domingo, 17 de julio de 2011

Mis hijos y el iphone, mi nuevo desafío.

Mis hijos y el iphone, mi nuevo desafío.
(“iphone”, se pronuncia “aifon”. Si no sabe lo que es, usted no se preocupe; se trata de lo más novedosito en telefonía celular)
Generalmente no estoy a la vanguardia en tecnología, mis alcances en el uso de computadoras, herramientas y programas suelen limitarse a los que requiero para hacer mi trabajo  y con eso me doy por bien servido.
Punto y  aparte (pero muy relevante para la comprensión de este artículo), le comento que el periodista Leonardo Kourchenco; en coautoría con José Pedro Landaverde, presentaron un libro en la ciudad de México llamado “El Desafío del Maestro en el Siglo XXI” cuyo contenido se basa en una tesis como de película de terror: Todos los alumnos del siglo XXI, tienen maestros del Siglo XX. Esto hace que los actuales maestros tengan retos o desafíos nunca antes necesarios, para estar a la altura de lo que un estudiante actualmente demanda.
Generalmente los estudiantes nacen varios años después que sus maestros, pero a diferencia de otras décadas, en esta última la tecnología ha avanzado a pasos agigantados y ha hecho que los que somos “del antiguo testamento”; como dice mi hermana la catequista, en ocasiones nos sintamos reacios a involucrarnos con las novedades tecnológicas.
Aquí hago un paréntesis (Me detengo brevemente para hacer un sencillo pero real reconocimiento) Aplaudo a los miembros de la generación que nació en la primera mitad del siglo XX, (como mis padres y algunos tíos) que no se han dejado intimidar por el internet y han resultado ser muy buenos navegantes (Ahora no comprendo cómo pueden tener una cuenta en facebook y pasar horas mandando y reenviando correos con tanta facilidad cuando hace un par de  décadas les causaba temor accionar una videocasetera beta, en fin). Felicidades y bien por ellos.
Pero volvamos al tema. Pienso que los nuevos aparatos y programas cibernéticos ahora son más atractivos debido a que sus diseñadores se preocupan más  por los usuarios y los hacen parecer de acceso sencillo y amigable. Casi como si fuera un político de nueva generación.
Bueno, pues con este enorme preámbulo girando en mi cabeza desperté un buen día y me quedé  pensando en el futuro que les espera a mis hijos, que también son modelos del siglo XXI y tienen padres nacidos en los eclécticos años setentas. ¡No sólo somos de otro siglo, somos de otro milenio!
A sus tiernos ojitos parecemos prehistóricos. Todavía recuerdo cuando mi hija no entendía la diferencia entre mañana y ayer. Ahora la entiende, sin embargo explicar la línea del tiempo y los avances que ha habido a la fecha, me ha sido más complejo de lo que pensaba. De eso caí en cuenta cuando me preguntó si sus abuelitos habrían visto algún mamut. ¡Dios bendito! No se si no me entendió o si piensa que en verdad somos así de viejos.
Ahora yo me pregunto ¿Cuáles son los desafíos que como padres tenemos en el siglo XXI? Mis hijos no tienen la culpa de tener un papá que encuentra más desafiante volar un papalote que avanzar de nivel en un videojuego. Mis pobres hijos no comprenden por qué me divierte más componer un soneto que resolver un sudoku. Sin embargo el desafío es para mí, no para ellos, así que hice la prueba y sigo estupefacto. Aquí los resultados y conclusiones de mi experimento.
Baje un par de aplicaciones para el iphone, son juegos para niños donde tienen que pintar, armar o resolver ciertos retos. Si bien es cierto, que a mí no me apasiona el mundo tecnológico, no tengo porqué suponer que a mis hijos tampoco y lo más importante; no tengo derecho a mantenerlos ajenos al mundo que les está tocando vivir.  Todo fue que les mostrara cómo funciona el aparatejo; que no me llevó más de diez segundos y el resto lo descubrieron ellos.
De aquel día a la fecha llegar a la casa y que mis hijos salgan a recibirme es una y la misma cosa. Es cierto que ya lo hacían, sólo que ahora lo hacen con más júbilo que antes al grito de: - Papi, te extrañé mucho ¿me prestas tu teléfono?
El sorprendido sigo siendo yo, es increíble la habilidad que los niños tienen para la tecnología, dicen que es como si trajeran un chip integrado. “Yo no lo sé de cierto…” (Como escribió Jaime Sabines) pero lo que si se, es que gracias al  Iphone ahora tengo  una nueva forma de mantener a mis hijos tranquilos y en silencio. Hasta parecen inofensivos.  
Como es lógico, yo sigo disfrutando lo que siempre me ha gustado. Creo que para que mis hijos estén al día en tecnología no voy a tener que enseñarles mucho, pronto van a ser ellos los que me van a enseñar a mí (el ciclo generacional se repite). Ahora considero que mi mayor desafío consiste en mostrarles a mis hijos como jugábamos y nos divertíamos los niños de antes. Mi desafío será transmitirles el gusto y enseñarlos a  valorar  las cosas que siempre han estado y que difícilmente pasarán de moda; como volar un papalote, andar en bicicleta, subirse a un árbol o patinar, y lo más importantes, el mayor de mis desafíos, será hacerlos conscientes de que cualquier herramienta (desde un humilde serrucho hasta la computadora más avanzada)  por sí sola no será capaz de mucho si detrás de ella no hay unas manos hábiles que la sepan manejar, pero sobre todo una persona inteligente, que no se deja impresionar con lo que una herramienta puede hacer, sino que se pregunta lo que ella es capaz de hacer con aquella herramienta.  Ahí está mi desafío.

3 comentarios:

Daniel dijo...

Coincido totalmente con Manuel en cuanto a la utilidad del iPhone para mantener entretenidos a los niños. Mi iPhone pasó a ser prácticamente propiedad de mis hijas, ambas menores de 5 años! Un verdadero reto para los padres estar actualizados y a la vanguardia tecnológica en cuanto a la educación de los niños.

- Daniel T.

Javier Lacroix dijo...

¡Excelente reflexión Manuel! En efecto yo creo que nuestros peques ya intuyen de manera natural cómo se usan estos artilugios. Nuestro reto, en verdad, es no quedarnos atrás y lo asombroso es detenernos y pensar un momento: cómo será para ellos el futuro en tan sólo unos pocos años, estoy seguro de que ellos vivirán sus procesos académicos, de entretenimiento y de comunicación de una manera totalmente diferente a como nosotros concebimos los nuestros...wow...
Javier Lacroix

Alfonso Ruiz dijo...

La bebe de mi mejor amigo aun no cumple el año, pero te sorprenderia ver como juega en el Ipad.

Me gusta la reflexión con la que terminas, no importa que tan buena sea la herramienta, sino el poder que tiene dependiendo de las manos que la utilicen.

Saludos