Aquí aprovecharé, querido hijo, para hacerte una recomendación que a mí me fue muy útil. Cuando planeé la boda con tu madre, nos facilitó mucho hablar con transparencia y poner las cartas sobre la mesa. Contábamos con cierta cantidad de dinero y lo teníamos que dividir en 3 partes (no necesariamente iguales, aquí está el truco). Una de ellas sería para organizar la boda, otra para el viaje o luna de miel y la tercera para acondicionar nuestra casa e iniciar nuestra vida de casados.
Como los recursos siempre son escasos, hay que pensar bien en qué porcentajes divides tus ahorros para tener una boda decorosa, un viaje divertido e iniciar una vida de casados con las comodidades mínimas indispensables.
De esta forma será fácil entender que si le dedicas un alto porcentaje de tu dinero a la boda, seguramente ya no te quedará tanto ni para el viaje ni para acondicionar la casa. Por lo que tendrás que pensar en un viaje sencillo quizá no tan lejano y hacerte a la idea de que tu nuevo hogar quizá no va a tener todas las comodidades que había en la casa de tus padres, pero tendrás la certeza de que lo que tengas será fruto de tu esfuerzo.
Hay otras parejas que deciden poner el mayor porcentaje de su dinero en el viaje, pensando en que es una experiencia única que jamás van a olvidar y que puede ser el inicio de una nueva vida. Siendo así, tendrán que pensar en hacer una boda sencilla, y en tener una casa modesta pero acogedora, un verdadero hogar.
Si por el contrario, deciden invertir su dinero en equipar y amueblar la casa para que no les falte nada; seguro no habrá presupuesto que alcance, entonces tendrán que compensarlo con una boda y un viaje sencillos pero dignos de recordarse.
Ahora que si hay recursos suficientes como para un gran viaje, una gran boda y una gran casa, pues felicidades, a disfrutarlo todo con responsabilidad porque en un abrir y cerrar de ojos, las cosas pueden cambiar.
Sea cual sea la decisión que tomen, lo más importante es que la tome en pareja, y cuando digo “en pareja”, me refiero a que la tomen entre los dos. No se vale, que la tome sólo uno, ni que más personas ajenas a la pareja (por muy queridas que sean) interfieran en lo que la pareja quiere. Ya que estas decisiones se recuerdan para toda la vida. Así que si son buenas, será mérito de la pareja y si son malas será responsabilidad de ambos y no habrá posibilidad de reprocharle nada a nadie.
Una vez decidido el plan, hay que comenzar a trabajar en él, es importante que haya roles específicos para cada uno. Siendo la boda, el primer proyecto que harán juntos, conviene que salga bien. Aquí un consejo muy personal, querido hijo, que te va a librar de muchos dolores de cabeza: escoge bien en cuales decisiones quieres participar y en cuales no. Así como es importante definir aquellas cosas que en verdad te interesan, también es importante desligarte de las que no son de tanta importancia para ti, ya que si quieres participar de todo, te convertirás en un filtro, en un embudo y estarás frenando la resolución de muchas decisiones. Y es probable que también termines volviéndote medio loco.
Cuando tu madre y yo nos casamos, recuerdo que le dije: - yo quiero participar en las decisiones referentes a la lista de invitados, la comida, la bebida y la música. El resto de los temas, los puedes decidir tú. Si me quieres consultar algo, opinaré con gusto, pero si no lo quieres hacer, desde ahora te digo que estoy de acuerdo con la decisión que tomes.
Fíjate bien, Pablo, desligarte de una decisión para delegársela a alguien más, implica tenerle confianza absoluta, pero además, implica que estarás de acuerdo con la decisión que la otra persona va a tomar, así que no podrás reclamar nada en caso de que las cosas no sean como tu esperabas.
Otra vez, continuará...
Como los recursos siempre son escasos, hay que pensar bien en qué porcentajes divides tus ahorros para tener una boda decorosa, un viaje divertido e iniciar una vida de casados con las comodidades mínimas indispensables.
De esta forma será fácil entender que si le dedicas un alto porcentaje de tu dinero a la boda, seguramente ya no te quedará tanto ni para el viaje ni para acondicionar la casa. Por lo que tendrás que pensar en un viaje sencillo quizá no tan lejano y hacerte a la idea de que tu nuevo hogar quizá no va a tener todas las comodidades que había en la casa de tus padres, pero tendrás la certeza de que lo que tengas será fruto de tu esfuerzo.
Hay otras parejas que deciden poner el mayor porcentaje de su dinero en el viaje, pensando en que es una experiencia única que jamás van a olvidar y que puede ser el inicio de una nueva vida. Siendo así, tendrán que pensar en hacer una boda sencilla, y en tener una casa modesta pero acogedora, un verdadero hogar.
Si por el contrario, deciden invertir su dinero en equipar y amueblar la casa para que no les falte nada; seguro no habrá presupuesto que alcance, entonces tendrán que compensarlo con una boda y un viaje sencillos pero dignos de recordarse.
Ahora que si hay recursos suficientes como para un gran viaje, una gran boda y una gran casa, pues felicidades, a disfrutarlo todo con responsabilidad porque en un abrir y cerrar de ojos, las cosas pueden cambiar.
Sea cual sea la decisión que tomen, lo más importante es que la tome en pareja, y cuando digo “en pareja”, me refiero a que la tomen entre los dos. No se vale, que la tome sólo uno, ni que más personas ajenas a la pareja (por muy queridas que sean) interfieran en lo que la pareja quiere. Ya que estas decisiones se recuerdan para toda la vida. Así que si son buenas, será mérito de la pareja y si son malas será responsabilidad de ambos y no habrá posibilidad de reprocharle nada a nadie.
Una vez decidido el plan, hay que comenzar a trabajar en él, es importante que haya roles específicos para cada uno. Siendo la boda, el primer proyecto que harán juntos, conviene que salga bien. Aquí un consejo muy personal, querido hijo, que te va a librar de muchos dolores de cabeza: escoge bien en cuales decisiones quieres participar y en cuales no. Así como es importante definir aquellas cosas que en verdad te interesan, también es importante desligarte de las que no son de tanta importancia para ti, ya que si quieres participar de todo, te convertirás en un filtro, en un embudo y estarás frenando la resolución de muchas decisiones. Y es probable que también termines volviéndote medio loco.
Cuando tu madre y yo nos casamos, recuerdo que le dije: - yo quiero participar en las decisiones referentes a la lista de invitados, la comida, la bebida y la música. El resto de los temas, los puedes decidir tú. Si me quieres consultar algo, opinaré con gusto, pero si no lo quieres hacer, desde ahora te digo que estoy de acuerdo con la decisión que tomes.
Fíjate bien, Pablo, desligarte de una decisión para delegársela a alguien más, implica tenerle confianza absoluta, pero además, implica que estarás de acuerdo con la decisión que la otra persona va a tomar, así que no podrás reclamar nada en caso de que las cosas no sean como tu esperabas.
Otra vez, continuará...
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