domingo, 30 de noviembre de 2014

"10 AÑOS no son nada... son todo" LA BODA (Capítulo IV)

Aquí aprovecharé, querido hijo, para hacerte una recomendación que a mí me fue muy útil. Cuando planeé la boda con tu madre, nos facilitó mucho hablar con transparencia y poner las cartas sobre la mesa. Contábamos con cierta cantidad de dinero y lo teníamos que dividir en 3 partes (no necesariamente iguales, aquí está el truco). Una de ellas sería para organizar la boda, otra para el viaje o luna de miel y la tercera para acondicionar nuestra casa e iniciar nuestra vida de casados.
Como los recursos siempre son escasos, hay que pensar bien en qué porcentajes divides tus ahorros para tener una boda decorosa, un viaje divertido e iniciar una vida de casados con las comodidades mínimas indispensables.
De esta forma será fácil entender que si le dedicas un alto porcentaje de tu dinero a la boda, seguramente ya no te quedará tanto ni para el viaje ni para acondicionar la casa. Por lo que tendrás que pensar en un viaje sencillo quizá no tan lejano y hacerte a la idea de que tu nuevo hogar quizá no va a tener todas las comodidades que había en la casa de tus padres, pero tendrás la certeza de que lo que tengas será fruto de tu esfuerzo.
Hay otras parejas que deciden poner el mayor porcentaje de su dinero en el viaje, pensando en que es una experiencia única que jamás van a olvidar y que puede ser el inicio de una nueva vida. Siendo así, tendrán que pensar en hacer una boda sencilla, y en tener una casa modesta pero acogedora, un verdadero hogar.
Si por el contrario, deciden invertir su dinero en equipar y amueblar la casa para que no les falte nada; seguro no habrá presupuesto que alcance, entonces tendrán que compensarlo con una boda y un viaje sencillos pero dignos de recordarse.
Ahora que si hay recursos suficientes como para un gran viaje, una gran boda y una gran casa, pues felicidades, a disfrutarlo todo con responsabilidad porque en un abrir y cerrar de ojos, las cosas pueden cambiar.
Sea cual sea la decisión que tomen, lo más importante es que la tome en pareja, y cuando digo “en pareja”, me refiero a que la tomen entre los dos. No se vale, que la tome sólo uno, ni que más personas ajenas a la pareja (por muy queridas que sean) interfieran en lo que la pareja quiere. Ya que estas decisiones se recuerdan para toda la vida. Así que si son buenas, será mérito de la pareja y si son malas será responsabilidad de ambos y no habrá posibilidad de reprocharle nada a nadie.
Una vez decidido el plan, hay que comenzar a trabajar en él, es importante que haya roles específicos para cada uno. Siendo la boda, el primer proyecto que harán juntos, conviene que salga bien. Aquí un consejo muy personal, querido hijo, que te va a librar de muchos dolores de cabeza: escoge bien en cuales decisiones quieres participar y en cuales no. Así como es importante definir aquellas cosas que en verdad te interesan, también es importante desligarte de las que no son de tanta importancia para ti, ya que si quieres participar de todo, te convertirás en un filtro, en un embudo y estarás frenando la resolución de muchas decisiones. Y es probable que también termines volviéndote medio loco.
Cuando tu madre y yo nos casamos, recuerdo que le dije: - yo quiero participar en las decisiones referentes a la lista de invitados, la comida, la bebida y la música. El resto de los temas, los puedes decidir tú. Si me quieres consultar algo, opinaré con gusto, pero si no lo quieres hacer, desde ahora te digo que estoy de acuerdo con la decisión que tomes.
Fíjate bien, Pablo, desligarte de una decisión para delegársela a alguien más, implica tenerle confianza absoluta, pero además, implica que estarás de acuerdo con la decisión que la otra persona va a tomar, así que no podrás reclamar nada en caso de que las cosas no sean como tu esperabas.

Otra vez, continuará...

miércoles, 26 de noviembre de 2014

"10 AÑOS, no son nada... son todo" LA BODA (Capítulo III)

Querido Hijo, lo único que debería estar prohibido en una boda es sufrirla,  padecerla, o lo que es lo mismo, no disfrutarla.
La boda es la culminación del noviazgo, y en sí misma es un parte aguas entre dos etapas bellísimas de la vida.
En cuanto entregas el anillo de compromiso y recibes una respuesta afirmativa, lo que sigue es decidir todo lo relacionado con la boda. Fecha, lugar, invitados, y un sin fin de detalles. Realmente este asunto puede ser tan simple o tan complejo como tú y tu pareja lo quieran ver. Y para ejemplificar lo que digo, antes de compartirles algunos consejos, querido hijo, les voy a hablar de 4 tipos de boda a los cuales me ha tocado asistir y de los cuales te puedo mencionar algunas diferencias.
Primer tipo: La boda que organizan los padres de los novios, la que organizan los novios pero pagan los padrinos, las que se hacen gracias a  los invitados y la que finalmente organizan y pagan los novios. Pareciera imposible, pero aquí verás las diferencias.
La boda de los padres, es aquella en la que los novios asisten casi como invitados especiales. Es decir, que la boda la planean y organizan de acuerdo a los gustos, compromisos y presupuesto de los padres. Es común que en este tipo de bodas asistan cientos o miles de invitados, de los cuales los novios no conocen ni a la mitad. Los pleitos los suelen iniciar entre los consuegros, que como ya te imaginarás, tienen distintas formas de pensar, y los novios terminan por sentirse entre la espada y la pared. Los novios reconocen que quizá haya detalles que no fueron muy de su agrado, pero terminan por aguantarse por el simple hecho de que todo se los están financiando. Como comúnmente se dice, “A caballo regalado, no se le ve el colmillo”
Estas bodas más que un festejo de los novios, parecen un triunfo de los padres que al fin lograron casar al muchachito o a la muchachita con quien ellos querían. Suena medieval pero al menos a mí así me lo parece.
Suelen ser bodas inolvidables por el derroche con que fueron organizadas y porque la cobertura en los medios suele empezar desde que se organizan las despedidas de soltera de la futura desposada hasta el suplemento especial con todos los detalles del evento y la tornaboda.
En estas bodas como coloquialmente se dice, “se tira la casa por la ventana” los padres argumentan que es muy su gusto y que al final de cuentas para eso es el dinero para disfrutarlo, y realmente creo que tienen razón. Cada quién usa su dinero para lo que mejor le place. Aquello termina siendo un cuento de hadas con final feliz, al menos a los ojos de la sociedad. Aquí me parece que resulta conveniente hacer una pregunta a los novios: ¿Se casarían aunque no hubiera una boda con tales características?...
Segundo tipo: La boda que organizan los padrinos, es la boda en la que los novios no tienen el presupuesto para hacer la fiesta como ellos quieren, entonces invitan a muchos padrinos para que entre todos paguen lo que ellos no pueden pagar. Así que no te sorprendas si vas a una boda y descubres que hay padrinos de salón, de música, de fotos, de flores y hasta de platos desechables. Estas bodas también se vuelven inolvidables, porque a nadie se le olvida que los novios hincaron el diente a cuantos pudieron para hacer realidad el sueño de una boda que estaba más allá de sus posibilidades.
Si algún día, querido hijo, alguien te invita a ser padrino de su boda y percibes que la intención no es un asunto de cariño sino de economía, no te sientas comprometido a cumplirle su gusto, procede de acuerdo a tu forma de pensar y decide según tu gusto y tu conveniencia.
Tercer tipo: Las bodas que se hacen en algún destino turístico o de moda, para lo cual se suele contratar los servicios de un hotel de gran turismo en alguna playa paradisiaca. En estas bodas pareciera que los novios hacen hasta lo imposible porque los invitados no asistan. Estas bodas suelen caracterizarse por varias cosas, primero que nada existe la versión oficial de que los novios “siempre” tuvieron el sueño de casarse junto al mar (pero no junto al mar más próximo a donde viven, eso cualquiera lo hace,  sino al que esté más lejos, donde casi nadie pueda llegar); y aunque la mayoría de la gente suele saber que eso es una falacia, es lindo que te lo digan.  Aquí surge una paradoja, Nos vamos lejos para que casi nadie pueda ir, excepto aquellos amigos o familiares que tengan la suficiente solvencia como para financiarse el viaje y de paso financiarnos nuestra boda. Aunque parezca difícil de creer, en muchos casos así es.
Detrás de toda esta parafernalia existe un modus operandi muy bien organizado. Digamos que el hotel “Equis” ofrece a los novios un paquete de regalo en el que si les garantizan un número determinado de habitaciones para sus invitados (que yo les diría patrocinadores) entonces el hospedaje “todo incluido” de los novios y el evento en general suele ser a muy bajo costo o incluso gratis. En otras palabras, los románticos novios, te invitan a su boda para que les ayudes a financiarla (¿muy creativo, no?). Aquí me reservo mis comentarios adicionales (que ya te los podrás imaginar) por el hecho de que he recibido varias invitaciones a este tipo de bodas. A casi todas he dado las gracias por la invitación y me he disculpado por no poder asistir.
Por último y cuarto tipo: La boda que se hace de acuerdo a los gustos, preferencias y posibilidades de los novios, y que son organizada por ellos mismos. En este tipo de bodas, los novios tienen el control del evento y los pies pegados al suelo. Saben lo que cuestan las cosas y se ajustan a sus posibilidades con plena consciencia. En este tipo de bodas, generalmente asisten los amigos de los novios y los familiares más cercanos. Se convierten en bodas entrañables, honestas, sinceras y la gente las suele recordar gratamente. Además como saben que no se trata de un evento masivo, saben que si se les invita es por un asunto del corazón.
Y si, Querido Pablo, así es como funciona por ahora nuestra sociedad, por lo que cualquier semejanza con la realidad, no es ninguna coincidencia.

Continuará…
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sábado, 22 de noviembre de 2014

"10 AÑOS, no son nada... son todo." El Compromiso (Capítulo II)

El compromiso, querido hijo, es el momento en el que sientes que estás listo para pasar a la siguiente etapa. Este momento no tiene reglas ni métodos, es un sentimiento, es algo muy personal, es presionar el botón que detona una vida nueva. Es un paso que una vez dado, no tiene vuelta atrás, no hay retorno.
Para muchas personas el momento de manifestar su compromiso a su pareja y pedirles que se casen con ellos, es algo que planean como todo un acontecimiento de amigos y familia. Para otras personas es simplemente algo muy íntimo. No hay reglas. Aquí cada quien refleja su personalidad y comienza a pensar las cosas en función de dos.
Cuando uno es parte de un noviazgo, debe estar al pendiente del termómetro del amor. Dicen que el amor es como la luna, y significa que cuando no esta creciendo, está menguando. Es decir, el amor jamás está quieto. Y si acaso pareciera estarlo puede ser porque la relación ha caído en una cotidianidad a la cual le hace falta algo de movimiento.
Un noviazgo es como una casa con dos fachadas, o se sale por delante, o se sale por detrás. Es decir, un noviazgo difícilmente durará como tal toda la vida. Así que generalmente el noviazgo es una etapa que dura un tiempo y luego se termina, ya sea por el rompimiento de la pareja o por pasar a la siguiente etapa. En mi caso, el matrimonio. También es cierto que muchas personas casadas seguimos diciendo que seguimos siendo novios, es una forma de expresar el amor hacia la pareja.
Si por el bien de la pareja es mejor que la relación termine, entre más pronto suceda la separación, será menos dolorosa para ambos. Si por el contrario la pareja decide continuar juntos seguramente  tenderán a formalizar su relación con algún protocolo. Esto ocurre cuando pasa por tu mente la idea de dejar de tener novia para comenzar a tener esposa.
Antes de hacer un compromiso para toda la vida, te recomiendo que en pareja, platiquen algunos temas que se consideran relevantes y que conviene abordar para conocer el punto de vista del futuro cónyuge. Ya que sería muy penoso que una vez comprometidos o peor aún, casados, descubras que hay diferencias en la forma de pensar sobre temas fundamentales. Eso haría más pesada la carga.
Hay temas difíciles de abordar, ya que pueden generar incomodidad en el otro, y eso estropea el buen momento que por ahora pueden estar pasando juntos,  sin embargo conviene hacer el ejercicio para tener claro el terreno que se está pisando, siempre será mejor conocer la verdad aunque sea dolorosa que estar fomentando una mentira que no podrá perdurar.
Un ejemplo de lo anterior es qué opina la pareja con respecto a los hijos, ambos están de acuerdo en tener o no tener, y en tal caso cuántos. Conviene saber cuáles son los planes del otro, con respecto a cuánto tiempo esperarse hasta tener hijos, y qué métodos anticonceptivos se piensan utilizar.  También es un tema importante comentar qué va a pasar cuando nazcan los hijos, quién se va a hacer cargo de ellos y qué roles van a tener cada uno. O qué pasa si por alguna causa no pueden tener hijos, qué piensan acerca de la adopción.  Son temas para los cuales quizá falta mucho tiempo pero no estorba en nada y por el contrario si ayuda mucho a saber cómo piensa tu pareja.
Los temas importantes cambian de persona a persona, para algunos será importante hablar de la convivencia con sus padres y hermanos, para otros hablar acerca de qué pasa si se mudan a vivir a otra ciudad, otros preferirán hablar sobre la política de las mascotas en el hogar, o acerca de si la mujer deja o no de trabajar cuando nazcan los hijos. Para algunos quizá sea importante definir quién lava la ropa, quién lava los platos o  saca la basura. Lo importante es que la pareja se acostumbre a dialogar y a ponerse de acuerdo sobre cualquier tema.
Hay quien pondrá por encima de toda decisión a la familia, otros a Dios, otros al dinero, o a sí mismos, o a los hijos, etc. Hay personas que están dispuestas a compartir su vida con alguien más, pero no su dinero. Eso te da una idea de su escala de valores. Por eso en esta etapa de la relación, es fundamental la comunicación. Hablar, hablar y hablar, alguna vez escuché que cuando los silencios entre la pareja comienzan a ser muy largos, es momento de pasar a la siguiente etapa. El riesgo de ese axioma es que nos podemos confundir ante los silencios de la pareja, creyendo que los temas más relevantes ya han sido discutidos y agotados, cuando en realidad sólo han sido evadidos y siempre pospuestos.
Cuando no se desarrolla la habilidad de dialogar sin pelear, la menor diferencia puede ser la causa de un disgusto, de una molestia mayor o incluso de un rompimiento.  Nuestra sociedad se ha acostumbrado tanto a lo desechable, que no es extraño que algunas parejas después de años de noviazgo, no puedan llevar una vida juntos, y mucho de esto debe a que en el noviazgo siempre se tuvo un velo o una pantalla a través de la cual las personas  sólo mostraban su lado amable y divertido.
En nuestra cultura, la tradición para representar el compromiso es regalar un anillo a la pareja. Con esta acción se da por estipulado que la pareja tiene un compromiso más allá del noviazgo.  Sin embargo, no hay reglas ni protocolo establecido para cumplir con este punto, hay quienes invierten en adquirir una joya y hay otros que lo hacen con algún objeto en forma simbólica.  Esta decisión será absolutamente de cada quién, y generalmente toma la iniciativa quien esté dispuesto a manifestar su disponibilidad ante el compromiso. O sea, el primero que esté listo y se anime a tomar la iniciativa.
Querido Pablo; cuando tomé la decisión de comprometerme con tu mamá, yo estaba trabajando en una obra de teatro. Tenía la oportunidad de declararle mi amor al final de una función a teatro lleno y con invitados especiales. Seguramente hubiera sido un momento inolvidable y divertido para mí, para mis amigos y para la familia. Pero sabiendo que tu mamá se siente más cómoda tras bambalinas que bajo los reflectores, decidí hacerlo en una forma diferente, como ella y donde ella se sintiera a gusto y feliz. Así que en la soledad de mi auto, en una noche tranquila le pedí que se casara conmigo y por fortuna me dijo que sí.
En resumen, lo más importante del compromiso, es el compromiso en sí. Lo demás es pura parafernalia.

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martes, 18 de noviembre de 2014

"10 AÑOS, no son nada...son todo" El Noviazgo (Capítulo I)

"10 AÑOS, no son nada… son todo."

La colección de textos “10 Años no son nada…” Nace de la inquietud de documentar experiencias, anécdotas y lecciones de vida, relacionadas con los primeros 10 años del matrimonio que vive una pareja de clase media en cualquier ciudad de nuestro país.
Los temas a abordar en esta colección serán: El Noviazgo, el compromiso, la boda, la vida de casados antes de los hijos, el embarazo, la llegada del bebé, el crecimiento del chamaco, el segundo embarazo, la llegada del hermanito, La familia crece junta y se desarrolla, y un capítulo especialmente pensando en los papás y los suegros.
Lo mejor de este proyecto es que seguramente encontraré a mucha gente que se identifique con lo que aquí escriba. Eso nos dará la oportunidad de intercambiar experiencias, que seguramente nos lleven a crecer como personas y en algunos casos, como parejas de alguien más.

Lecciones para mi hijo Pablo:
Querido Pablo: Antes que nada, debo aclararte que no todo lo que aquí escribo es autobiográfico. Son temas que he recopilado por experiencias propias y ajenas.
Quizá algún día pienses o alguien te diga que estos textos se parecen a los que hizo Fernando Savater dedicados a su hijo; “Ética para Amador” y “Política para Amador”. Ya quisiera yo que este texto fuera la mitad de bueno de los que escribió el Maestro Savater. No lo niego, desde que lo conocí me gusta su forma de escribir, y más aún su forma de pensar. Las lecturas de Savater siempre me han instruido e inspirado. Espero que algún día, también a ti.
Seguramente encontrarás muchos libros sobre temas del amor, léelos si consideras que te pueden servir, lo único que te garantizo es que estos textos están hechos para ti, por el hombre que más te ama sobre la faz de la tierra.

Sin más preámbulo:

De la colección "10 Años no son nada..."

El Noviazgo

El noviazgo es una condición opcional, en ningún caso el noviazgo debe ser forzado, condicionado o sugerido. Al noviazgo se entra con absoluta libertad y se sale de igual forma cuando se desea.
El noviazgo sirve para satisfacer varias necesidades, como por ejemplo, la de estar acompañado, la de compartir tu forma de pensar, la de amar, la de sentirse amado por alguien que no sea de tu familia, la de comenzar a conocer otras formas de amor; diferentes a las que hasta ahora habrás conocido, y una muy importante, para tener a tu lado a alguien ajeno a la familia, que te quiera y te acepte tal y como eres y a quien también le puedas corresponder. Pero justo en esta parte hay un altísimo grado de dificultad, ese “Tal como eres” muchas veces no lo tiene claro ni uno mismo. Y es que el primer noviazgo de nuestra vida, muchas veces sucede cuando cruzamos esa hermosa etapa que llamamos adolescencia, donde dejamos de ser niños pero todavía no somos ni siquiera jóvenes, es una etapa donde no encontramos nuestro lugar ni en nuestra propia familia, no nos sentimos a gusto ni con los pequeños ni con los mayores, en esta etapa pareciera que los únicos que nos comprenden son los que tienen nuestra misma edad.

Quizá lo que ocurre es, que más que encontrar a alguien que te acepta tal como eres, te encuentras con alguien que tampoco sabe bien a bien cómo es. El caso es que acabas por sentir una atracción diferente a lo que has sentido otras veces.

El noviazgo también es una etapa en la que a través de tu pareja, vas a conocer de cerca las costumbres y tradiciones de otra familia, ten en cuenta que cuando uno acepta a alguien como “su pareja” la acepta con todas sus implicaciones, amigos, familiares e historia que la acompaña. Aquí te vas a dar cuenta que las costumbres y tradiciones de nuestra familia, no son ni las mejores ni las únicas posibles.

Tampoco es de esperarse que tengas una novia en la adolescencia y tengas un noviazgo de muchos años. Así que no te presiones por el tiempo. El noviazgo es un constante descubrir, te va a servir para conocer a otras personas pero también para conocerte a ti mismo. No tengas miedo de terminar una relación si no te sientes a gusto con ella, tampoco se terminará el mundo si la otra persona es quien te deja parado en la banqueta con una flor en la mano. Aquí comenzarás a conocer y a explorar sentimientos nuevos, vívelos con toda intensidad.

Si te decides a buscar a una pareja, tendrás que pensar bien dónde la vas a buscar, pues la búsqueda está en función de lo que quieras encontrar. No te quejes de que tu pareja es muy fiestera, si la conociste en una fiesta, o de que es muy religiosa si la encontraste en un templo o en un retiro espiritual, ni te quejes de que es nerd, si la conociste en una biblioteca con diez kilos de libros bajo el brazo. Generalmente, se encuentra lo que se anda buscando, y no algo diferente. Por eso tendrás que estar muy seguro de qué es lo que quieres encontrar en una pareja, para que sepas dónde buscarla. Pero toma en cuenta que en ocasiones las parejas llegan de donde menos las esperas, así es el amor y hay que entender que cuando se juega en la cancha del amor, él es quien tiene el balón y las reglas del juego.

El noviazgo, es el prólogo de lo que implica vivir en pareja. Si no estás listo para llevar un noviazgo saludable, seguramente no lo estarás para llevar una vida de pareja estable.
Puede ser que al escoger una pareja te equivoques, incluso puede ser que en los primeros diez intentos te sigas equivocando, y no importa, cada relación será un aprendizaje y una nueva forma de ir descubriendo el verdadero amor.

Sin embargo hay un principio que te puede servir para tener más claridad en tu pensamiento: No puedes darle a tu pareja algo que tu no tienes. Es decir, si tu estás buscando dar y recibir amor, primero tienes que sentir amor hacia ti mismo, esa será la única forma en como le puedas dar amor a alguien más.

Tampoco podrás pedir que tu pareja te de algo que tu no estás dispuesto a dar. La relación de pareja, debe ser por encima de todo una relación de confianza, no es un control sobre alguien, ni un dominio o una posesión sobre otra persona. Es una relación donde hay que estar dispuesto a dar más de lo que te gustaría recibir.
Si ya tienes a tu pareja, es importante que siempre le des su lugar para que antes que nada, seas correspondido.

La regla básica para un buen noviazgo es una buena comunicación. Cuando se inicia una relación, es común que comiencen a hablar de temas triviales, pero conforme la relación madura, es importante que ambos quieran saber temas más profundos sobre la forma de pensar del otro.

En esta etapa, es importante conocer a la pareja en diferentes ámbitos. Es bueno saber cómo se comporta ante una situación difícil o delicada, cómo reacciona ante un problema inesperado, cómo se comporta en una discusión, si actúa o no en forma responsable ante temas como el consumo de alcohol o las drogas.

En general te puedo decir, que nadie tiene la verdad de las cosas, pero todos tenemos una escala de valores que conviene tener clara para saber si la pareja la comparte o no. Sería muy difícil convivir con alguien que no le da importancia a temas que para ti sean muy relevantes, y viceversa.

Hay parejas que en la época del noviazgo, por no generar una discusión o por evitar un posible conflicto, prefieren evitar los temas que pueden ser motivo de discusión. Esto no tiene ninguna relevancia si la relación de pareja es inmadura o pasajera, pero si la relación va siendo duradera y va madurando, conviene que como pareja se cuestionen mutuamente sobre temas que para ustedes sean importantes.

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