sábado, 27 de mayo de 2017

Hogar - Empresa /Tiempo para uno mismo

¿No sientes que a veces necesitas tiempo para ti mismo?, ¿No sientes que en ocasiones el trabajo y la familia acaban con tu tiempo?, ¿Que cuando finalmente ya todos se han ido, quedas tan exhausto que lo único que quieres es dormir?

A mí sí me ha pasado, y  por momentos me estresaba no poder encontrar tiempo para mí mismo. Estaba tan inmerso en mi trabajo y dedicándole a mi familia el tiempo que me sobraba del trabajo, que sentía que los días pasaban y nunca me daba tiempo para mí.  Tiempo para hacer mis cosas personales, es decir, las cosas que me gustan a mí. Yo formo parte de esa generación a la que alguien tuvo la simpleza de llamar despectivamente “Equis”, y muchos  contemporáneos estarán de acuerdo en que cuando éramos niños hacíamos lo que nuestros padres decían y ahora que somos adultos nuestros hijos quieren que hagamos lo que ellos dice, total que si nos descuidamos se nos va la vida y pareciera que lo único que hemos hecho en tantos años ha sido aprender a  obedecer.  Pero no, tampoco es así de dramático.  

La realidad es que casi siempre hago lo que nos gusta, porque lo que más me gusta es estar con mi familia y cumplir con mi trabajo. Lo que sucede es que por momentos el agobio llega a ser tanto, que uno añora tener un rato de soledad o de reposo para recargar baterías como “en aquellos tiempos”, cuando el trabajo era poco o nulo y la familia actual todavía no existía.

Si bien, siempre debe uno darse tiempo para todo, no siempre es tiempo de poder hacerlo todo, pues ciertas circunstancias personales o familiares cambian. Pero lo que si conviene hacer, es saber administrar nuestro tiempo, para poder hacer lo que nos gusta, sin demérito del tiempo que debemos dedicarle a los demás. Si a mí me gusta practicar algún deporte,  al respecto puedo escoger entre tres opciones: practicarlo solo, dejar de practicarlo por falta de tiempo, o inculcar a mi familia el gusto por dicha actividad. Así que más me conviene inculcar a mis hijos el gusto por aquello que a mí me gusta,  es decir que con ese ejemplo, podemos convivir en familia y practicar ese deporte que tanto me gusta al mismo tiempo.

Algo similar ocurre con quienes tenemos afición por la lectura. Para poder hacerlo requerimos tiempo y que nuestros hijos también aprendan a leer.  Es decir, generalmente leer ya saben, pero más nos conviene enseñarlos a que lean por placer, para que juntos disfrutemos de esta actividad, y de todo lo que ello conlleva, como entablar una buena conversación, hacer visitas cotidianas a las librerías, o dedicarle toda una tarde a pasearnos por una feria de libros.

Tiempo para nosotros mismos… es el que le dedicamos a hacer las cosas que nos gustan, pero nadie dijo que había que hacerlas solos. Por lo tanto, no debemos pensar que las cosas que nos gustan son ajenas a las que podemos hacer con nuestra familia, con el equipo de trabajo o con los amigos. Así que por qué no clasificar “las cosas que nos gustan” en grandes grupos, las que puedo hacer con mi familia, las que me gustan y puedo o  me conviene hacer con mis compañeros de trabajo y las que me gusta hacer con mis amigos.


Ahora bien, siempre habrá cosas que nos gusta hacer solos,  y está muy bien que así sea, pues siempre son reconfortantes los momentos de soledad, ya que abren un espacio a la reflexión y un momento al silencio que nos permitirá escuchar la voz de nuestra conciencia a la que pocas veces dejamos hablar. Procuremos esos momentos de soledad y aceptemos que tan importante es tenerlos, como permitir que las personas a nuestro alrededor también los tengan.

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