sorbo al café, recoge la ropa del suelo y los juguetes que, desde esta hora comienzan a estar fuera de su lugar.

              El amor aprieta el paso y toma forma de prisa. Sirve el desayuno, amenazando sobre lo que pasaría si nos manchamos la ropa, recoge las llaves, la tarea de la niña, la bolsa, la lista del supermercado, el biberón del bebé, sube y baja la escalera y sentencia desde el segundo piso que en un minuto el que no esté arriba del auto se quedará en la casa.
              El amor acelera, frena y vuelve a acelerar, tomando forma de últimas instrucciones antes de llegar a la escuela, luego coquetea con el espejo y sube el volumen de la radio. Con una mano conduce mientras con la otra pone un chupón y sacude las migajas del asiento trasero.

                El amor ve cómo su hija se aleja a su salón, y se alegra de pensar que sólo será por un instante. Luego toma forma de “lista de pendientes” y corre al banco, a la tienda, a la tintorería, y de regreso a casa pues hay que atender al bebé y preparar la comida.

El amor toma un breve respiro y un vaso de agua para después tomar forma de malabarista que ordena, cuece, limpia, enjuaga, sacude, recoge, corta, hierve, seca, aspira, riega, gratina, cambia un pañal y después se quema, revuelve, tuesta, calienta, descongela, va y regresa.

                El amor ve el reloj, y toma forma de “piloto de fórmula uno” que va y viene como un bólido,  no sin antes preguntar ¿cómo te fue, te divertiste? Y recoger la tarea, el suéter, la lonchera y el trabajo del día hecho con plastilina y sopa de colores;  al mismo tiempo, sonríe y saluda a propios y extraños.

El amor llega a casa y toma forma de mesero que, atiende, recalienta, sirve, pregunta, adorna, limpia, recoge, pone un babero, platica, lava, escucha, seca, guarda cosas y prepara otro biberón.
                El amor se sienta, pero no para descansar, sino para tomar forma de maestro y sastre al mismo tiempo, y entonces pregunta, enhebra, pinta, cose, recorta, explica, dobla camisas, dicta, pega botones, regaña un poco, extraña a papá, acomoda, cuelga, indica dónde está el pegamento blanco y después vuelve y plancha, desarruga, desmancha, limpia mocos, suena una sonaja, sube una bastilla, cambia otro pañal y explica la diferencia entre un cuadrado y un rectángulo.

El amor, se prepara para la recta final y toma forma de psicólogo-enfermero, y entonces persigue, alcanza, amenaza, consuela, baña, seca y pone pijamas en cada miembro de la familia que mida menos de un metro de altura. Después regaña, obliga, aconseja, tuesta pan, embarra mermelada, sirve leche y prepara el último biberón mientras se pregunta - ¿Dónde está papá? – Luego explica a los niños porque no deben saltar en las camas, ni comer chocolate después de las nueve de la noche. Por último lava dientes, reparte mililitros exactos de jarabe y  canta canciones de cuna.
              El amor suspira y se dispone a dormir.

                El amor duerme exhausto y se prepara para mañana, pues Dios le ha encomendado que cada día tome forma de mamá.
FELIZ DÍA DE LAS MADRES.


miércoles, 2 de mayo de 2012

Quiero Entrevistar a Adela


Sus promocionales la definen como “La periodista más reconocida de México” y honestamente considero que es verdad.

La primera vez que escuché el nombre de Adela Micha, me pareció tanto sonoro como poco agraciado. Cuando vi su imagen en televisión descubrí un rostro tanto enigmático como auténtico. No era un estereotipo de la pantalla, no era la clásica presentadora de la televisión. La recuerdo como titular de un segmento en el noticiero ECO, (por supuesto en un horario poco estelar). Haciendo su mejor esfuerzo por no pasar inadvertida. Y con perseverancia lo logró.
A varios años de aquella programación, ahora se ha convertido en una de las voces de mayor credibilidad de nuestro país y su nombre es sinónimo de profesionalismo y calidad.

Considero que la genialidad y la grandeza de su persona se hizo popular a raíz de la conducción del primer reallity show que hubo en México. Ahí dejó ver que detrás de la periodista existe un ser humano que vale la pena conocer.
En lo que recuerdo de su trayectoria. La he visto en la conducción de programas especiales, haciendo coberturas lo mismo de eventos oficiales, culturales o de carácter social.  Ha conseguido entrevistas con personalidades del mundo de la política, la cultura, los deportes, del espectáculo  y  de la sociedad civil en general. Frecuentemente es invitada a participar en programas de debate y análisis político.  Y finalmente algo que me encanta de su personalidad, es que se acerca a su público, revelado situaciones personales que la hacen ver como una persona común pero jamás corriente.

Innumerables veces, nos ha contado (es decir, a su público) acerca de sus amores, de sus hijos, de sus viajes, de sus comidas favoritas (entre ellas el champagne  “La burbuja”  y los tacos de “bisté”), ha celebrado sus cumpleaños, su pasión por el arte y la cultura  y hasta su más reciente mudanza.
No soy ni pretendo ser un biógrafo, solo quiero reconozco que admiro la trayectoria y el trabajo que Adela Micha ha hecho a través de tantos años y gracias al cual se ha logrado colar en la vida de muchos mexicanos para mantenernos informados de una forma amena y profesional.

Actualmente participa como estelar en la transmisión de noticias por la radio,  conduce otro noticiero por televisión,  conduce otro programa radiofónico semanal llamado  “Mujeres eligiendo”, escribe una columna semanal para el Excelsior; El periódico de la vida nacional, además, de manera muy activa, mantiene un constante contacto con sus miles de seguidores a través de las redes sociales y su página personal en internet.

¿Qué he aprendido de ella?
Que los proyectos ambiciosos requieren de una cabeza que de la cara, y un equipo profesional  que la apoye para poderlos llevar a cabo.

Que es importante tener altas aspiraciones profesionales, pero mantenerte los pies siempre en el suelo y tu mente cerca de tus clientes; en el caso de ella,  de su público.

Que la gente profesional y creativa, siempre tiene buenos proyectos en qué trabajar, y cuando no tiene los inventa.
Que se puede participar en varios proyectos de manera simultánea y ser exitoso en todos.

Que las relaciones públicas, nunca se sabemos hasta dónde nos pueden llevar.
Y hasta que una palabra altisonante de vez en cuando, dicha en el contexto y en el momento adecuado, suena muy bien.

¿Qué le preguntaría, si tuviera la oportunidad?
Le preguntaría que ¿cómo se visualizaba a si misma en varios años, cuando era la conductora casi desconocida  que tenía bajo su cargo una emisión de ECO?

¿Qué planes y proyectos vienen para el futuro?
¿Cómo se visualiza en cinco o diez años?, es decir ¿Haciendo qué?

¿En qué momento se dio cuenta de que se había convertido en “La periodista más reconocida de todo México”? y ¿En qué momento se propuso serlo?
¿Qué mensaje le compartiría a los jóvenes que actualmente están estudiando una carrera universitaria?

¿Qué mensaje le daría a los que ejercemos una profesión y somos parte de la sociedad económicamente activa del país?
¿Le preguntaría si se ha quedado con ganas de hacer algo porque hasta a la fecha no lo ha podido lograr?

¿También quisiera saber si hay algo en su vida profesional de lo que se haya arrepentido?
¿Cuál ha sido el momento más difícil de su carrera profesional?

En fin, la lista de preguntas a una persona como ella, me parece inagotable. No porque sea alguien famosa, sino porque es una mexicana que ha sabido abrirse espacio en un medio complejo y lo ha hecho con paso firme y decidido. Considero que esa labor es digna de elogio, de reconocimiento y de inspiración para muchos otros mexicanos.
Si pudiera entrevistar a Adela Micha, me despediría agradecido de su generosidad y le haría ver que la frase “Me lo dijo Adela” al menos para mi, ha dejado de ser referencia de una tropical canción, y se ha convertido en el sinónimo de una fuente de información confiable y veraz.