miércoles, 4 de abril de 2012

En sus marcas… listos… ¡FUERA!

Comienzan las campañas para la carrera presidencial, comienza la Semana Santa y comienzan las vacaciones. Pasearse por nuestro país en estos días es altamente excitante, por ejemplo si visitas una playa deberás estar dispuesto a ir por la carretera a vuelta de rueda. Tan pronto como tomes una avenida que te saque de la ciudad, te darás cuenta de que no fuiste el único al que se le ocurrió salir de vacaciones.

Si logras llegar a la playa, notarás que aquello parece un centro comercial en un sábado por la tarde. Si entre tus planes estaba previsto el descanso, será en este momento cuando pienses:  -¿Por qué no nos quedamos en la casa?, Ya estaríamos viendo películas… - pero no dices nada, porque no quiere que nadie descubra que estás arrepentido.

De pronto tu niño te pregunta: - Papá, ¿Por qué esta playa no tiene arena? -  y tu resignado le respondes: – Si tiene hijo, pero está debajo de la gente.

Conforme te acercas a la playa y no encuentras lugar disponible, decides que es mejor ir a una alberca. La primera dificultad es encontrar la alberca y una vez que lo haces, descubres que tampoco fuiste el único al que se le ocurrió.

Después de un rato logras apropiarte de una silla o camastro donde pretenderá descansar la familia entera, encimados o por turnos.  No acabarás de acomodarte cuando pasará alguien ofreciéndote cocteles de mariscos, tejerte trenzas, venderte pulseras de colores o darte una vuelta trepado en la banana o en el paracaídas. Así serán los dos o tres días que estés ahí.

Si por el contrario decidiste quedarte en la ciudad y aprovechar los días santos para visitar algún templo seguramente te tocará ver una representación del  “Vía crucis” en vivo, habiendo iniciado con el lavatorio de pies, el juicio del Mesías, y finalmente latigazos, corona de espinas, fariseos y romanos al por mayor. Morbosidad  y por momentos fanatismo garantizados.  

Ahora que si las playas están llenas, los templos lo están todavía más, pero a diferencia de las playas estos no están al aire libre, así que no esperen que al entrar huela a lavanda. Más bien concéntrate en el objetivo de tu visita y no te distraigas con todo lo que puedes ver en el interior, ya que podrás encontrar gente haciendo penitencia, avanzando de rodillas hasta el altar, flagelándose la espalda, cargando fardos con espinas y  rezando rosarios. Fuera de los templos, el ambiente es muy distinto, pues la gente aprovecha los tumultos para poner a la venta todo tipo de antojitos mexicanos.

Mientras estos dos contrastantes fenómenos ocurren en nuestro país, los candidatos a la presidencia de la república están haciendo lo posible por robar cámara y micrófono en todos lados, tan pronto dijeron “Arrancan” y ahora los vemos hasta en la sopa. Lo que me llama la atención es que se sobrevaloran tanto a sí mismos, que pareciera que los cuatro son lo máximo (según ellos mismos claro está)  si los juntáramos y los hiciéramos trabajar en equipo, podríamos tener la versión mexicana de los cuatro fantásticos, pero creo que eso también es imposible, porque si le preguntas a cualquiera de ellos por los otros tres te dirán que ninguno los merece. De momento lo que más ha salido a relucir, es que tenemos un candidato reciclado que promueve un amor a toda costa. Tenemos también a una señora que por momentos pareciera que se quiere convertir en la mamá de todos los mexicanos. Hay otro candidato que se siente un cromo de lo bonito  que está y por último a un señor cuya fisonomía  me recuerda a los personajes de Andrés Bustamante.  Todos ellos en pleno uso de sus derechos haciendo su luchita por ganar la confianza de la gente.  ¿Quién tendrá las mejores propuestas?,  ¿Será que las tienen?  O ¿Será que ante el bombardeo de publicidad ya ni les ponemos atención?, ¿Qué tal papel están haciendo los medios de comunicación?...  muchas respuestas todavía en el aire, pero no deben ser por ahora motivo de agobio.

Ahora que si está usted de viaje en nuestro país y no quiere ir ni a playas ni a templos aquí le tengo otra alternativa: visite alguna de las grandes ciudades como México, Guadalajara o Monterrey, ya que por estas fechas el flujo vehicular disminuye tanto que el asfalto de las calles se pueden ver, y los autos pueden circular a más de 40km/h.   Ahora que si lo que quiere es convivir con gente oriunda de estas tres ciudades, tendrá que irlas a buscar respectivamente a Acapulco, a Vallarta o a McAllen (con su variable de la isla del Padre).

¿Tiene ganas de probar un buen corte de carne? No tendrá problema en encontrar un restaurante donde se lo vendan a pesar de la vigilia, seguramente mientras se la sirven el mesero le dirá que el infierno no existe y el purgatorio menos. Ahora que si lo que quiere comer son pescados y mariscos, tendrá que esperar por horas a que le asignen una mesa. No se sorprenda si el servicio es malo, seguramente el mesero le dirá: - Es que no nos damos abasto, jefecito, pero si viene en dos semanas, ya verá que bien lo vamos a atender.

Bello mi país, bella su gente. Un saludo enorme desde mi México, a todos aquellos que leen esta columna allende nuestras fronteras. Me emociona pensar que ojos de Centro y Sudamérica estén semanalmente pendientes de esta publicación. Un abrazo sincero a los lectores que desde España me siguen semanalmente y sobre todo a quienes viviendo en un país con un idioma distinto al español, están pendientes “como cada jueves”  Saludos especialmente a quienes me leen en Estados Unidos, Canadá, Rusia, Austria, Inglaterra, Alemania, Irlanda, Bélgica e Indonesia, quiero imaginar que el idioma nos acerca y nos recuerda que paisanos en tierra de extraños, somos como hermanos. Aquí nos vemos la próxima semana “como cada jueves” 

Twitter:  manuelhgil


2 comentarios:

Conchita Garza dijo...

Tienes razón en todo... por eso, este año me abstuve de los templos....y de los candidatos, por supuesto que ni escucho los mensajes...y, como la playa no me llama la atención, dediqué la semana a mi familia y a mis amigas, por turnos, claro está...

Conchita Garza dijo...

Espero que no hayas pasado tooooodaaas las vacaciones, haciendo lo que los peques pidieron!...digo... , me parece que es necesario establecer límites para que vayan aprendiendo a entender que los papás también necesitan tiempo para sí mismos y sus respectivas parejas.