miércoles, 28 de septiembre de 2011

"Cosas de Mujeres"




Cosas de Mujeres

Mi hija me informó que iba a salir con su mamá.

-          ¡Qué bien! – le dije - ¿A dónde van a ir?

-          No te lo puedo decir, – me contestó haciendo una mueca  -  son “Cosas de Mujeres”.

Hasta se me dilataron las pupilas. Pero es inevitable, mi pequeño retoño está creciendo.  

-          Pues que les vaya bien, - le dije sin remedio – váyanse y diviértanse mientras los hombres de la casa, aquí nos desangramos de envidia.

Esperé hasta su regreso para saber que efectivamente habían hecho “Cosas de Mujeres” (díganme si no): Se probaron zapatos y ropa sin tener la intención de comprar nada, entraron a todas las tiendas que quisieron sin tener la presión (es un decir) de saber que los hombres estamos esperando afuera, vieron pinturas y accesorios para cabello y uñas hasta que se fastidiaron y finalmente compraron unos borradores con forma de frutas y paletas de colores.

Cosas simples y sencillas son las “Cosas de Mujeres”

Sin embargo, esta semana se discutió en la Suprema Corte de la Nación, la constitucionalidad o inconstitucionalidad de despenalizar el aborto.  Tema polémico que divide y confronta opiniones.

Pareciera que el veredicto de la corte debe escoger entre el derecho a la vida del no nato o el derecho a la libertad de la mujer. Es una discusión infinita, puesto que se debate entre dos conceptos que no debieran ser excluyentes.

No se puede pensar que quien está a favor de la vida, forzosamente está en contra de la libertad de decidir de la mujer.

Ni tampoco se puede afirmar que quien defiende la libertad del género femenino, está deseando la muerte del no nacido.

Detrás de un aborto generalmente existe una historia de dolor. Me cuesta pensar que alguien aborte feliz de la vida.  Decir que es un delito me parece radical. Podrá ser un pecado, pero ese es otro tema.  

Hoy me pronuncio a favor de la vida, con más convicción desde que soy  padre. No estoy a favor del aborto, me parece que tanto abortar como hacer abortar es arrebatar una oportunidad que no te pertenece.  Sin embargo reconozco que por múltiples circunstancias hay embarazos no deseados, donde a los ojos de la madre, el aborto lo vislumbra como su única salida.  Tan injusto es generalizar, como juzgar sin conocer. 

Cosas profundas y complejas son las “Cosas de Mujeres”

                Al caer de la tarde mi hija volvió con una sonrisa, feliz de haber pasado varias horas con su mamá. Mi esposa regresó cansada pero feliz también de haber pasado una tarde con mi niña.

                Mi esposa está recordando lo divertido que era ser niña, mi niña está aprendiendo cómo ser mujer. Las amo por simples y por complejas, por  sencillas y profundas, por niña y por mujer. Las amo porque son una parte de mí y porque siendo cual soy, tengo la dicha de ser parte de ellas.  

De las mujeres nace la vida, por eso no concibo la vida sin mujeres; con todo y sus cosas. Luego entonces declaro: Que las “Cosas de Mujeres”, hay que verlas como “Cosas de Todos”.




miércoles, 21 de septiembre de 2011

¿En qué se parecen el “Bullying” y el “Pole Dance”?


¿En qué se parecen el “Bullying” y el “Pole Dance”?

La respuesta es sencilla, ambos son términos de moda, aun que como actividades han existido toda la vida. Claro que con otros nombres.

Vayamos al primero: “Bullying” se refiere al acoso infringido sobre alguien; en este caso “la víctima” y que puede ser de tipo emocional, verbal, sexual, físico, psicológico, de exclusión, etc.  Y que se practica principalmente en escuelas primarias, secundarias y preparatorias sin distinción de  estrato social ni geografía.

Seguramente hemos escuchado casos de niños y jóvenes que han sido víctimas del “bullying”, sin embargo yo me pregunto: ¿En qué momento una travesura o una broma escolar se convierte en “bullying”?  Me imagino que a partir de que la broma deja de ser divertida incluso para quienes la planearon y se convierte en el clásico “se nos pasó la mano”.  (Recuerdo a los cuervos burlándose y haciéndole “bullying” a Dumbo en la película de Walt Disney, de 1941 ¿no es nuevo, verdad?).

Puedo suponer que es “bullying” cuando “agarras de encargo” a la misma persona toda la semana.  También cuando haces burla o mofa de las condiciones físicas de alguien y entonces te topas con un orejón al que le dicen  “El chore”,  con un narigón al que le dicen “el abre latas”, con un cuate de tez morena al que le dicen  “El color piano”, o con alguien que usa lentes (como su servidor) a quien no tendrán problema en llamar “El cuatro ojos”.  Discúlpenme, pero esas formas de expresión tan comunes en los años ochentas; que cursaba yo la primaria, ya eran chistes viejos.

El “bullying” llevado al extremo puede convertirse en algo fatal, sin embargo hoy quiero referirme al extremo opuesto, donde el “bullying” se parece más a la travesura o a la broma.

Me preocupa que haya padres de familia ávidos de llamar la atención a cualquier precio, y nadamás están esperando a que alguien le saque la lengua a su hijo para alzar la voz con bélico acento, y declarar que su “Tesoro”  (diría Doña Florinda) es una víctima más del  “bullying”.  Es cierto que nadie quiere que abusen de sus hijos o que los hagan menos, pero ¿Hasta dónde esto es verdad, o hasta dónde es protagonismo de los padres?

Tan bonito que es vivir en armonía, pero tan difícil que resulta entender esto cuando tienes doce o quince años. Cuando ya no eres niño y todavía no eres adulto, cuando estás en la adolescencia y antes que del “bullying” eres víctima de tus hormonas, tu inmadurez mental y tu identidad en ciernes.

Ahora vayamos al segundo término:  “Pole Dance” se refiere a un tipo de baile, que algunos catalogan como “deporte exclusivo para damas”, donde la practicante baila y hace piruetas sostenida y en ocasiones colgada de un tubo que en posición vertical se apoya de piso a techo del lugar, por sendos extremos.

Hasta donde yo sabía, esto era una práctica exclusiva de “teiboleras”. Ya me explicaron que no, que lo que ocurre es que estoy pasado de moda y que mi pensamiento es un poco medieval.  Ya me explicaron que es una actividad que la puede practicar cualquiera y que el día que quiera puedo tomar una clase gratis (ya me veo).

A mí no me convencen.  Mi hermana la catequista dice que somos del antiguo testamento y por eso no lo entendemos. Creo que tiene razón.

No entiendo  bajo qué excusa, alguien puede practicar el “pole dance” sin tener intenciones de ser, o al menos de parecer “teibolera”. Me parece increíble que teniendo tantas ganas de hacer ejercicio, solo “ese” les pueda gustar. Ahora es fácil ver escuelas de “pole dance” en plazas comerciales donde las alumnas practican sus rutinas como quien hace aerobics o baila flamenco.   Es obvio que en algún lado tienen que aprender a bailar con un tubo, es obvio que alguien les tenga que enseñar, pero no veo porqué un baile que se debate entre lo provocativo y lo vulgar, tenga que practicarse a la vista de todos. 

Miguel de Cervantes lo dijo así: “El pudor es el encanto que duplica los encantos de la hermosura”

Chano, en la película “El Estudiante” lo dijo de esta otra forma: “El pudor, es la elegancia de la belleza”

Considero que el sentido común se nos escapa como agua entre las manos. El buen gusto, las buenas costumbres, la tolerancia hacia los demás, el ser conscientes de que vivimos en sociedad y que por lo tanto mis derechos terminan donde comienzan los tuyos, son cosas que debimos aprender en las clases de civismo, que por cierto durante la secundaria jamás entendí para qué eran y que ahora veo lo importante  y transcendentes que resultaban.

Quizá no entiendo las modas, o  quizá me gusta ver las cosas con el sentido común que todavía me queda.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Celebremos, señores, con gusto...


“Celebremos, Señores, con gusto
Este día de placer tan dichoso…”

Así comienza la letra de las mañanitas norteñas. Alegre melodía que escuché de lunes a viernes a las siete de la mañana desde primero de primaria hasta segundo de prepa. Todo esto gracias a que mi mamá sintonizaba la estación XESJ de Saltillo.  Así solían comenzar mis mañanas, con una invitación a celebrar con gusto cada día.  Después de la canción; con la que se felicitaba al santoral durante todo el año, escuchábamos el canto de un gallo y seguidamente la voz de una locutora que decía la hora exacta y la temperatura aproximada. Así despertaba medio Saltillo y sus alrededores.

A veinte o treinta años de aquel recuerdo, nuestro país está por cumplir 201 años de vida independiente y a mí me viene a la mente de letra y la tonada de esa alegre canción.  Quizá porque quiero celebrar con gusto, y me rehuso a postrarme a lamentar todo lo que mi país está viviendo.

Cierto es que México no está en su mejor momento, y que los temas a lamentar son muchos y muy sentidos. Cierto es que hay familias que se han visto desquebrajadas sin culpa alguna, y que hay otras tantas que son víctimas del la impunidad, del desempleo, de una enfermedad, del analfabetismo, de abusos y de extorsión.

Pero también cierto es que habemos muchos mexicanos que cada día nos levantamos temprano con ánimo de trabajar, de llevar a los niños a la escuela, de ir al mercado y decir “buenos días” incluso a los que no conocemos. Habemos muchos mexicanos que nos esforzamos diariamente por mandar un pedido a tiempo, por hacer una presentación perfecta, por dejar una buena impresión en nuestros jefes y compañeros de trabajo, en fin, por sacar la chamba.  Habemos miles de mexicanos que salimos a la calle convencidos de no ser parte de la corrupción y de no ser ejemplo de “mal ejemplo”. 

También habemos muchos que diariamente abrimos nuestro negocio dispuestos a atender a nuestros clientes, muchos que trabajamos con enfermos ayudándolos a recuperar su salud.  O que trabajamos en las condiciones más desagradables construyendo, destapando, armando, limpiando, o dragando estanques y tuberías de drenaje. Habemos muchos que nos esforzamos por promover la educación y la cultura, el respeto a los demás y el respeto a la naturaleza. Habemos miles de mexicanos que nos duele lo que está viviendo nuesto país y que nos sentimos orgullosos de nuestra historia y nuestra cultura.

Este 15 de septiembre, se harán miles de chiles en nogada, y antojitos mexicanos se contarán por cientos de miles más.  Habrá una cena de gala en Palacio Nacional y una cena popular en cada plaza de México. Habrá fiestas mexicanas en Hoteles y Restaurantes en toda nuestra geografía. Y habrá cenas en muchísimos hogares de familias mexicanas. “Celebremos, Señores con gusto, este día de placer tan dichoso…”, dejemos que nuestra voz vibre al grito de ¡Viva México!, y que cientos de campanas tañen al ritmo de nuestro corazón. 

miércoles, 7 de septiembre de 2011

¿Nada qué celebrar?... ¿Seguros?


¿Nada qué celebrar?... ¿Seguros?

Estamos en la víspera del aniversario 201 de nuestra independencia como nación. He escuchado voces que dicen que en nuestro país no hay nada que celebrar.

Una cosa es que haya muchas cosa que lamentar y otra muy distinta es que no haya nada que celebrar.

Celebrar nuestra independencia, es celebrar nuestra condición de libertad para poder elegir lo que queremos para nosotros mismos y para nuestro país. Hay que luchar por ello, nuestro país lo vale, nuestra gente lo vale, si no me crees, sólo recuerda que esto también es México:

Una ballena en Guerrero Negro, Un amanecer en Cancún, una caminata por Paseo de la Reforma, unos tacos al pastor, un tequila en Tlaquepaque, un dulce de leche en Saltillo, un paisaje de José María Velasco, una pareja bailando El Jarabe Tapatío. Un concierto en Bellas Artes, un día nublado en la Marquesa, una cantina en Real de Catorce, o una vista del Popocatepetl.

Una matraca en un estadio, una serenata con mariachi, un árbol de pirotecnia en la feria, un árbol de la vida en Metepec. Un alfarero en Tonalá, un volador en Papantla, unas carnitas en La Piedad,  Una guitarra en Paracho, una sopa de lima en Mérida  o un danzón en Veracruz.

Un oso en la sierra de Muzquiz, una escaramuza a todo galope, una peregrinación a la basílica, una serpentina, una posada con piñata y peregrinos. Unas enchiladas en la plaza de San Francisco, una tarde en la Plaza México, un poema de Juan de Dios Peza, un cenote en Chiapas, una escultura de Sebastián, una callejoneada en Guanajuato, unos delfines en bahía de Banderas, una trajinera en Xochimilco, una visita a la mina del Edén en Zacatecas, una nieve de garrafa, unas chalupas en la fonda de Santa Clara en Puebla,  o un paseo en Comitán.

Una vista de la Rumorosa, una tlayuda en Oaxaca, una coyota en Sonora, un concierto en el teatro Degollado, un carnaval en Mazatlán, un grito de “GOOOL” en el Azteca, un paseo por Chapultepec, unas corundas en Morelia, o un zarandeado en Nayarit.   

Un agua de horchata, un disco de José Alfredo, una canción de Tin-tan, una película del Santo, un domingo en familia, un cilindrero en el centro histórico, un árbol en medio de la calle, un elote asado, un paseo por el parque nacional en Uruapan, un llavero con alacrán de Durango, una hermosa pirámide en Chichen Itzá, una banda tocando la Marcha de Zacatecas, un Huapango de Moncayo, una casa de Luis Barragán, o una feria de San Marcos. 

Un acueducto en Querétaro, un altar de muertos, un palenque con gallos, un mambo con Tongolele, un tejuino con nieve de limón, una grito de lotería, un dulce de tamarindo, un ballet de Amalia Hernández, un mural de Siqueiros, un chile en nogada, una ola en el estadio, unos zapatos de León, una cuera Tamaulipeca, una marimba en Villahermosa, un Tarahumara en la sierra, un ceremonia  Huichol, un brindis con tequila.

No se nos olvide, orgullosamente, esto también es México. ¿A poco no lo vale?