miércoles, 21 de diciembre de 2011

Los pastores a Belén, y nosotros a Saltillo...


Los pastores a Belén  y nosotros a Saltillo… pero todos a lo mismo.

La Navidad está en puerta.  En algunas personas la sensibilidad se nos pone a flor de piel. Es época de hacer reflexiones y pasar un rato en silencio escuchando nuestra voz interior.

Claro, siempre y cuando los niños ya se hayan dormido:  

-          Papá, explícame ¿Por qué hay un niñito Dios y un Diosito que está en el cielo y otro que está  lleno de sangre en una cruz en el buró de tu cuarto?… ¿Es el mismo o son muchos o qué?

-          Mira hija, Dios Padre, está en el cielo, desde allá nos ve y nos ha visto siempre, y hace muchos años,  se dio cuenta de que la gente a veces se portaba bien y a veces se portaba mal. Incluso había algunos que casi siempre se portaban mal.  Y pensó – si bajo a la tierra y me les aparezco a todos para decirles que se porten bien, algunos se van a asustar cuando me vean,  así que mejor les voy a mandar a un hijo mío, para que nazca como cualquier otro bebé, y cuando crezca se encargue de decirles a todos que se porten bien. Eso es lo que voy a hacer. 



Dios padre estaba muy emocionado con su idea de mandar un hijo al mundo, cuando se dio cuenta de que no podía mandar un bebé, sin antes tenerle lista a una familia para que lo cuidara mientras era pequeño.  Entonces, comenzó a buscar a la mejor de  todas las mujeres que había sobre la tierra, y encontró a una mujer que era la más buena de todas. Se llamaba María y tan buena era ella, que Dios Padre la escogió para que fuera la madre del nuevo bebé que les iba a mandar. 



Pero como Dios no podía bajar del cielo a buscar a María, le pidió a un ángel que le diera la noticia: El ángel  fue hasta donde estaba María, y después de saludarla  le dijo que era una mujer muy afortunada (Dios te salve María, llena eres de gracia) ya que por haber sido tan buena, Dios la había escogido para ser la madre de un niñito que se llamaría Jesús, (El señor, está  contigo,  bendita eres entre todas las mujeres).   María se puso muy contenta  y le dijo que le daba mucho gusto ser la Madre de aquel  niño, (Eh aquí la esclava del señor, hágase en mi según tu palabra).  Después María le preguntó al ángel que cómo iba a poder tener y cuidar al niño ella sola. El niño necesitaría de un papá y el ángel le dijo que no se preocupara por eso, (y bendito es el fruto de tu vientre)  el niño va a tener al mejor papá del mundo.



-          ¿Cómo tú? – me dijo mi hija abriendo sus grandes ojos.



Hice una pausa y tragué saliva para deshacer el nudo que se formó en mi garganta.



-          No hija, yo soy un papá como cualquier otro, el papá de Jesús era alguien muy especial. Se llamaba José y era carpintero. 

El ángel le dijo que debía cuidar y amar muchísimo a María porque en su pancita llevaba al hijo de Dios, y que cuando naciera se debería llamar Jesús.



José se puso tan contento que a partir de ese momento cuidó a María y la apoyo en todo lo que ella necesitaba.

Después de algunos meses llegó el momento en que Jesús tenía que nacer, y tanto José como María estaban muy preocupados porque no tenían una casa para que el niño naciera. Así que comenzaron a pedirle a la gente de la ciudad que les dieran permiso de quedarse en sus casas, pero nadie quiso dejarlos entrar…

-          ¿Por qué? – preguntó mi niña sintiendo pena por María

-          Porque nadie los conocía y además nadie les creía que el bebé que iban a tener era el hijo de Dios.

-          Yo si les hubiera creído y si los hubiera dejado entrar.

-          Si, hija porque tú todavía conservas una virtud que tienen todos los niños pero que con el tiempo los grandes la vamos perdiendo, se llama inocencia.

-          ¿Pero qué pasó después?

-          Pasó que José y María continuaron buscando por todo Belén algún lugar en dónde quedarse, hasta que encontraron un establo lleno de animales donde pudieron refugiarse.  Como hacía tanto frío, a José y a María no les importó meterse ahí, y en cuanto lo hicieron, miles de estrellas comenzaron a brillar en el cielo encima de aquel establo anunciando a todos los habitantes de Belén que estaba por nacer el niñito Jesús.

Por eso nosotros ponemos un pino lleno de foquitos encima del nacimiento, para que te puedas imaginar cómo se veía el cielo de Belén aquella noche.

Con tanto brillo sobre sus cabezas, los pastores se dirigieron hasta donde estaban las estrellas más brillantes y ¿qué crees que encontraron?

-          ¡Que el niñito Jesús ya había nacido!  (y el verbo se hizo carne…)

-          Así es, y todos fueron a estar cerquita de él para conocerlo y para darle calor, comida, cobijitas y para ayudar a María y a José en todo lo que podían. A partir de ese momento la familia de Jesús, José y María estuvo más unida que nunca y Dios padre desde el cielo les mandó bendiciones para que el amor nunca faltara en su hogar.

-          ¿Y vivieron felices para siempre?

-          No, para siempre no, porque eso solo sucede en los cuentos, y esto que te digo no es un cuento, esta fue una historia de verdad. 

-          ¿Y el niñito Jesús ya se murió?

-          Se murió en la tierra, pero vive en el cielo con su Papá, que es Dios Padre, y vive en tu corazón cada vez que te acuerdas de él.

-          Siempre me voy a acordar de él para que siempre viva con nosotros.

-          Ojalá que así sea, hija, ojalá que siempre tengas al niñito Jesús en tu corazón (… y habitó entre nosotros).


1 comentario:

Edson García dijo...

Siempre es muy grato leerte, pero en esta ocasión me encanto de sobremanera el resumen del significado de la navidad, nuestros mejores deseos para Ti y tu familia.