A poco tiempo de que ocurran las
elecciones presidenciales en nuestro País, me urge un candidato en quién
confiar. Dar el voto, es como poner un cheque al portador, en las manos de
quien creemos que hará buen uso de él. Pero no sé en quién.
Me urge un candidato con el cual
me sienta representado. No un demagogo.
Me urge un candidato que sea líder
de un equipo, que estén dispuestos a servir a México, y no hambrientos de
servirse de él.
Un candidato que reconozca la compleja
problemática de nuestro país, que pueda diseñar y vendernos una visión realista
del futuro. No un vendedor de ilusiones y esperanzas.
Me urge un candidato que tenga vergüenza
y sentido de la honestidad; que no haga ni permita que su gente haga trampa. No
alguien que se hace de la vista gorda, ni mucho menos quien crea que el fin
justifica los medios.
Un candidato que tenga la
valentía y la humildad de reconocer que también sus antecesores han cometido errores,
y no uno que soporta sus discursos en decir que toda la culpar es de sus adversarios.
Me urge un candidato comprometido
con la educación de calidad, dispuesto a reformar el sistema educativo en todos
sus niveles y en toda la geografía nacional, asumiendo las consecuencias políticas
que conlleva todo proyecto de largo plazo.
Un candidato que no le de miedo decir
la verdad, que asuma el costo político de decirle al pueblo que la única forma
de prosperar, es mediante la educación y el trabajo que cada uno debemos hacer.
Y qué entienda que la función del gobierno es dar oportunidades y un piso lo
más parejo posible y no andar repartiendo dádivas a unos a costa de otros. No
necesitamos a un iluminado que prometa ser la solución a todos nuestros males. ¿Quién
puede creer eso?
Me urge un candidato con visión mundial,
que esté convencido de que México y los mexicanos, somos capaces de competir contra
los mejores del mundo, en todos los ámbitos y que promueva esa libre competencia.
Me urge un candidato congruente
con una ideología en pro de México, que finque sus decisiones y sus acciones en
un código de valores éticos, y no en un proyecto de beneficio personal o para los
suyos; porque de eso los mexicanos ya estamos hartos.
Me urge un candidato así, y qué
lástima que no exista. Hoy no sé en favor de quién otorgaré mi voto, aunque al
menos ya sé de uno a quien no se lo daré.
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