Querido Hijo, lo único que debería estar
prohibido en una boda es sufrirla, padecerla, o lo que es lo mismo, no disfrutarla.
La boda es la culminación del
noviazgo, y en sí misma es un parte aguas entre dos etapas bellísimas de la
vida.
En cuanto entregas el anillo de
compromiso y recibes una respuesta afirmativa, lo que sigue es decidir todo lo
relacionado con la boda. Fecha, lugar, invitados, y un sin fin de detalles.
Realmente este asunto puede ser tan simple o tan complejo como tú y tu pareja
lo quieran ver. Y para ejemplificar lo que digo, antes de compartirles algunos
consejos, querido hijo, les voy a hablar de 4 tipos de boda a los cuales me ha
tocado asistir y de los cuales te puedo mencionar algunas diferencias.
Primer tipo: La boda que organizan
los padres de los novios, la que organizan los novios pero pagan los padrinos,
las que se hacen gracias a los invitados
y la que finalmente organizan y pagan los novios. Pareciera imposible, pero
aquí verás las diferencias.
La boda de los padres, es aquella
en la que los novios asisten casi como invitados especiales. Es decir, que la
boda la planean y organizan de acuerdo a los gustos, compromisos y presupuesto
de los padres. Es común que en este tipo de bodas asistan cientos o miles de
invitados, de los cuales los novios no conocen ni a la mitad. Los pleitos los
suelen iniciar entre los consuegros, que como ya te imaginarás, tienen
distintas formas de pensar, y los novios terminan por sentirse entre la espada
y la pared. Los novios reconocen que quizá haya detalles que no fueron muy de
su agrado, pero terminan por aguantarse por el simple hecho de que todo se los
están financiando. Como comúnmente se dice, “A caballo regalado, no se le ve el
colmillo”
Estas bodas más que un festejo de
los novios, parecen un triunfo de los padres que al fin lograron casar al
muchachito o a la muchachita con quien ellos querían. Suena medieval pero al
menos a mí así me lo parece.
Suelen ser bodas inolvidables por
el derroche con que fueron organizadas y porque la cobertura en los medios
suele empezar desde que se organizan las despedidas de soltera de la futura
desposada hasta el suplemento especial con todos los detalles del evento y la
tornaboda.
En estas bodas como
coloquialmente se dice, “se tira la casa por la ventana” los padres argumentan
que es muy su gusto y que al final de cuentas para eso es el dinero para
disfrutarlo, y realmente creo que tienen razón. Cada quién usa su dinero para
lo que mejor le place. Aquello termina siendo un cuento de hadas con final
feliz, al menos a los ojos de la sociedad. Aquí me parece que resulta
conveniente hacer una pregunta a los novios: ¿Se casarían aunque no hubiera una
boda con tales características?...
Segundo tipo: La boda que
organizan los padrinos, es la boda en la que los novios no tienen el
presupuesto para hacer la fiesta como ellos quieren, entonces invitan a muchos padrinos
para que entre todos paguen lo que ellos no pueden pagar. Así que no te
sorprendas si vas a una boda y descubres que hay padrinos de salón, de música,
de fotos, de flores y hasta de platos desechables. Estas bodas también se
vuelven inolvidables, porque a nadie se le olvida que los novios hincaron el
diente a cuantos pudieron para hacer realidad el sueño de una boda que estaba
más allá de sus posibilidades.
Si algún día, querido hijo,
alguien te invita a ser padrino de su boda y percibes que la intención no es un
asunto de cariño sino de economía, no te sientas comprometido a cumplirle su
gusto, procede de acuerdo a tu forma de pensar y decide según tu gusto y tu
conveniencia.
Tercer tipo: Las bodas que se
hacen en algún destino turístico o de moda, para lo cual se suele contratar los
servicios de un hotel de gran turismo en alguna playa paradisiaca. En estas
bodas pareciera que los novios hacen hasta lo imposible porque los invitados no
asistan. Estas bodas suelen caracterizarse por varias cosas, primero que nada
existe la versión oficial de que los novios “siempre” tuvieron el sueño de
casarse junto al mar (pero no junto al mar más próximo a donde viven, eso
cualquiera lo hace, sino al que esté más
lejos, donde casi nadie pueda llegar); y aunque la mayoría de la gente suele
saber que eso es una falacia, es lindo que te lo digan. Aquí surge una paradoja, Nos vamos lejos para
que casi nadie pueda ir, excepto aquellos amigos o familiares que tengan la
suficiente solvencia como para financiarse el viaje y de paso financiarnos
nuestra boda. Aunque parezca difícil de creer, en muchos casos así es.
Detrás de toda esta parafernalia
existe un modus operandi muy bien organizado. Digamos que el hotel “Equis”
ofrece a los novios un paquete de regalo en el que si les garantizan un número
determinado de habitaciones para sus invitados (que yo les diría
patrocinadores) entonces el hospedaje “todo incluido” de los novios y el evento
en general suele ser a muy bajo costo o incluso gratis. En otras palabras, los románticos
novios, te invitan a su boda para que les ayudes a financiarla (¿muy creativo,
no?). Aquí me reservo mis comentarios adicionales (que ya te los podrás
imaginar) por el hecho de que he recibido varias invitaciones a este tipo de
bodas. A casi todas he dado las gracias por la invitación y me he disculpado
por no poder asistir.
Por último y cuarto tipo: La boda
que se hace de acuerdo a los gustos, preferencias y posibilidades de los
novios, y que son organizada por ellos mismos. En este tipo de bodas, los novios
tienen el control del evento y los pies pegados al suelo. Saben lo que cuestan
las cosas y se ajustan a sus posibilidades con plena consciencia. En este tipo
de bodas, generalmente asisten los amigos de los novios y los familiares más
cercanos. Se convierten en bodas entrañables, honestas, sinceras y la gente las
suele recordar gratamente. Además como saben que no se trata de un evento
masivo, saben que si se les invita es por un asunto del corazón.
Y si, Querido Pablo, así es como
funciona por ahora nuestra sociedad, por lo que cualquier semejanza con la
realidad, no es ninguna coincidencia.
Continuará…
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