domingo, 2 de octubre de 2022

Conozcan a David Bokeh

Se autodescribe como: Padre, fotógrafo y retocador. Alguien que pone y quita personas de cuadros (Pinturas) y adorador de “La Bicha de Balazote” (Escultura Ibérica). @DavidBokeh

Conocí su trabajo gracias a twitter, esa ágora del siglo XXI que nos pones a todos a un mismo nivel como en una misma plaza. Lo encontré por mi afición a la pintura y al arte en general, como consecuencia de seguir cuentas de artistas, museos, etc. Y de entre tanto, un buen día di con él.
Ignoro si David sería capaz de entrar a hurtadillas a un museo y robarse un cuadro, pero no lo creo, además eso es tan burdo y ordinario, que lo podría hacer casi cualquiera. David hace lo que ninguno, él es capaz de entrar a un cuadro y robarse a las personas que aparecen en él.
Parece insólito, pero es verdad. Quisiera decir que su trabajo es real, pero obviamente es virtual y tan virtual que parece real. David no toca las piezas, no las maltrata, no las profana, más bien, las explora, las estudia, las analiza y luego les dice a los protagonistas: “Todos a casa que voy a limpiar.” Y salen todos del cuadro, como si los modelos tuvieran sus horas de descanso cuando cierra el museo. ¡Vamos!, si las salas se quedan solas, ¿Por qué los cuadros no pueden quedarse también? ¿Acaso Adán y Eva nunca tienen frío o el más mínimo pudor como para envolverse en una frazada por un rato?, y la muchacha que pintó Dalí asomándose por la ventana ¿No se cansa de ver el Mediterráneo?
Aunque trataré de hacer una descripción, la obra de David se tiene que ver. Imaginemos por ahora que viajamos hasta Francia, a la ciudad Luz, entramos al museo de Louvre con la ilusión de ver a la Gioconda o Mona Lisa de Leonardo Da Vinci, y después de recorrer el vestíbulo, los pasillos y las galerías que te lleva la sala más concurrida de todo el museo, ves la pintura, la reconoces, pero algo pasa, no está como la esperabas, la protagonista ha salido del cuadro, ahí está el fondo, el murete que tiene a sus espaldas y el emblemático paisaje en perspectiva que va de marrones y ocres a grises azulados. Sólo falta ella.
Lo mismo pasa si vas al Prado en Madrid, Ilusionado entras a la sala de Velázquez y al fondo, en el mejor lugar esperas ver a las famosísimas Meninas, pero han vaciado la habitación por completo y han sacado hasta al perro. Como si les hubieran dicho: ¡A tomar un descanso, chicas!, afuera todos, y usted también maestro Velázquez, que voy a barrer para que trabaje más a gusto, terminando les aviso para que sigan en lo suyo.
Me parece fantástico el trabajo de David, su obra nos permite apreciar el arte de un modo distinto, los fondos, los escenarios, la arquitectura, los paisajes al natural, la nueva composición de la obra nos obliga a re admirarla poniendo el foco en elementos distintos a los habituales y que quizá no habíamos visto.
Además, imagino que los personajes lo deben adorar, si les ha venido a dar un descanso. Imaginen la lumbalgia que tendrán las espigadoras de Millet, agachadas desde 1857, y el Saturno que muerde al hijo pero ni lo mastica ni lo traga nunca.
Celebro que la tecnología nos permita conocer y explorar e imaginar nuevas formas de arte y de comunicación, y celebro que haya artistas como David Bokeh que muestren su talento al mundo para seguir difundiendo el arte desde perspectivas nunca antes vistas. Bravo, David.