Querido Hijo, cuando tu mamá aceptó casarse conmigo, (cosa de la que doy gracias hasta el día de hoy) la primera pregunta que me hizo fue ¿cuándo?, yo le contesté que al día siguiente si ella quería. Que yo ya estaba listo. Después me enteré que no es así de sencillo y que es un procedimiento que se hace por pasos. Sin embargo, a lo que yo me refería, era a que estaba listo para lo más importante, y para mí lo más importante era dejar mi vida de soltero para casarme con ella.
Te preguntarás, por qué te digo esto. Porque cuando alguien acepta casarse contigo, inicia una etapa nueva de tu vida para la que debes estar listo, así que si no estás listo, mejor ni preguntes nada. En esta etapa descubrirás que no todas las cosas tienen la misma importancia, tú les darás a cada una la importancia que consideres conveniente.
Que si las flores, que si los centros de mesa, que si las invitaciones o la sesión de fotos, que si los vestidos de las damas, la mesa de regalos y si quieres, hasta el color de los calcetines de los meseros (La lista de temas por resolver puede ser tan compleja o tan sencilla como tu la quieras hacer).
La organización de una boda suele estar predeterminada por los usos y costumbres del lugar donde vives. Todos tenemos una idea de lo que debiera ser una boda ideal y tenemos como referencia las bodas a las que hemos asistido. No esperes encontrar aquí un recetario o un manual para hacer una buena boda, aquí lo único que hay son comentarios de tu padre acerca de estos acontecimientos y la experiencia personal tanto de nuestra boda como de algunas otras.
El evento principal de una boda debería ser la boda en sí, es decir, la ceremonia civil y/o religiosa que se lleva a cabo en la cual los novios se casan mutuamente. A los invitados se les invita a presenciar estas ceremonias, sin embargo no entiendo por qué muchos novios deciden hacer la ceremonia civil en privado como si se tratara de un simple trámite. Se me figura que ven el acto como el hecho de ir a tramitar un pasaporte o una licencia de construcción. De igual manera me desagradan los invitados que se conforman con asistir a la recepción que generalmente se hace posterior a las ceremonias. Sobra decir, pero igual lo digo, que pareciera que el principal interés de estos invitados está en venir a la fiesta y ya.
Abordo de pasada el tema de los baby shower, me repugna que te inviten y te cobren cover por entrar, es decir que los organicen “de sobrecito” o sea, te invito a la fiesta pero pagas por ir… ni se desgasten en explicármelo, si sí lo entiendo, pero no me gusta. Si yo invito a alguien a una fiesta es porque quiero que venga, porque quiero que comparta conmigo lo que estoy celebrando, ¿Qué doble moral me hace suponer que es correcto decirle: - pero te encargo que traigas un sobrecito con quinientos pesos para que puedas entrar?
Lo mismo me pasa con las mesas de regalos, ya lo sé que si no lo haces así, te expones a que te regalen 40 juegos de refractarios iguales. O 5 hornos de microondas que luego no sabrás qué hacer con ellos. Esa parte la entiendo, pero aborrezco las mesas de regalos, desde que un amigo me explicó. – Está “super” bien, porque tú vas a la tienda a reservar tu mesa, escoges lo más caro, y después de la boda vas y te dicen cuánta lana se juntó y tu te compras lo que quieres, y en algunos lugares hasta te dan una parte del dinero en efectivo. – Qué bueno que me lo dices – pensé, para mandarte un juego de refractarios.
Reconozco que ahora es una sencillez enorme comprar tus regalos por internet y evitarte la molestia de ir a la tienda, seleccionar algo, envolverlo y entregarlo. Pienso que a este ritmo, los novios no tardarán en decir: - si gustas tampoco tienes que venir a la boda, te mandamos el video y un vale por una cena en un restaurante para que vayas cuando tú puedas.
Muchos detalles de estas celebraciones se han deshumanizado y despersonalizado. Las bodas son una ceremonia que las personas suelen tener una vez en la vida, (o al menos eso es lo que se planea) y sería de esperarse que los familiares y amigos de los desposados, gusten de acompañarlos en un día tan especial. También se espera que los regalos sirvan para acondicionar tu nuevo hogar, y que más allá de recibirlos puedas tener el gusto de recordar que aquella vajilla, aquel juego de cuchillería o aquellos sartenes fueron regalados por alguno de tus invitados y al gusto y posibilidad de ellos. Pero en fin, los tiempos cambian y con ellos, las personas también.
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