Hasta ahora, querido hijo, todo lo que hemos comentado ha tenido que ver con nuestra relación familiar; desde la forma como inició el matrimonio, la larga espera para la anhelada llegada del primogénito y la vorágine que representa el nacimiento y crecimiento del bebé. Sin embargo, hasta ahora no hemos comentado nada referente a la interacción con el mundo y en general; lo que ocurre de la casa hacia afuera.
Los niños, querido Pablo, son personas muy especiales y muy importantes, pero sólo para los padres y para algunos familiares. Para el resto de mundo, son solamente niños, digamos un niño más en el planeta.
Por algo es conocido el dicho que dice que “Lo único más insoportable que un niño genio, es la mamá del niño genio”. Y la sabiduría detrás de estas palabras es total.
A los hijos hay que enseñarles que afuera de la casa, y más allá de papá, mamá y la familia entera, existe un mundo tan enorme como fascinante, pero que está lleno de personas desconocidas y es importante saber hasta dónde se puede interactuar con ellas. Así aprenden los hijos a saludar, a despedirse, a decir gracias y por favor a personas ajenas a al círculo familiar, aprenden a solicitar ayuda en caso de alguna emergencia o a solucionar pequeños problemas sin depender de papá o mamá. En fin, en esta tarea de ir aprendiendo a ser hijos, nosotros vamos aprendiendo a ser padres.
Cuando los hijos nacen algunos padres nos vemos coartados por un tiempo de asistir a ciertos lugares que antes frecuentábamos, y ahora ya no lo podemos hacer, o cuando menos, no con la misma regularidad que antes. El cine es un claro ejemplo de esto. Muchas parejas dejan de ir al cine por meses o incluso años después de la llegada de los hijos, lo mismo ocurre con las salidas a excursiones, conciertos, bares o ciertos restaurantes que antes solían ser los favoritos. Con la llegada de los niños, ya nada es igual.
Sin embargo llega el momento de experimentar las primeras salidas, y allá vas; cargando carriola, sillitas especiales, comida para el bebé, y ropa como para un mes por si algo se ofrece. Notarás como los lugares que solías frecuentar en pareja, ahora los cambias por restaurantes familiares con instalaciones especiales para niños y por supuesto con menú infantil.
Creo que la generación a la que pertenezco, pasaremos a la historia como aquella que le hizo comer a sus hijos kilos y kilos de nuggets de pollo con papas a la francesa y una pipa de cátsup antes de llegar a la pubertad. También seremos recordados por que en vez de enseñar a nuestros hijos a esperar sentados en la mesa a que llegaran sus alimentos, los mandábamos al área de juegos para poder disfrutar de un rato de descanso. (Nosotros, por supuesto, no ellos).
Una salida que debiera ser sencilla, digamos a un restaurante un sábado o un domingo cualquiera, puede convertirse en una odisea.
Una salida que debiera ser sencilla, digamos a un restaurante un sábado o un domingo cualquiera, puede convertirse en una odisea.
Si tu hijo todavía es un infante que no camina, tendrás que cuidarlo en tu mesa pues difícilmente habrá instalaciones y cuidados para un niño tan pequeño, en tal caso, requerirás una periquera y suficiente espacio a tu alrededor como para evitar que el niño pueda causar disturbios entre los comensales vecinos, así evitarás vergüenzas cuando se ponga a llorar, hacer berrinches o lanzar la comida por el aire. Actualmente algunos niños se suelen entretener con tecnología digital, como smartphones, tablets y similares, pero obviamente no todas las familias pueden tener acceso a este tipo de “juguetes” que son capaces de entretener a toda una familia al mismo tiempo que la separan si se utilizan sin límites.
Si tu crío ya se desplaza por sí solo, seguramente preferirás sentarte en una mesa cercana al área de juegos para que tu niño vaya y venga sin necesidad de que lo lleves y vayas por él. Hasta ahora pareciera que todo está bajo control, pero el desafío apenas comienza.
En cuanto traigan tus bebidas seguro tendrás que levantarte de tu mesa; ya sea porque tu hijo se pegó en un juego y está llorando desconsolado, o ya mordió a otro niño más chiquito, o está atorado en un barandal del cual no se puede salir sin tu ayuda, o quizá descubrió que hay una máquina que por $10.00 le dará una pelota de colores y vendrá a pedirte la dichosa moneda. El caso es que tu bebida te la tomarás en intervalos donde estarás yendo y viniendo del área de juegos a la mesa una y otra vez.
Finalmente pedirás y esperarás con ansia tus alimentos, y verás que justo en el momento que los traen a la mesa, tu bodoque vendrá para decirte que lo lleves al baño a hacer popó porque ya no se aguanta más… con el consecuente resultado de terminar comiendo el platillo frío.
continuará...
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