Al final de su columna en la cual
aborda la toma de posesión del nuevo presidente de Francia, Fuentes
declara: cito “Nota mexicana.- Me
preocupa e impacienta que estos grandes temas de la actualidad estén fuera del
debate de los candidatos a la presidencia de México, dedicados a encontrarse
defectos unos a otros y dejar de lado la agenda del porvenir.” , hasta aquí la
cita, por eso deduzco que murió
preocupado.
Murió con la misma preocupación con
la que muchos vivimos preocupados. Lamento
su pérdida en un momento en el que nuestro país, si algo demanda son
pensadores. Voces intelectuales que vean
más allá de su parcela y sean capaces de hablar en favor de México. Del este México del que Fuentes fue tan
crítico y tan amante. “ Inmenso país,
cinco veces más grande que Francia, México quiere y se quiere, sin embargo, a
través de lo pequeño.” Comenta en su
libro “En esto creo” mientras resalta el
valor inconmensurable que tiene para los mexicanos, la comida, la sobremesa,
las canciones más tristes y las más alegres, los hombres más humildes y los más
soberbios.
De su autoría recuerdo haber
leído “Aura”, “Las Buenas Conciencias” y “En Esto Creo” bella colección de ensayos y reflexiones de
donde extraigo las citas que transcribo en esta columna. Citas como “La belleza
sólo le pertenece al que la entiende, no al que la tiene.”
Sin embargo recuerdo como mi
mejor experiencia con Fuentes, no sus libros, sino una conferencia que
impartiera hace quince o veinte años en el teatro de la ciudad de Saltillo,
Coahuila. Donde habló de uno de sus temas más apasionantes: México.
Yo no entiendo por qué se mueren
los intelectuales que aman tanto a esta tierra, habiendo tantos que ni gente
pensante, ni amantes de nuestro país, por
el contrario, gente que nada más está viendo a ver de cual chichi le mama más a
la vaca.
A un día de su muerte, el
gobierno le rinde un homenaje en el
Palacio de las Bellas Artes, una muestra más de que casi siempre vamos tarde en
todo. Que bueno que se le reconozca su
labor, qué lástima que no se lo hayan hecho en vida; seguro le habría gustado
más y lo habría disfrutado mejor.
Carlos Fuentes murió un día del
maestro. Y consciente de que no es lo mismo un profesor que un maestro,
transcribo a continuación algunos fragmentos que nos legó a propósito de la educación,
cito: “En la universidad, todos tenemos razón pero nadie tiene razón a la
fuerza y nadie tiene la fuerza de una
razón única”.
“La educación, en todas partes,
requiere un proyecto público que la apoye… Defendamos la educación pública.
Pero el proyecto público requiere la cooperación del sector privado, que sin un
proyecto público acabará marginando a sus posibles consumidores, toda vez que
no es concebible en ninguna parte del mundo mayor producción sin mayor
educación, ni mejores niveles de vida sin ambos. “
“Nadie pierde conocimientos si
los comparte”
“La universidad está llamada… a
mediar entre las culturas, desafiando prejuicios, extendiendo nuestros límites,
aumentando nuestra capacidad para dar y recibir y nuestra inteligencia para
entender lo que nos es ajeno.”
“En la universidad podemos
abrazar la cultura del otro, a fin de que los otros puedan abrazar nuestra
propia cultura.”
El maestro también dejó
reflexiones sobre la muerte, de esa cabrona (como también la llamaba) que no
nos mata a nosotros sino a los que amamos. Logra aprender tres cosas en su experiencia
personal: la primera; que al morir un joven ya nada nos separa de la muerte. La
segunda, es saber que hay jóvenes que mueren para ser amados más. Y la tercera,
que el muerto joven al que amamos está vivo porque el amor que nos unió sigue
vivo en nuestras vidas.
Carlos Fuentes, insisto, murió
preocupado, y creo que esa es una condición natural de los pensantes, aquellos
que no son capaces de poner su cerebro en blanco y dejar que el mundo gire con
si fuera algo ajeno.
En las reflexiones que hace sobre
la política, expresa sus preocupaciones sobre la droga, sobre el deterioro de
la civilización urbana, sobre las carreras armamentistas, sobre todo lo que
atente contra la continuidad de la vida, sobre el capitalismo autoritario,
sobre el regreso de los peores signos de fascismo: la discriminación racial, la
persecución del trabajador migratorio, la explosión demográfica del mundo,
etcétera. En fin temas de impacto
universal que forman nuestro entorno.
Alguien podría decirme ¿Por qué
se mueren los intelectuales que tanta falta nos hacen, habiendo por ejemplo,
tantos malos políticos?
Pese a toda su preocupación, el
maestro Fuentes, nos deja un legado salido de su talento y su trabajo, una lección de intelectualidad que me parece
una franca invitación a la reflexión, a la preparación, al estudio, al
raciocinio, al autodesarrollo, como el más franco camino hacia una mejor forma
de vida.
1 comentario:
Manuel hoy por primera vez leo tu blog, gracias a twitter(que leer). Dejame decirte que me encantó. Te agradezco la cita que has traido de Carlos Fuentes sobre quien tiene la razón.
Me llamó la atención el nombre de tu blog, porque yo aunque inicie hace poco, resolví también hacerlo los jueves. Un abrazo, será un placer leerte.
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