jueves, 25 de diciembre de 2014

"10 AÑOS no son nada... son todo" El Matrimonio Antes de la Llegada de los Hijos (Capítulo VII)


Querido hijo. La primera vez que vayas a hacer el súper junto con tu pareja, debes llevar una buena cantidad de dinero. Tendrás que comprar muchas cosas por primera vez porque en tu casa no habrá casi nada, así que además de lo que comprarías en una semana normal, debes comprar: la cubeta, la escoba, el trapeador, la sal, el azúcar, pimienta y especies en general, el servilletero, mantelitos para la cocina, jabones y detergentes, papel sanitario, en fin, tienes que recorrer todos los pasillos del supermercado y cada quién llevar un carrito, pues en uno solo, las cosas que requiere una casa nueva, seguramente no van a caber.
Recuerdo el primer día de nuestra rutina normal, desayunamos algo ligero y cada uno se fue a su trabajo, cuando llegamos a la casa a la hora de la comida, los trastes del desayuno no se habían lavado solos y nadie había preparado la comida. El diálogo fue más o menos así:
- ¿Hiciste la comida?
- No, ¿y tú?
- Tampoco.
- Ok, comamos atún con galletas saladas.

Ahí comprendimos que si queríamos comer cosas ricas y saludables, debíamos hacer la comida una noche antes, para que al siguiente día, sólo llegáramos a recalentar.
Comenzamos a distribuirnos los roles de toda la casa, recuerdo que yo me encargaba de la cocina y tu mamá de todo lo demás. Esto es algo que cambia de pareja a pareja, lo importante es que ambos estén de acuerdo en colaborar y en que cada uno haga lo que le toca.
También conviene de vez en cuando alternar roles para ayudar en todo y saber hacer de todo, porque uno nunca sabe cuándo se van a ofrecer diferentes cosas. Y claro que en este “ponerse de acuerdo” puede haber diferencias. Aquí el reto es aprender a “ceder de buenas”, porque si hoy cede uno y seguramente mañana cederá el otro. Además ceder de mala manera no tiene ningún mérito.
El primer reclamo lo recuerdo como si hubiera sido ayer:
- Pusiste el papel del baño al revés
- ¿Eh? – yo ni siquiera sabía que el papel de baño tenía derecho y revés.
- Que pusiste el papel de baño al revés, se debe poner con el papel colgando por detrás del rollo, no por delante.

Si yo hubiera querido, aquel reclamo hubiera sido suficiente para que volviera a arder Troya. Pero como para que haya un pleito se requieren dos… pregunté - ¿Así? – mientras giraba el rollo de papel.
- Si, así esta bien.
- Órale.

En ese momento me di cuenta de que en la otra familia había usos y costumbres que no había en la mía. Luego tenía dos alternativas, o confrontaba las ideas o las adoptaba según fuera el caso.

La solución fue muy sencilla, decidí adoptar aquellas cosas que no me causaran ningún conflicto, (como la posición del rollo de papel) - ¿Así lo quieres?, así lo pongo. Y también decidí confrontar aquellas que sí me generaran alguna molestia o que simplemente pensaba que había otra forma de hacerlas mejor.

El motivo para discutir es lo de menos, cuando se traen ganas hasta una galleta es pretexto suficiente. Sin embargo, hasta para discutir tiene que haber reglas.

No se valen los insultos, no se valen los golpes, no se valen los chantajes, no se vale (aunque reconozco que a veces es una buena salida) dormirse enojados.

Recomiendo ampliamente que los problemas caduquen a las 24 horas de haberse suscitado, es decir, no se vale pelearse por un problema que sucedió el mes pasado, no se vale discutir sobre lo que pasó en las vacaciones pasadas o en la navidad pasada, o en mi cumpleaños del año pasado, etc. Si hay algún problema o se arregla o se perdona y se olvida para siempre. En la medida de lo posible es mejor resolverlo y no postergarlo.

En qué casos te recomiendo recurrir al perdón y al olvido; cuando el problema tiene lugar una sola vez, y seguramente no volverá a suceder. Si vas a una reunión y resulta que en la reunión está una persona que te incomoda, perdona y olvida, dale vuelta a la página, no te ancles al problema, no lo sigas cargando, no vale la pena estropear ese momento por un conflicto que sucedió hace tiempo o que seguramente no va a prosperar más.

¿Cuándo conviene confrontar?, cuando la situación te perjudica y temes que se pueda volver a repetir, ahí si es conveniente hablar claramente sobre lo que te molesta para evitar que se repita, estos diálogos acercan mucho a la pareja, hacen que el camino que los une esté más despejado. Además, en casi todos los casos, tomar la iniciativa, servirá para que tu pareja también se anime a tocar algún tema que le resulte importante.

Dicho de otro modo, considero que algunos problemas pueden pasarse por alto, pero deberán ser solo aquellos que no causen conflicto ni a uno mismo, ni a la pareja. Es decir, si tu pareja hace algo que no te parece correcto, antes de reclamar, pregúntate si aquello fue una situación única, y valora si vale la pena discutir por algo que “ya pasó”. Si por el contrario se trata de una situación que se puede repetir, entonces si conviene aclarar con la pareja que aquel comportamiento nos causa molestia para que se arreglen las diferencias antes de que el evento se vuelva a presentar. Se trata de prevenir que un evento incómodo se repita y genere un problema mayor. Digamos que es una forma amable de advertir que “sobre aviso, no hay engaño”.

lunes, 22 de diciembre de 2014

"10 AÑOS no son nada... son todo": El Matrimonio Antes de la Llegada de los Hijos (Capítulo VI)

Dice un dicho popular que todo matrimonio suele ir muy bien hasta que los novios salen de la iglesia, ahí comienzan los primeros problemas. Cuando te comienzan a saludar y a felicitar personas que nunca has visto en tu vida. Siempre asumes que se trata de algún tío de tu pareja que no te han presentado, pero nunca falta que alguien te diga que se trata de un tío tuyo que no conocías o de algún colado en anda buscando alcohol gratis.

Aquí comienza la vida matrimonial, esa hermosa etapa en la que se forma una nueva familia únicamente con 2 personas. Aquí cada día es un descubrimiento, cada encuentro una lección. Esta etapa suele comenzar con la noche de bodas y seguir con la luna de miel. Ese esperado acontecimiento al que finalmente le llega su hora. El momento de estar solos.

La noche de bodas, es por fin el momento de estar solos como pareja. Suele ser un momento anhelado por ambos conyugues principalmente por dos motivos. En principio porque es el momento de manifestarse abiertamente su amor, sin prisa, con calma, sin pendientes ni preocupaciones, sin cargo de conciencia, sin temor de ser sorprendidos, sin sentimiento de culpa, en un lugar cómodo y apropiado y lo mejor de todo, sin tener que ir a ningún lado después. Y en segundo lugar, porque es el momento y el lugar en el que finalmente la pareja descansa después de haber concluido el proyecto de su boda, que seguramente les llevó algunos meses de preparación en los que hubo estrés, pendientes, preocupaciones, agotamiento, algo de sufrimiento, quizá molestias y hasta conflictos entre las familias por tratar de ponerse de acuerdo. Bien pues todo eso se acabó, y la agotada pareja merece un descanso.

El viaje de luna de miel, es tan relajado o intenso como la pareja lo decida, es un viaje distinto a todos los demás, aquí la pareja se va a descubrir no solo en la intimidad, sino en las actividades cotidianas y en los hábitos que tienen cada uno. Es obvio que la pareja no va a estar de acuerdo en todo, pues bien, aquí comienza el reto de saber ponerse de acuerdo.

Aquí descubrirás si tu pareja se lava los dientes o sólo se los enjuaga, si se quita la ropa y la tira al piso o la dobla y la pone en su lugar, aquí irás descubriendo hábitos que en el noviazgo eran imposibles de descubrir. Aquí podrás dar testimonio de que tu pareja (al igual que tú) se tira unos pedos como jamás lo hubieras imaginado, y también descubrirás a qué huele el baño y en qué condiciones lo deja tu amado cónyugue después de haberlo usado.

A pesar de tantas diferencias en muchas cosas, verás que son igualitos en otras, finalmente comprenderán que ni el galán era tan príncipe ni la princesa resultó tan perfecta.

Sin embargo, la luna de miel, todavía no es el día a día. Este viaje todavía se parece a unas vacaciones donde hay gente dispuesta a servirte y atenderte a cuerpo de rey. Es bueno disfrutarlo consciente de que aquello no durará para toda la vida. Una vez terminado el viaje, comienza la vida diaria, y es ahí donde se probarán mutuamente cuánto amor se tienen.

Este capítulo continuará...

Sígueme en facebook, en "El Cuaderno de Manuel" https://www.facebook.com/elcuadernodemanuel 

domingo, 14 de diciembre de 2014

"10 AÑOS no son nada... son todo" La Boda (Capítulo V)

Querido Hijo, cuando tu mamá aceptó casarse conmigo, (cosa de la que doy gracias hasta el día de hoy) la primera pregunta que me hizo fue ¿cuándo?, yo le contesté que al día siguiente si ella quería. Que yo ya estaba listo. Después me enteré que no es así de sencillo y que es un procedimiento que se hace por pasos. Sin embargo, a lo que yo me refería, era a que estaba listo para lo más importante, y para mí lo más importante era dejar mi vida de soltero para casarme con ella.
Te preguntarás, por qué te digo esto. Porque cuando alguien acepta casarse contigo, inicia una etapa nueva de tu vida para la que debes estar listo, así que si no estás listo, mejor ni preguntes nada. En esta etapa descubrirás que no todas las cosas tienen la misma importancia, tú les darás a cada una la importancia que consideres conveniente.
Que si las flores, que si los centros de mesa, que si las invitaciones o la sesión de fotos, que si los vestidos de las damas, la mesa de regalos y si quieres, hasta el color de los calcetines de los meseros (La lista de temas por resolver puede ser tan compleja o tan sencilla como tu la quieras hacer).
La organización de una boda suele estar predeterminada por los usos y costumbres del lugar donde vives. Todos tenemos una idea de lo que debiera ser una boda ideal y tenemos como referencia las bodas a las que hemos asistido. No esperes encontrar aquí un recetario o un manual para hacer una buena boda, aquí lo único que hay son comentarios de tu padre acerca de estos acontecimientos y la experiencia personal tanto de nuestra boda como de algunas otras.
El evento principal de una boda debería ser la boda en sí, es decir, la ceremonia civil y/o religiosa que se lleva a cabo en la cual los novios se casan mutuamente. A los invitados se les invita a presenciar estas ceremonias, sin embargo no entiendo por qué muchos novios deciden hacer la ceremonia civil en privado como si se tratara de un simple trámite. Se me figura que ven el acto como el hecho de ir a tramitar un pasaporte o una licencia de construcción. De igual manera me desagradan los invitados que se conforman con asistir a la recepción que generalmente se hace posterior a las ceremonias. Sobra decir, pero igual lo digo, que pareciera que el principal interés de estos invitados está en venir a la fiesta y ya.
Abordo de pasada el tema de los baby shower, me repugna que te inviten y te cobren cover por entrar, es decir que los organicen “de sobrecito” o sea, te invito a la fiesta pero pagas por ir… ni se desgasten en explicármelo, si sí lo entiendo, pero no me gusta.  Si yo invito a alguien a una fiesta es porque quiero que venga, porque quiero que comparta conmigo lo que estoy celebrando, ¿Qué doble moral me hace suponer que es correcto decirle: - pero te encargo que traigas un sobrecito con quinientos pesos para que puedas entrar?
Lo mismo me pasa con las mesas de regalos, ya lo sé que si no lo haces así, te expones a que te regalen 40 juegos de refractarios iguales. O 5 hornos de microondas que luego no sabrás qué hacer con ellos. Esa parte la entiendo, pero aborrezco las mesas de regalos, desde que un amigo me explicó. – Está “super” bien, porque tú vas a la tienda a reservar tu mesa, escoges lo más caro, y después de la boda vas y te dicen cuánta lana se juntó y tu te compras lo que quieres, y en algunos lugares hasta te dan una parte del dinero en efectivo.  – Qué bueno que me lo dices – pensé, para mandarte un juego de refractarios.
Reconozco que ahora es una sencillez enorme comprar tus regalos por internet y evitarte la molestia de ir a la tienda, seleccionar algo, envolverlo y entregarlo. Pienso que a este ritmo, los novios no tardarán en decir: - si gustas tampoco tienes que venir a la boda, te mandamos el video y un vale por una cena en un restaurante para que vayas cuando tú puedas.
Muchos detalles de estas celebraciones se han deshumanizado y despersonalizado. Las bodas son una ceremonia que las personas suelen tener una vez en la vida, (o al menos eso es lo que se planea) y sería de esperarse que los familiares y amigos de los desposados, gusten de acompañarlos en un día tan especial. También se espera que los regalos sirvan para acondicionar tu nuevo hogar, y que más allá de recibirlos puedas tener el gusto de recordar que aquella vajilla, aquel juego de cuchillería o aquellos sartenes fueron regalados por alguno de tus invitados y al gusto y posibilidad de ellos. Pero en fin, los tiempos cambian y con ellos, las personas también.