domingo, 19 de abril de 2015

"10 AÑOS no son nada... son todo" El Bebé Crece (Capítulo XVIII)

    Conforme va pasando el tiempo, querido hijo, te darás cuenta de que aquello que al principio te costaba tanto trabajo, ahora son actividades que has incorporado a tu vida diaria.
    Tareas como bañar al bebé, cambiarlo, prepararle sus alimentos, subirlo y bajarlo de la carriola o del auto, llevarlo y traerlo, en fin, te has vuelto un experto en este tema. Parece mentira, pero recordarás con gusto la vez que intentaste plegar una carriola y tuviste que pedir apoyo al dependiente de la tienda, ahora esa tarea te parecerá de lo más sencillo y la podrás hacer con una sola mano mientras con la otra detienes al bodoque.
    ¿Preparar biberones?, eso cualquier barman que se haga respetar lo debería saber hacer… calientas el agua, le pones el polvo correspondientes, agitas y listo, como recién salido de la vaca.
    Y ni qué decir de cambiar un pañal. Si antes te parecía que era algo sucio que jamás ibas a hacer, sorpréndete, pues quizá llegue el día en que lo hagas con una sola mano mientras con la otra detienes un cronómetro y tratas de batir tu propio récord.
    El tema es que cuando la criatura crece, experimentas cosas nuevas. Y es lógico pensar que todas esas nuevas experiencias las vas a querer compartir con alguien. Por eso es sumamente importante que las parejas en esta etapa, convivan con otras parejas que esté viviendo un proceso similar.
    Qué frustración es querer platicar temas de niños, cuando no tienes a nadie interesado en el tema, ya sea porque los demás pasaron por esa etapa hace varios años, o porque los demás todavía no llegan a esa etapa en la que tú te encuentras.
Imagina la situación en la que alguien que todavía no es mamá, te hace un simple cumplido:
- Qué lindo tu bebé…
- Gracias, la verdad si, está bien lindo y bien grande, ya pesa casi 5 kilos, y apenas tiene 4 meses, 2 semanas y 3 días, y mira, ya se toma todo el biberón completo… no sabes lo buenísimos que salen los de esta marca… y mira sus pañaleros, ya casi no le quedan… híjole creo que ya se ensució… ¿No hay problema si lo cambio aquí verdad?...
    Y mientras la nueva mamá habla y habla, la pobre chica arrepentida de haber abierto la boca, no dejará de preguntarse por qué no habrás dicho simplemente “Gracias”.
    De igual manera sucede cuando la interlocutora le lleva años de experiencia a la nueva mamá:
- Qué lindo tu bebé…
- Gracias, la verdad si, está bien lindo y bien grande…
- Pues que bueno que estés tan contenta, porque no sabes lo que te espera… nada más deja que empiece a comer papilla, a gatear, a caminar y a comerse la tierra de las macetas… ahí te quiero ver… Ay chula, no sabes todo lo que te falta…
    Y la pobre mamá nueva, sentirá que su experiencia por extraordinaria que sea, no impresiona a nadie. Así que lo mejor para mantener el ánimo y la buena vibra en una mamá nueva, es la convivencia con otras mamás nuevas iguales que ella. Así se generará una espiral ascendente de mujeres interesadas en el mismo tema con emociones, angustias y achaques similares, pero también con una nueva experiencia de vida en la que se ven realizadas y que las vuelve únicas e irrepetibles.

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