Te espera más de medio país que
piensa que tú no eres la mejor opción para gobernar. Es decir, más de medio
país que piensa distinto a ti, es decir, más de medio país que no te quiere
como presidente. Miles de personas lamentando que hayas llegado al poder, sin
tener la capacidad para ello.
Durante este proceso electoral, el
internet y en particular las redes sociales, jugaron un papel que nunca antes
habíamos visto. Esto permitió que los mensajes de los candidatos tuvieran mayor
penetración, pero también que la gente del pueblo, pudiéramos expresar nuestro
sentir y nuestro pensar sobre los candidatos y sus declaraciones.
Bueno pues si eso fue en las
campañas, imagínese lo que será en seis años de gobierno. Miles de mexicanos al
pendiente de que cumpla lo que prometió, miles de escrutadores viéndolo
diariamente y recordándole sus promesas, que de no cumplirlas, pasará a la
historia y será recordado como un mal presidente. Lo que Germán Dehesa hizo con
Montiel será un juego de niños comparado con lo que ahora pudiera pasar con una
sociedad cibernéticamente conectada y mucho mejor informada.
Es cierto que hay muchísimos
mexicanos que no tienen internet ni conexión digital alguna, este grupo de
gente siempre ha existido y siempre estarán ahí. Pero también es cierto que
otros tantos gracias a la tecnología y las comunicaciones, ahora estamos mejor
informados, y contamos con mejores herramientas para conocer, entender,
compartir, expresar, pero también para investigar, preguntar, exigir y si es
necesario exhibir a quién no esté haciendo bien su tarea.
Respetable próximo Presidentes de
México, no vaya a pasar por alto sus compromisos de campaña, recuerde con
cuánto ímpetu los contrajo y con cuanta jactancia los presumió, tal pareciera
que algunos ya estuvieran cumplidos. Ni
por error vaya a pensar que la sociedad le vamos a perdonar el hecho de no
cumplirlos o dejarlos inconclusos.
Tampoco vaya a cometer el error
de inventar excusas ni querer resolverlo todo con discursos, para cuando lea
esta carta, seguramente las campañas habrán terminado, y con ella los discursos
prefabricados. Ahora los mexicanos sólo
esperamos de su parte “Hechos”.
Tome en cuenta, señor presidente,
que recibe en sus manos un México económicamente estable, no se lo estamos entregando para que lo ponga
de cabeza, no sea como el mal inquilino que arrenda una casa y la entrega
después de seis años toda destrozada.
No olvide que prometió velar por
la seguridad de los mexicanos, y hacer que la paz volviera a sentirse en
nuestras calles, estaremos ansiosos de
que así sea y rápido preferentemente. Tampoco olvide que México ha sido sede de
encuentros mundiales donde ha quedado demostrado que somos un país bien
posicionado en el escenario mundial. No podemos
perder lo que se ha ganado.
Seguramente apenas ocupe su nueva
silla, vendrán personas a buscarlo para cobrarle las facturas de los apoyos que
“desinteresadamente” le dieron durante la campaña. También habrá un sinfín de gente que se
acercará buscando un hueso aunque sea de aguacate, por favor no vaya a declarar
que son compromisos previamente contraídos, no pretenda burlarse del pueblo.
Recuerde la frase de Abraham Lincoln, “Puedes engañar a algunos siempre, puedes
engañar a todos a veces, pero no puedes engañar a todos siempre”, no pase por
algo que somos demasiados los que estaremos vigilando sus movimientos.
Anteriormente el Presidente de
México permanecía blindado a la opinión pública como si se encontrara metido en
un bunker, ahora pareciera que está en un escaparate a la vista de todos y que
todos estamos viendo en qué momento da el resbalón para hacérselo saber.
Apreciable próximo Presidente de
México. Dirigir a un país es una distinción que muy poca gente puede sentir en
su vida. Pero dirigir a un país como el nuestro es algo que va más allá de una
distinción, considero que es un honor y un privilegio solo para quien en verdad
lo merece. El premio por un buen desempeño en el cargo, será el reconocimiento
vitalicio de todos sus compatriotas. El
castigo, en cambio, por un desempeño pobre, tibio, improvisado, o deficiente,
será un reproche que permanecerá vivo incluso después de su muerte.
No lo olvide, somos miles y lo
estaremos observando.
2 comentarios:
¡Qué Mensaje tan duro!... pero muy cierto.
Ahora somos más los que estamos mejor informados y contamos con esta herramienta de las redes sociales que llegan a todo el mundo.
Totalmente de acuerdo mi estimado Manuel, espero que sea quien sea el que llegue a ocupar la presidencia lea tu mensaje que es, sin duda, el sentir de esa inmensa mayoría que no lo eligió. Saludos y recibe un fuerte abrazo.
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