Si decidiera meter mi dinero en
un fondo de inversión, me encantaría encontrar un fondo que me diera “alto
rendimiento” con “bajo riesgo”. Sin
embargo la cruda realidad me haría ver que dicha combinación (altamente
soñadora) no existe. Pues el rendimiento
y el riesgo suelen moverse juntos.
Algo similar me pasa, cuando sé
que tengo que depositar mi voto a favor de alguno de los candidatos a gobernar el
país. Me encantaría tener una boleta donde sólo aparecieran aspirantes buenos, para
poder escoger de entre ellos al mejor; y no quiero decir que busco gente
inmaculada, que sean cúmulo de virtudes y que carezcan de defectos; porque
obviamente aquello tampoco existe. Pero algo más equilibrado no nos vendría
mal, como para que nadie diga que: “Estábamos
mejor cuando estábamos peor”. La Democracia con todos sus defectos, ha
avanzado.
Me refiero a que quisiera que los
mexicanos batalláramos para decidir a quién darle nuestro voto porque hubiera
varios que nos parecieran bueno, pero tristemente, todo parece indicar que vamos
a escoger al que nos parezca menos malo. Para decirlo en términos de
inversión. En vez de ver cual todos me
da mejor rendimiento, estamos viendo con cual corremos menos riesgo.
Conscientes de que las campañas
oficiales no han iniciado y que esto apenas empieza, veo venir una boleta con 3 candidatos postulados por partidos y algunos
más de los llamados independientes. De estos
últimos por ahora no me ocuparé. (Creo que después tampoco).
De los 3 gallos que ostentan
plumajes multicolores y a donde irán a parar la mayoría de los votos, por esta
ocasión no hablaré, pues para decidir en base al riesgo, lo relevante no es hablar
del gallo, sino del perfil del inversionista, es decir, del ciudadano que va a ir
a votar:
Si usted es un inversionista de
perfil CONSERVADOR, que no le gusta tomar grandes riesgos, ni le gusta que le
cambien las reglas cada sexenio, ni que un tercero venga a decir que ahora se
implementarán “grandes cambios” que (si por alguna causa salen mal) pueden
poner en riesgo su estabilidad económica familiar o su negocio. No se preocupe,
usted tiene una opción por la cual puede votar, aquella que representa la continuidad
de lo que por años, este país ha vivido. El candidato que dice no tener cola que le
pisen, (y pudiera ser) pero que está siendo abanderado por el partido que más corrupción
ha hecho a lo largo de la historia, y del cual ya no se sabe si es más cola o
más animal.
Ahora bien, si usted es un
inversionista de mediano riesgo, es decir de perfil más AVENTURERO, sin llegar
a temerario. Si está dispuesto a jugársela por México con un partido que trae
ideas nuevas, aparentemente frescas y modernas, si se identifica con lo que
dicen que están hartos de las tropelías que se hicieron en el pasado y que de
seguro se seguirán haciendo si no se da la alternancia… tampoco se preocupe,
usted también tiene una opción por la cual puede votar. La opción del candidato
joven que ha demostrado tener agallas, y que por momentos parece identificarse
con la Maquiavélica frase de: “El fin justifica los medios”, y que por lo mismo lo persigue una historia
que lo vincula con la ilegalidad y otra con la fragmentación interna de su
partido, pues adelante, usted puede
votar por él.
¡Ah!, pero si usted es un tipo de
inversionista de ALTO RIESGO, de esos que le gustan jugar con fuego, de los que
apuestan el patrimonio suyo y el de su compadre (Al estilo de los Tres Mosqueteros;
que acabaron siendo cuatro), que no le da miedo ser gobernado por un candidato
que ofrece amnistía a los criminales y que está sumando a su equipo de trabajo
a gente (por decir lo menos) de “cuestionada” honorabilidad.
(Aquí pasa un borrachín por la
calle y dice: “Cuestionada la de los otros, estos son delincuentes de los
buenos, no me los haga menos…”).
Si usted es de esas personas que
piensan que México no podría estar peor, o que definitivamente, quiere ver como
nuestro país arde ante el autoritarismo de una sola persona. No se preocupe, usted también tendrá un
candidato en la boleta. El que pretende hacer una constitución moral, y que
presenta su proyecto de nación como una carta de buenas intenciones, aquel a
quien sus fieles lo escuchan como si les cantaran las sirenas y que al escucharlo
me recuerda el refrán que dice que “Cuando la limosna es mucha, hasta el Santo
desconfía”, pues sí, también usted
tendrá por quien votar.
Ahora bien, no se confunda usted,
al momento de definir su perfil, hágalo pensando como si lo que estuviera en
juego fuera su patrimonio entero y no un dinerillo que usted reservó para
jugarlo en el casino o para irse de fin de semana a Las Vegas. Definamos
con conocimiento para que no nos lo reclame nuestra conciencia (o nuestra
familia, o nuestros empleados), y actuemos con responsabilidad, pues con tanta información a nuestro alcance, no
habrá forma de decir que nadie nos lo advirtió.
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