miércoles, 28 de diciembre de 2011

Deseos para ti, propósitos para mí.

Deseos para ti, propósitos para mí.
La última noche del año, siempre es motivo de celebración y de reflexión. Es común que la gente haga el recuento de sus acciones a lo largo de  todo el año (generalmente sólo se acuerdan de lo que les conviene), también solemos recordar los lugares que visitamos, con quienes nos encontramos y a quiénes tristemente tuvimos que despedir para siempre. La noche del año viejo, irremediablemente tiene un dejo de nostalgia.
Pero ¿A quién no le gusta estrenar un año nuevo? Tan pronto como un año termina comienza otro nuevecito. Es como un cuaderno en blanco, como una prenda anhelada sin estrenar. Tiene uno la oportunidad en las manos de hacer con ese nuevo año aquello que nos hará sentir mejores y ser más felices.
No voy a caer sin embargo, en la tentación de hacer lista de deseos para mi persona. Por esta ocasión, los deseos  los reservaré sólo para los demás, para mí pienso hacer una lista, pero de propósitos. Ya que los deseo no son más que las ganas de que algo suceda, en cambio el propósito, es el deseo, más las ganas de hacer algo al respecto para que las cosas sucedan y no solamente esperar. Tener un propósito, es estar dispuesto a ir por aquello que queremos.
Primero que nada, me hago el firme propósito de no desear cosas huecas ni subjetivas: Frases como “Te deseo lo mejor” (¿lo mejor de qué?, preguntaría yo) o la otra de “ya sabes lo que te deseo” (No, no lo sé, que fregados me deseas, mejor dímelo, porque si me lo imagino, quién sabe si salgas bien librado) o qué tal la frase “Mis mejores deseo para este año” (Gracias, ¿Pero cuáles son?, insisto) pues en cualquiera de las tres frases, no tengo la más remota idea de que es aquello que me están deseando.  Por eso alguien sabio, me recomendó que ante una situación de este tipo siempre conteste “Que aquello que me desees, Diosito te lo multiplique”.
Diferente es decirle a alguien: Te deseo salud, te deseo que tu familia se consolide en la unidad y en el amor, te deseo que en tu trabajo te sientas realizado como profesionista y que tu trabajo sea remunerado justamente, te deseo que en este año puedas leer los libros de tu agrado y que al paso de los años recuerdes algo de ellos (no como otros). Te deseo que este año tengas más tiempo para para compartir con tu familia y para disfrutar de tus pasatiempos favoritos. Te deseo que este año puedas hacer ese viaje que tanto has planeado, te deseo que este año termines tus estudios, consigas el trabajo que quieres, encuentres a la pareja que tanto anhelas, veas cumplir el sueño de tu nueva casa, etcétera.  Deseos concretos que hagan ver a la persona que recibe el deseo, que estás al pendiente de ella y que lo que le deseas es sincero y no una frase estandarizada para cubrir un protocolo.
“Eres el profundo deseo que te impulsa, como es tu deseo es tu voluntad, como es tu voluntad son tus actos y como son tus actos es tu destino.” Esta es una frase procede de un texto sagrado hindú que data de varios siglos antes del nacimiento de Cristo.  Y su contenido sigue siendo en nuestros días tan inspirador como cierto.
¿Y sobre la lista de propósitos? Bueno pues dicen que al decretarlos públicamente se convierten en compromisos y por tanto uno esta comprometido a cumplirlos o a quedar mal. Así que tenga cuidado con lo que decreta, pues siempre habrá a su lado alguien que le recuerde cuando no este haciendo la tarea correctamente.
Dijo un buen amigo, que lo bueno del 2011 es que ya se acabo, creo que en parte tiene razón, este año para mucha gente fue un año duro, difícil, triste, pero para muchos otros este año fue el año de la suerte, el de la felicidad plena, el de las alegrías, el del nacimiento esperado, el de la boda que parecía que nunca iba a llegar, para algunos fue el año del divorcio que te tenia sujeto a algo que ya no querías o el año en que finalmente te ganaste un reintegro en la lotería. En fin, este año fue como muchos tantos años, un año mas para todos aquellos que llegamos hasta el final, por eso vale la pena hacer el ejercicio y preguntarte  ¿Para mí el 2011 fue un buen año o un mal año? y ¿por qué?  Compártalo con su familia y vea que hermoso ejercicio de reflexión va a lograr. Quizá se entere de cosas que ni siquiera había imaginado. Además si tiene la dicha de escuchar las doce campanadas que anuncian el año nuevo, recuerde lo que sabiamente dijo el filosofo Nietzsche: “Todo lo que no nos mata, nos fortalece”

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Los pastores a Belén, y nosotros a Saltillo...


Los pastores a Belén  y nosotros a Saltillo… pero todos a lo mismo.

La Navidad está en puerta.  En algunas personas la sensibilidad se nos pone a flor de piel. Es época de hacer reflexiones y pasar un rato en silencio escuchando nuestra voz interior.

Claro, siempre y cuando los niños ya se hayan dormido:  

-          Papá, explícame ¿Por qué hay un niñito Dios y un Diosito que está en el cielo y otro que está  lleno de sangre en una cruz en el buró de tu cuarto?… ¿Es el mismo o son muchos o qué?

-          Mira hija, Dios Padre, está en el cielo, desde allá nos ve y nos ha visto siempre, y hace muchos años,  se dio cuenta de que la gente a veces se portaba bien y a veces se portaba mal. Incluso había algunos que casi siempre se portaban mal.  Y pensó – si bajo a la tierra y me les aparezco a todos para decirles que se porten bien, algunos se van a asustar cuando me vean,  así que mejor les voy a mandar a un hijo mío, para que nazca como cualquier otro bebé, y cuando crezca se encargue de decirles a todos que se porten bien. Eso es lo que voy a hacer. 



Dios padre estaba muy emocionado con su idea de mandar un hijo al mundo, cuando se dio cuenta de que no podía mandar un bebé, sin antes tenerle lista a una familia para que lo cuidara mientras era pequeño.  Entonces, comenzó a buscar a la mejor de  todas las mujeres que había sobre la tierra, y encontró a una mujer que era la más buena de todas. Se llamaba María y tan buena era ella, que Dios Padre la escogió para que fuera la madre del nuevo bebé que les iba a mandar. 



Pero como Dios no podía bajar del cielo a buscar a María, le pidió a un ángel que le diera la noticia: El ángel  fue hasta donde estaba María, y después de saludarla  le dijo que era una mujer muy afortunada (Dios te salve María, llena eres de gracia) ya que por haber sido tan buena, Dios la había escogido para ser la madre de un niñito que se llamaría Jesús, (El señor, está  contigo,  bendita eres entre todas las mujeres).   María se puso muy contenta  y le dijo que le daba mucho gusto ser la Madre de aquel  niño, (Eh aquí la esclava del señor, hágase en mi según tu palabra).  Después María le preguntó al ángel que cómo iba a poder tener y cuidar al niño ella sola. El niño necesitaría de un papá y el ángel le dijo que no se preocupara por eso, (y bendito es el fruto de tu vientre)  el niño va a tener al mejor papá del mundo.



-          ¿Cómo tú? – me dijo mi hija abriendo sus grandes ojos.



Hice una pausa y tragué saliva para deshacer el nudo que se formó en mi garganta.



-          No hija, yo soy un papá como cualquier otro, el papá de Jesús era alguien muy especial. Se llamaba José y era carpintero. 

El ángel le dijo que debía cuidar y amar muchísimo a María porque en su pancita llevaba al hijo de Dios, y que cuando naciera se debería llamar Jesús.



José se puso tan contento que a partir de ese momento cuidó a María y la apoyo en todo lo que ella necesitaba.

Después de algunos meses llegó el momento en que Jesús tenía que nacer, y tanto José como María estaban muy preocupados porque no tenían una casa para que el niño naciera. Así que comenzaron a pedirle a la gente de la ciudad que les dieran permiso de quedarse en sus casas, pero nadie quiso dejarlos entrar…

-          ¿Por qué? – preguntó mi niña sintiendo pena por María

-          Porque nadie los conocía y además nadie les creía que el bebé que iban a tener era el hijo de Dios.

-          Yo si les hubiera creído y si los hubiera dejado entrar.

-          Si, hija porque tú todavía conservas una virtud que tienen todos los niños pero que con el tiempo los grandes la vamos perdiendo, se llama inocencia.

-          ¿Pero qué pasó después?

-          Pasó que José y María continuaron buscando por todo Belén algún lugar en dónde quedarse, hasta que encontraron un establo lleno de animales donde pudieron refugiarse.  Como hacía tanto frío, a José y a María no les importó meterse ahí, y en cuanto lo hicieron, miles de estrellas comenzaron a brillar en el cielo encima de aquel establo anunciando a todos los habitantes de Belén que estaba por nacer el niñito Jesús.

Por eso nosotros ponemos un pino lleno de foquitos encima del nacimiento, para que te puedas imaginar cómo se veía el cielo de Belén aquella noche.

Con tanto brillo sobre sus cabezas, los pastores se dirigieron hasta donde estaban las estrellas más brillantes y ¿qué crees que encontraron?

-          ¡Que el niñito Jesús ya había nacido!  (y el verbo se hizo carne…)

-          Así es, y todos fueron a estar cerquita de él para conocerlo y para darle calor, comida, cobijitas y para ayudar a María y a José en todo lo que podían. A partir de ese momento la familia de Jesús, José y María estuvo más unida que nunca y Dios padre desde el cielo les mandó bendiciones para que el amor nunca faltara en su hogar.

-          ¿Y vivieron felices para siempre?

-          No, para siempre no, porque eso solo sucede en los cuentos, y esto que te digo no es un cuento, esta fue una historia de verdad. 

-          ¿Y el niñito Jesús ya se murió?

-          Se murió en la tierra, pero vive en el cielo con su Papá, que es Dios Padre, y vive en tu corazón cada vez que te acuerdas de él.

-          Siempre me voy a acordar de él para que siempre viva con nosotros.

-          Ojalá que así sea, hija, ojalá que siempre tengas al niñito Jesús en tu corazón (… y habitó entre nosotros).


miércoles, 14 de diciembre de 2011

La Casa Huele a Buñuelos


La casa huele a buñuelos. Uno abre la puerta del hogar, y el inconfundible aroma de canela con manzana lo invade todo recordándonos que ya casi es navidad. “Huele a diciembre” suele ser una frase para evocar que el último mes del año tiene un saborcito especial que no tienen los otros meses.  Por fortuna, y en función de que nunca falta un mormado que dice “yo no huelo a nada”, el mes de diciembre no sólo se huele distinto a los demás, sino que también se ve y se escucha diferente.

La casa se llena de luces y adornos en tonos de rojo y dorado, las charolas con galletas y repostería comienzan a aparecer como por arte de magia,  la música de villancicos va abriéndose espacio entre las estaciones de radio y los programas de televisión, donde artistas nuevos y experimentados van sacando a la luz su más reciente versión de la navidad.

Todo esto ocurre mientras los papas y las mamás hacemos planes para decidir, donde y con quién vamos a pasar las fiestas, qué le vamos a regalar a nuestros seres queridos, qué le vamos a regalar a los no tan queridos, cómo vamos a exprimir el aguinaldo  y cómo le va a hacer Santa Claus para conseguir ese juguetito de moda que está agotado en toda la ciudad.

No están para saberlo, pero existen unas muñecas espantosas llamadas “Monster High”, que a las niñas de seis años les parecen encantadoras, particularmente una de ellas llamada Draculaura, cuyo nombre estriba en el supuesto de ser la hija de Drácula.

-          ¿A poco no está padrísima, Papá?

-          Si, hijita, sobre todo por los colmillos y ese sarcófago que tiene por cama

-          Se la voy a encargar a Santa Claus.

Cada vez que veía a la mentada Draculaura me acordaba de Germán Robles.  Mas sin sobreponerme a la idea de que tarde o temprano tendría que hacerme de una de aquellas monstruosas muñecas, como de costumbre suelo hacerlo, lo dejé para el último.

No saben lo humillante que resulta soportar la risilla burlona del empleado de la juguetería que te pregunta: - ¿A poco piensa que la va a encontrar? , está agotada desde el mes pasado.

En una de mis tantas e infructuosas búsquedas y estando ya desesperado tanto por haberme convirtiendo en la comidilla de los jugueteros, como por no conseguir la mentada muñeca,  vi como un tráiler de juguetes llegaba a Wallmart a fin de ser descargado en el acto. Rápidamente conminé a uno de los cargadores a que me buscara el preciado juguete y después de media hora me dijo:  - Pues están todas las demás muñecas, menos la Draculaura. 

Sumido en mi desesperación me puse a imaginar: si Ricardo III, quien fuera Rey de Inglaterra, inmortalizó la frase  “Mi reino por un caballo” ¿No podría  yo pasar a la historia acuñando una versión más moderna y más llegadora?  “Mi reino por una Draculaura”   y en esas estaba cuando mi señora (que todo lo sabe y todo lo ve) me llamó para decirme: - Habemus Draculaurus, ya la consiguió tu hermana en Saltillo.  Humo blanco al fin.



Así la vamos pasando los papás y las mamás, así se nos van los días y así se nos van los meses, pero el mes de diciembre, tiene la particularidad de que no se nos puede ir sin que nos invite a hacer un pequeño examen de conciencia.

El final de un año, siempre sirve para evaluar cómo nos fue y cómo vamos a iniciar con el siguiente. Qué esperamos de nosotros mismos, y qué esperamos también de los demás. Que nos vamos a proponer en lo personal, en lo familiar, en lo laboral y como sociedad.

Este año 2011, el mundo vivió sucesos que fueron desde fenómenos naturales que devastaron ciudades, hasta crisis económicas que tiene a países sumidos en la desesperación y la pobreza. La violencia se recrudeció en países como el nuestro, hasta el extremo llegar a ver atentados contra la población civil. Actos terroristas de gente que como dice Serrat “…no conocen ni a su padre cuando pierden el control, ni recuerdan que en el mundo hay niños”

Diciembre es un mes donde la sensibilidad se nos pone a flor de piel, donde se vale recordar a los que ya no están, pero sobre todo, debemos aprovechar a los que todavía estamos aquí, para decirnos cuánto nos queremos y cuánto nos necesitamos.

Diciembre es un mes para reunirnos en familia, no importa si somos muchos o pocos, lo verdadero e importante es recordar que como familia somos únicos e insustituibles. Algunos se nos adelantan en el camino de la vida, no son un misterio, son luceros en el firmamento que guían nuestros pasos y que poco a poco nos van acercando a Dios.

La casa huele a buñuelos, es un buen momento para pensar, es un buen momento para orar.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Creo más en Santa Claus que en los precandidatos

Querido Santa Claus, para que te des una idea, te informo que creo más en ti que en los precandidatos que quieren gobernar mi país. Por eso prefiero escribirte esta carta a ti, que escribir peticiones al congreso con la esperanza de que sean elevadas a iniciativa de ley.  

Te cuento que recientemente terminó la Feria Internacional del Libro en Guadalajara. Evento donde se dieron cita varios políticos de nuestro país y entre ellos, algunos de los precandidatos que aspiran a dormir en “Los Pinos” durante el próximo sexenio. No sé cuan cómodas sean las camas presidenciales, pero algo me hace pensar que los que duermen ahí, descansan poco.

Sin embargo, lo que más llamó mi atención no fue que asistieran  al evento, sino enterarme de que los aspirantes de marras, ahora también escriben libros. - ¡Dios mío! ¿En dónde se estudia para ser político y escritor al mismo tiempo?

Yo pensaba, querido Santa, que a los políticos solo les daba por publicar libros (diciendo que ellos los habían escrito, por supuesto) después de haber sido presidentes. Sin embargo estos cuates, ávidos de reflectores, están publicando “su propio libro” antes de sentarse en la silla. Me intriga pensar ¿Qué van a querer escribir después? ¿Una enciclopedia?

Yo me pregunto: ¿En dónde estaban estas mentes iluminadas que tienen, deja tu el talento, “El Tiempo” para escribir un libro y ser simultáneamente candidatos a la presidencia de un país? ¡Gente multifuncional, es lo que necesita México!

Aquí parafraseo a Gabriel Zaid, tomando un fragmento de su libro “Los Demasiados Libros” donde subraya: “Debería ser obligatorio para todo escritor, haber leído mil libros antes de pretender escribir uno.”  Zaid, desvela el aura de misterio que existe detrás de cada libro y le pregunta al escritor ¿Y tú para qué escribes?,  ¿Para tu público de lectores?, ¿Para el mercado?, ¿O para tu currículum? Y con ejemplos palpables, en reiteradas ocasiones hemos visto que por más que se quiera ocultar la verdad, ésta siempre sale a flote, como la espuma.

Durante muchos años, querido Santa,  la política de nuestro país ha estado manejada por políticos de muy baja ralea, que han manipulado escenarios y mentiras a su antojo y conveniencia. En la actualidad, seguimos siendo testigos de fraudes, abusos, excesos, corruptelas y más mentiras, que tienen por común denominador la falta de valores éticos y de compromiso con la ciudadanía.  Pero insisto, el problema no es la política, sino la forma de actuar de muchos políticos. Bastará leer “Política para Amador” de Fernando Savater, para entender claramente esta diferencia. No se ustedes, pero yo estoy cansado de escuchar discursos demagógicos y de ver como se llenan los auditorios de aplausos lisonjeros. Estoy cansado de la mercadotecnia y de que me quieran vender la imagen de un candidato como si fuera un artículo de consumo.  El resultado de tantos años así, es que tenemos una clase política tan devaluada, que cuesta trabajo creerle hasta cuando nos dice la verdad.  

Hay un principio que dice  “Si dos personas que trabajan juntas siempre están de acuerdo, es porque una de las dos no sirve para nada.” Este principio alude al hecho de que cada persona es única y por lo tanto merecedora de los tres derechos universales que debería tener todo ser humano: Derecho a sentir, derecho a pensar y derecho a expresar lo que siente y lo que piensa. Pues yo me pregunto: ¿Cómo hacen en las bancadas de las diferentes cámaras, para estar siempre de acuerdo entre sí, pero en contra de los demás? Me imagino un procedimiento así:

-          Todos los señores de corbata roja digan “que si” cuando los de corbata azul digan “que no” y viceversa.

-          ¿Y yo que digo licenciado?

-          ¿Pues de qué color es su corbata compañero?

-          Amarilla, creo.

-          Ah pues usted diga que “no” a todo, siempre.

-          Pues déjeme ver, porque no estoy de acuerdo.

-          Perfecto, compañero, ya me entendió.

Por todo lo anterior, querido Santa, y en virtud de que este año he sido un ciudadano más o menos bien portado, para esta navidad quiero pedirte lo siguiente:

Que les des a  los políticos que llevan las riendas de nuestro país, sabiduría y valor para que tomen las decisiones correctas, sin considerar los costos políticos que estas conlleven.  

Que los candidatos que aspiran a ser presidentes de México esgriman propuestas claras y firmes que nos lleven a tener un mejor país.

Que la paz vuelva a sentirse en las calles de todos los pueblos y de todas las ciudades de México.

Que la impunidad y la corrupción se vuelvan parte de la historia de nuestro México y no sigan siendo el modus operandi de miles de mexicanos.

Que la educación, el empleo, la economía, la seguridad y la salud sean parte medular del plan de trabajo del próximo presidente.

Y aunque quisiera alargar la lista, digamos que por ahora me basta con eso…

Entiendo querido Santa, que hay dos caminos para ver cumplidos mis deseos: Un camino políticamente viable y otro totalmente milagroso. El políticamente viable, consiste en que te apiades de mis peticiones y me las concedas el día de Navidad. El camino milagroso sería que los políticos de todas las bancadas se pusieran de acuerdo para trabajar juntos por el bien de nuestro hermoso país, pero entiendo que está cabrón.  

Mientras seguimos trabajando, veamos qué sucede primero.