sábado, 12 de junio de 2021

La Vida Como un Lego

 

Cuando era niño, los Legos eran bloques de plástico de diferentes tamaños y colores. Había también algunas piezas especiales; como ruedas, postes o bases planas, y con ellas podíamos construir todo lo que nuestra imaginación nos permitiera.

Un paquete de bloques, lo mismo servía para armar un auto, que una casa, un avión, un puente, un edificio o algo con cuatro patas, que bien podría ser un perro, un caballo o una mesa.

Como todas las empresas, Lego evolucionó y lo hizo de forma espectacular. A la fecha tiene productos para armar que yo no sé si considerarlos modelos ejemplares de la ingeniería y el diseño industrial o simplemente obras de arte.

Estos “juguetes;” creados a la perfección, lo mismo reproducen personajes, escenarios, vehículos, naves espaciales, y todo tipo de accesorios de películas, series de televisión, caricaturas, etc. Todo con un sorprendente nivel de precisión que raya en la perfección. De igual forma, los manuales que vienen en cada caja, están hechos con tal nivel de detalle que están pensados para que no te equivoques y puedas seguir el proceso de ensamble de principio a fin.

Pero ¿Qué pasa con los usuarios?, ¿Cómo hemos cambiado? Y ¿Qué sucede a la hora de “jugar”?

Lo que he visto, es que ahora el dueño del Lego, se programa para seguir un instructivo al pie de la letra y ejecutarlo sin errores, porque si se equivoca, ¡Cuidado!, Puede haber desde una simple corrección en el proceso, hasta una llamada de atención por algún intolerante adulto, que todavía cree en el ochentero dicho de “hay que hacer todo bien y a la primera”.

También hay que decir que con los Legos nuevos, ante cualquier equivocación, el proceso de armado en algún momento se verá interrumpido, pues están diseñados para armarse bien y no soportan que cometas el menor error.  Si te equivocas, (repito) llegará el momento en que alguna pieza no va a embonar y habrá que regresar algunos pasos hasta encontrar el error. En resumen, sólo hay una forma de armar un lego y esa forma es hacerlo bien de principio a fin. ¡Qué estrés! Es como llenar un formato de migración en un aeropuerto y sentir que si te equivocas te van a deportar.

Por si fuera poco, cuando un niño recibe un Lego y en la caja se observa una nave espacial, en su mente no concibe otra cosa más que armar esa nave y no espera sino que el resultado final sea exactamente igual al modelo que aparece en la caja.

Ni por error alguien pensará armar algo distinto, o modificar el diseño original. Aquel juguete una vez terminado, en el mejor de los casos, servirá para jugar a una sola cosa y en muchos otros casos terminará como pieza de colección en alguna estantería.

Aquí no hay culpa ni señalamientos negativos para nadie, a eso hemos evolucionado empresa y usuarios. Pero la historia no termina ahí, resulta que con los modelos nuevos si alguna pieza se pierde, se quiebra, o si a medio proceso de armado se extravía el instructivo, el desencanto suele ser terrible, porque todo ello nos impedirá avanzar y llegar hasta el final, es decir que la perfección del modelo terminado jamás se alcanzará. Luego, la expectativa de ver el juguete concluido se derrumba y el juguete se abandona.

Bueno, pues, eso no pasaba antes, si perdías una pieza, ni cuenta te dabas, porque jugabas con el resto. Si te compraban o te regalaban otra caja de Lego, las piezas nuevas se revolvían con las viejas y finalmente tenías más con qué jugar, lo cual te permitía hacer más cosas. Ahora tus edificios podían ser más altos y tus ciudades más grandes.  Tampoco era raro que en alguna noche de forma inesperada encontraras la pieza que habías perdido mientras caminabas descalzo y a oscuras por algún lugar de la casa, en ese momento maldecías a la marca y a todos los que habían estado jugando con ellos.

Actualmente las tiendas de la marca han evolucionado tanto, que ahora puedes personalizar tus piezas y si extravías alguna, te la pueden conseguir y enviar prácticamente a domicilio. Lo mismo pasa con los manuales, que puedes consultarlos o descargarlos de internet. Todo eso está genial y es gracias a la tecnología, a la forma como el mercado ha evolucionado y a que los usuarios seguimos consumiendo y gozando de toda la felicidad que esa marca nos ha dado.

El punto es que acabo de darme cuenta, que la vida se parece mucho a los legos, pero a los de antes. Ya que en la vida, siempre sabes en qué momento y cómo comienza, pero no sabemos cómo ni cuándo va a terminar. Tampoco sabemos cuántas cosas vamos a poder lograr, ni qué vamos a poder armar a lo largo de los años. No sabemos qué pérdidas tendremos, ni qué ganancias vamos a obtener. La vida, por supuesto no tiene instructivo, y mucho menos un único camino para poderlo caminar. La vida simplemente te presenta un aquí y un ahora, con las piezas a tu alcance y el resto es creatividad, astucia, talento, valentía, por qué no decirlo, también algo de suerte, pero sobre todo ganas, muchas ganas de hacer cosas.

Igual nos topamos con gente más experimentada que nos enseña a armar grandes cosas, o nos comparte todo lo que ellos han armado. Pero también nos topamos con gente nociva, que sólo se dedica a desarmar y a destruir.

Y tú, lectora, lector querido, ¿Qué has podido armar con tus piezas hasta ahora?, ¿Qué proyectos tienes a medias y todavía sin terminar? Y por último y más importante, en los años que te quedan ¿Qué más cosas te gustaría armar?

jueves, 3 de junio de 2021

Un Solo México

 Necesitamos un solo México, donde quepamos todos.

Todos los pensamientos, los colores y las razas.

Todas las ideologías, que converjan y diverjan sin miedo a morir.

Un México, donde nada valga tanto como la vida misma.

 

Un solo México, plural y diverso.

Donde comprendamos la realidad ajena.

Donde aceptemos a los que son o piensan diferente a mí.

Donde seamos solidarios con los que más necesitan y menos tienen,

y esa solidaridad nos una, como tantas otras veces.

 

Un solo México, donde nada ni nadie nos divida.

Donde nadie siembre encono ente nosotros, que al final somos iguales.

Donde nadie diga, que existen ciudadanos de primera y de segunda.

Y seamos capaces de ayudar al fregado, sin fregar al próspero.

 

Un solo México, donde entendamos que lo que nos une,

es más grande que lo que nos divide.

Que nuestras coincidencias son mayores que las diferencias.

Y mis derechos están de alguna forma ligados a los tuyos.

 

Allí cabremos todos, indios y mestizos.

Pobres y ricos, ateos y creyentes, ancianos e infantes.

Todos los géneros y todas las creencias.

Empresarios y obreros.

Catedráticos y analfabetas.

 

Artesanos, agricultores, constructores,

transportistas, indigentes, profesionistas,

Los que venden, los que compran,

los que cumplen, los que evaden, los que ríen, los que lloran.

 

Borrachos y cantineros, cholos y grafiteros,

Campesinos, deportistas, ganaderos y poetas.

Delincuentes, policías, estudiantes, albañiles,

Cocineros, políticos, atletas…

 

Un solo México, donde quepamos todos.

Porque todos somos uno,

Porque uno somos todos.

Y al final somos el mismo, el que añora, el que sueña,

el que aspira, el que quiere y ya no espera.