sábado, 20 de agosto de 2011

Leer cuentos o contar cuentos, he ahí el otro dilema.

Leer cuentos o contar cuentos.
Dice Gabriel Zaíd en su libo “Los Demasiados Libros” que según el pronóstico de algunas editoriales, en menos de 40 años habrá en los Estados Unidos más autores que lectores.
Comenta también que hay editoriales que publican diariamente más de cien libros, pagados por sus propios autores. Y que predominan los autores que no publican para el público sino para su propio currículo.
Con un escenario así, me pregunto ¿A qué se debe que exista en algunas personas más hambre de ser leídos que de leer?
Quizá los factores sean múltiples, pero sin duda uno de ellos radica en el amor que uno pueda tener por los libros.
-          Y usted a sus hijos, ¿le leía cuentos o se los contaba? ¿les lee todavía cuentos o se los cuenta?
Leer un cuento o contar un cuento requiere de saber hacerlo. Y ambas cosas pueden ser altamente estimulantes, sin embargo existen fuertes diferencias entre una y la otra.
Contar un cuento implica saberlo de memoria, tener la habilidad de cautivar a tus escuchas  llevando un hilo conductor a través de la historia y poseer un lenguaje lo suficientemente extenso que te ayude a evitar muletillas como “y entonces”,  “y luego”, “y de repente”…  que evidentemente  no le aportan valor a la narración y que usadas  en exceso pueden hacer perder el interés de tu público o llevarte al absurdo de no saber cómo terminar la historia.
Contar cuentos se ha llegado a especializar a través de la gente que se denomina  “Cuenta cuentos”  y entonces además de lo dicho anteriormente, estas personas  poseen el talento para recurrir a técnicas histriónicas de interpretación, que les permite adoptar posturas de personajes, modular su voz e incluso utilizar accesorios para hacer de su interpretación todo un espectáculo.
Leer cuentos  en cambio, requiere de otras habilidades y ofrece otras ventajas.  En principio hay que tener a la mano un libro de cuentos. Es preciso que el lector tenga buena iluminación y buena vista. También es necesario (pareciera obvio pero vale la pena aclararlo) que  no sea analfabeta, y ayuda mucho que más que saber leer, sepa  leer por placer. 
Leer un cuento implica que tus hijos te vean con un libro en las manos, que vean cómo lo tratas y qué tan importante es el libro para ti. Leer un cuento te garantiza que las palabras que saldrán de tu boca, alguien las cuidó por ti. Hubo un responsable de vigilar la buena redacción y seguramente cuidó con esmero la inclusión de algunas palabras con el fin de enriquecer el vocabulario de lectores y escuchas.
Leer para alguien más es llevarlo a un mundo de imaginación con la garantía de que ambos la van a pasar bien.  Es compartir con alguien una historia para posteriormente comentarla o recordarla.
Leer para alguien más, es como llevar a alguien a un lugar mágico donde has encontrado algo valioso, como enseñarle la ruta para descubrir un tesoro.
Leer para alguien más es sembrar en los demás el hábito por la lectura y el amor por los libros. Invirtamos en ello.



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