domingo, 27 de marzo de 2016

"10 AÑOS no son nada... son todo" La Convivencia Diaria con Niños entre 2 y 4 años (Capítulo XXVIII)

Por algo a este período le llaman “Los Terribles 2”

Desde esta edad y en delante, la conversación verbal comienza a jugar un rol que antes quizá no era tan protagónico. Debido a que en esta etapa el niño comienza a hablar coordinadamente, será ahora cuando entre padres e hijos comiencen a tener diálogos. 

Aquí los padres, debemos ser conscientes y muy cuidadosos de nuestro interlocutor, cuya principal característica es la inocencia. Invaluable es la inocencia de un menor, y es absolutamente responsabilidad de los padres cuidar de ella como del tesoro que ésta encierra, pues radica en que el niño cree ciegamente todo lo que sus padres le dicen.  Y esto que parece explicarse tan sencillo tiene una gran trascendencia. Así que más nos vale estar pendientes de lo que decimos pues los niños creerán todo aquello que salga de nuestra boca.

En esta etapa los niños comenzarán a comprender el significado de las palabras y cuestionarán mucho aquello que decimos. Es importante que como padres seamos los primeros en decir la verdad, antes que exigirles a ellos que lo hagan.

Aquí la convivencia diaria será mucho más divertida que antes, pues ahora el niño es capaz de jugar juegos nuevos, incluso algunos deportes ya pueden comenzar a ser parte del juego. O para decirlo mejor, en esta edad para ellos todo es juego, comer es juego, vestirse es juego, ir de paseo al súper es juego, y bañarse… no se diga puede ser el más divertido juego. 

Aquí resulta un reto hacerles ver que hay momentos de juego y otros en donde el juego debe terminar porque si bien ellos están dispuestos a jugar todo el día, nosotros no. También es importante hacerles ver que no todos los lugares están hechos para jugar, pues justo en esta etapa es donde a ellos les parece divertidísimo correr por los pasillos del supermercado y perderse entre las tiendas del centro comercial, ocasionando sensaciones de infarto a los asustados padres que no los pueden perder de vista ni por 10 segundos.

Algunos niños  en esta edad, también asistirán por primera vez a una guardería, jardín de niños, o estancia maternal, con lo que iniciarán la convivencia con otros niños que nada tienen que ver con su entorno familiar. Es decir que el niño comenzará a socializar de forma independiente.

La socialización de los niños, no es igual que la de los padres, eso es algo que deben saber los padres.  Ellos no saben de relaciones públicas, ni de modales, si ellos se topan con un señor pelón, o con una señora gorda, o con alguien que tenga una discapacidad, o que luzca extravagante, simplemente lo van a señalar o te van a preguntar por qué la gente es así. 

También puede ser que en esta etapa surjan las primeras peleas con otros niños, y como padres no conviene sorprendernos si un buen día nos entregan a nuestro hijo al salir de la guardería con una mordida en un brazo o con un ojo morado. El día de mañana podrá ser nuestro pequeño el que le haga lo mismo a otro niño. Así que más vale que aprendamos a contener nuestro ímpetu, y actuar con prudencia, entendamos que los conflictos entre niños deben resolverse en ese nivel y no escalar el conflicto al nivel de los padres, donde seguramente todo será más difícil de resolver.

En esta etapa los niños están en la perfecta edad en la que son muy atrevidos y no miden el peligro, por lo que será común que en esta edad comiencen los accidentes. Aquí recomiendo ampliamente que los padres invirtamos tiempo en enseñar a los hijos cursos de supervivencia, en lugar de estar llenando la casa de prohibiciones.  Es decir, en vez de restringir el paso de las escaleras, recomiendo enseñarlos a subir y bajar por ellas aunque sea a gatas. En vez de prohibirles que agarren los cuchillos debemos explicarles para qué sirven y por qué no los deben usar. Sé que es complicado, pero siempre será mejor invertir tiempo en enseñarles el mundo real, que hacerles creer que hay un mundo a su medida.  

En su proceso de aprendizaje, el niño descubrirá que ante algunas peticiones de sus padres, también puede decir “No”, por este motivo, algunos nos referimos a esta nueva etapa como “la etapa del desafío”, y de igual manera, se vuelve experto en chantajes hacia papá y mamá, hasta tenerles como coloquialmente se dice, “bien tomada la medida.”


Aquí los padres ponemos a prueba nuestra fuerza controlando nuestro carácter. Es obvio que físicamente somos más fuertes que nuestros hijos pero no es en el aspecto físico donde nuestra fortaleza se pone a prueba, sino en el aspecto emocional y temperamental.  Saber hacerles entender que hay momentos para jugar y momentos para hacer y aprender nuevas responsabilidades, es tan difícil como hacerles ver que hay instrucciones negociables y otras que no lo son.  Aquel niño dócil y entendido que teníamos antes, ha quedado en el pasado. 

viernes, 25 de marzo de 2016

"10 AÑOS no son nada... son todo" La Convivencia Diaria, continuación... (Capítulo XXVII)

La convivencia con menores de 2 años

Para un niño de hasta 2 años, la vida consiste en explorar todo lo que esté a su alcance. 

Para ellos, los padres representamos seguridad.  Como ya lo dijimos, es una etapa sumamente agotadora para papá y mamá, porque los niños ya se desplazan,  y por supuesto que acompañarlos en sus desplazamientos esta es una forma de convivencia de la cual no nos podemos escapar, me refiero a caminar junto con ellos.

Otra  de las habilidades más fascinantes en esta etapa es que su lenguaje se empieza a desarrollar y entonces comienzan a hablar o a inventar sus propios vocablos.  Aquí me doy la licencia de brindar algunos consejos no solicitados para los papás. Enseñen a sus hijos a hablar correctamente, y empiecen por decirles el nombre real de las cosas.  

El perro, por ejemplo, se llama perro, no se llama gua-guá, como muchos creen, el tren se llama tren, y no chu-chú, como algunos padres suelen mentir, y por favor, no les hablen a sus hijos con voces fingidas semejando a niños chiflados, o como si fueran adultos que no saben hablar, lo único que están haciendo es que sus hijos se acostumbren a escucharlos de esa forma y al rato ellos imiten el modo, - Total, – pensarán ellos – así es como hablan mis papás. Enseñen a sus hijos el verdadero valor del lenguaje, pareciera una exageración, pero considero que es una importante base para  la comunicación que debe haber en toda familia.

Juegos, canciones propios para esa edad se transmiten de generación en generación, y en las tiendas  aparecen juguetes nuevos y muy creativos por montones, creo que a los hijos en esta edad, hay que enseñarles todo lo que podamos, para ellos, nosotros somos en gran medida su mundo. Muchos padres se llegan a sorprender que los niños desde esa edad sean capaces de jugar con una tableta electrónica  o un teléfono, si lo hacen y lo pueden hacer todo el día si los dejamos. Considero que no debemos privarlos de la tecnología que tenemos al alcance, pero será un error, si abusamos de ello y pretendemos que la tecnología se convierta en nuestra mejor niñera.

En la convivencia diaria quiero hacer referencia a un comportamiento de los padres que me parece necesario señalar. Cuando eres padre de un niño tan chiquito, es necesario que tomes conciencia de que el niño tiene necesidades distintas y niveles de tolerancia diferentes a las que tiene un adulto,  aunque te pueda mucho, habrá lugares y eventos que quizá disfrutas mucho asistiendo solo, pero que resulta una imprudencia (que es lo de menos) e incluso un riesgo asistir con niños. Por ejemplo, eventos donde hay aglomeraciones de gente, o donde no hay baños en buenas condiciones.  De esto tomé un poco de consciencia cuando junto con mi familia viví en Zapopan Jalisco. Ahí nos dimos cuenta que el municipio prohíbe que los niños menores de 2 años ingresen a las salas de cine incluso a ver películas infantiles. En principio pensé que se trataba de un asunto de evitar que el niño molestara a los demás espectadores, pero luego me explicaron que no, sino que el sonido del cine en ocasiones es tan alto que puede llegar a lesionar el sistema auditivo de un menor.

De igual forma me ha tocado ver gente con carriolas en ferias, conciertos y peregrinaciones donde a veces no puedes ni caminar de tanta gente que hay, Considero oportuno recomendar a los padres de estos pequeños que por un tiempo se abstengan de asistir o más bien, de llevar a sus hijos a lugares no aptos para pequeños.

No es una gran privación, más bien es atreverse a conocer nuevas formas de divertirse teniendo a un pequeñito a nuestro cuidado. No pasa nada si te pierdes aquel concierto, no pasa nada si dejas de ir a donde siempre has ido, o si ya no eres el último en retirarse de las fiestas, las condiciones han cambiado y sobrevivirá mejor el que se logre adaptar a las nuevas circunstancias.


Por el contrario, esta nueva etapa nos traerá cosas muy positivas. En esta edad, los niños comienzan a hacer sus primeras gracias, se ríen, juguetean, son sumamente entendidos. Incluso algo tan inocente como recoger un juguete y ponerlo en su lugar puede llegar a convertirse en un juego,  - ¡Qué bien se porta!, - llegarán a pensar los papás – y qué entendido es… - incluso una pequeña travesura puede llegar a ser considerada como una gracia que amerita foto, video y publicación en redes sociales. Está bien, es lo de hoy… La ternura está en el ambiente todo el tiempo. Lo que los padres ignoramos, es que aquel comportamiento tan dócil, no será para siempre…,  si no me creen, esperen a que cumplan dos…

"10 AÑOS no son nada... son todo" La convivencia diaria (Capítulo XXVI)

   Querido Pablo, cuando uno tiene la dicha de contar con una familia, la vida se vuelve más amable en muchos aspectos. 

Principalmente porque la familia se convierte en una inagotable fuente de amor, de donde nace el impulso necesario casi para cualquier cosa, ya sea para ir en busca de algún sueño como para soportar los embates del entorno cuando las cosas se ponen difíciles. Por lo mismo te puedo asegurar que uno de los sentimientos más tristes y difíciles de sobrellevar es la soledad.

A lo largo de estos capítulos, te he ido contando cómo se va formando una familia nueva, claro que ésta no es la única forma, ni mucho menos la mejor, simplemente es la que mejor conozco, pues la he visto formarse desde sus cimientos y es ahí donde he puesto mi mejor empeño.

Ya hablamos de cómo los padres comienzan a convivir de una forma distinta a partir de que viven juntos, ya hablamos la llegada del primer hijo y los demás, y cómo cada uno va alterando la dinámica familiar. Ya hablamos del papel de los abuelos y de cómo la familia en general va experimentando cada paso de su desarrollo. Sin embargo para que todo esto suceda hay algo fundamental de lo cual ha llegado el momento de hablar y analizar; la convivencia diaria y la interacción entre los miembros de la familia.

Hay cosas que nunca deben faltar, no importa si es invierno o verano, si la familia pasa por momentos difíciles o placenteros, si los hijos tienen 2 meses de edad, 2 años o más, y me refiero a las formas de expresar el amor.

Las palabras amables, los abrazos cálidos, las caricias suaves y los besos sinceros; deben estar presentes todos los días, no se vale escatimar en el amor con quienes más amamos. No es aceptable callarnos el amor, excusándonos en la trillada creencia de: -¿Para qué quieres que te lo diga, si ya lo sabes? - precisamente porque sabemos que nos queremos, es necesario que lo digamos y lo estemos recordando y demostrando a cada oportunidad.

Recomiendo ampliamente establecer un código entre los miembros de la familia, una clave secreta, algo que para la familia tenga un significado especial. Puede ser un gesto, una mueca, una seña con las manos, un símbolo o hasta un color. Así cada vez que lo veamos, será como una contraseña que nos permitirá ponernos en una misma conexión. En nuestra familia, querido Pablo, existe un código que tú y yo sabemos reconocer y lo que significa. Herédalo si quieres, o crea tu propio símbolo familiar. Lo más importante es la complicidad y la membresía de saberse perteneciente a ese núcleo de unión y desarrollo llamado familia.

Cuando los hijos son pequeños, los padres debemos entender que el desarrollo de sus habilidades va precedido de los conocimientos que adquieren. Es decir que primero debemos enseñarles cómo hacer algunas cosas y luego tener la paciencia necesaria para que desarrollen la habilidad de hacer las cosas por sí solos. Los ejemplos que aplican en esta categoría abundan, y van desde aprender a comer por sí solos, aprender a servirse agua o leche desde un envase, aprender a cambiarse, a abrocharse los zapatos, a lavarse los dientes, etc.

Es importante hacer conciencia de que al principio, los niños no harán las cosas correctamente, Aunque ya tengan el conocimiento de cómo debe ser, les falta la habilidad para hacerlo, pues es algo que se va desarrollando poco a poco. O sea que al comer se va a manchar, y al vestirse se va a equivocar, y al abrocharse los zapatos se va a tardar una eternidad, claro. Así será y así debe ser, paciencia y comprensión es lo que los padres debemos tener para entender que poco a poco lo irán haciendo mejor y más rápido hasta que dominen dichas habilidades y simultáneamente irán aprendiendo otras nuevas pero siempre bajo el mismo método.

Quieres entender cómo es de difícil para un niño lavarse los dientes cuando no tiene la habilidad dominada, es muy fácil, intenta hacerlo tú que eres diestro, con la mano izquierda, eso te hará más comprensivo sobre el tema que estamos hablando.

El tiempo especial. Entre los diferentes miembros de una familia existen vínculos distintos, no es la misma relación la que existe entre mamá y papá, que la que existe entre mamá y un hijo o una hija, que entre papá y una hija o un hijo, o entre los mismos hermanos sin los padres estorbándoles y diciéndoles qué hacer a cada rato incluso. Cada quien tiene un vínculo especial con el otro miembro de la familia y esos vínculos son únicos.

El tiempo especial, es un concepto que consiste en dedicar un momento especial, preferentemente semanal, para compartir con cada miembro de la familia sin que interfieran los demás. Algunas veces, los padres cometemos el exceso de querer ser democráticos incluso para las relaciones intrafamiliares, y si le compramos un helado a un hijo, nos sentimos comprometidos a pensar que tenemos que hacer lo mismo con todos. Sin embargo no es así, hay momentos y placeres que se pueden tener sólo con algunos y esto no implica que se esté excluyendo a alguno, o que exista una preferencia por otro miembro, más bien se trata de hacer momentos especiales personalizados para cada miembro de la familia en función de la edad, el carácter y los gustos de cada uno.