domingo, 18 de enero de 2015

"10 AÑOS no son nada... son todo" La Llegada de los Hijos (Capítulo X)

El matrimonio, como lo hemos comentado antes, querido hijo, es una etapa en la vida, en la que uno tiene permiso de tener hijos, sin que sea socialmente criticado. Al contrario, la gente te felicita en cuanto se entera de que serás padre o madre. 
Quizá no lo sepas, pero en la época de oro del cine nacional se filmó una película llamada “Cuando los hijos se van”. Es un drama que habla de la separación que experimentan los padres cuando los hijos se vuelven adultos, sin embargo, y por supuesto que a manera de chiste, yo comentaba que si querían hacer un verdadero drama, debieron titularla “Cuándo los hijos llegan” o “Cuando los hijos NO se van”. Creo que los temas eran demasiado fuertes para la sociedad de mediados del siglo XX. Quizá la película hubiera funcionado como método anticonceptivo. De hecho, es probable que esta parte del libro sirva como tal. Así que léelo; querido Pablo, bajo tu propio riesgo.
Cuando los hijos llegan, los padres, tanto en lo individual como en su concepción de pareja, pasan de una etapa a otra, de eso no hay duda. Es como cerrar un círculo y abrir otro, como cerrar una vida y comenzar una nueva, es terminar con una época (estuve a punto de escribir “una era”) y comenzar una nueva. Y a pesar de que la nueva forma de vida tendrá sus emociones y sus placeres, será natural experimentar una nostalgia y por momentos casi un duelo por la época que terminó.
El matrimonio pasa de ser una familia de dos, a ser una familia de tres miembros o más. Esta obviedad que pareciera tan simple de entender, genera toda una revolución en la dinámica familiar, por ejemplo: Para salir de su casa, digamos al cine, al trabajo o a una reunión de amigos, la pareja anteriormente debía tomar las llaves, cartera o la bolsa, quizá lavarse los dientes, peinarse y estar listos en menos de 10 minutos.
Con hijos, esa simple dinámica cambia radicalmente. Ahora en principio, será probable que dejen de salir a todos esos lugares por un tiempo. Y en caso de que salgan será preciso de manera consciente y razonada verificar el clima y el pronóstico para las siguientes horas. Hacer coincidir la salida con la hora en la que el bebé esté de buen humor y no sea su hora de comer o de cambiar el pañal. Pero eso no es todo, salir implica llevar la ropita; con la que un soltero podría sobrevivir un mes en una montaña, como calcetas, pañaleros, mallas, camisetas de manga corta, de manga larga, playerita, blusa, suéter, chaqueta, cobijita, gorro, guantes y zapatitos, todo esto para estar preparados por si hace frío, por si hace calor, por si llueve, por si se moja, por si se orina, por si derrama la comida, por si se vomita, por si se ensucia, y nunca estará de más un cambio para los papás, por si nos vomita mientras estamos dándole de comer o haciéndolo repetir.
Por cierto tampoco debemos olvidar los accesorios para su seguridad, limpieza, cuidado y entretenimiento, como pañales, talco, toallitas húmedas, crema para las rosaduras, perilla para los mocos, toallita para el vómito, y la cobijita para taparlo (2 si es invierno), todo en 2 tantos por si el primero no funciona o se estropea al momento de estarlo usando.
También debemos llevar los biberones esterilizados, leche, cucharita medidora, esterilizador, termómetro, calentador de biberones, chupón, sonaja, carriola, corralito y accesorios similares. Todo ello de marca de reconocido prestigio y socialmente aceptado, si no quieres tener problemas con tu pareja, o con tu familia política. Conste que te lo advertí, porque de no hacerlo te arriesgarás a que la depresión post parto se extienda por tiempo indefinido.
Nada es complicado. Toda la dificultad radica en que jamás lo has hecho, pero todas estas actividades se llegan a dominar en menos que canta un gallo. Y no solo eso, sino que además llegas a considerarte experto en la materia a grado de que se convierte en tu nuevo tema de conversación y después de dos semanas, cometemos el exceso de hablar de él como si a todo el mundo le importara cuánto es tu tiempo récord en cambiar un pañal o en preparar un biberón.
Compartir las tareas es importante. Sin duda el bebé es de los dos, y la madre ya bastante hizo con llevarlo dentro de sí durante 9 meses. Así que recomiendo ampliamente que el padre (no obstante que lo va a mantener por más de 20 años) se involucre en todas las actividades de cuidado, aseo, protección y entretenimiento del nuevo miembro de la casa.
Esto no significa que la labor de la madre terminó con el parto, para nada, ahora es cuando el asunto se pone bueno, porque ahora las necesidades del bebé son distintas a las que tenía cuando estaba en gestación, por lo tanto ahora será más demandante y es cuando la pareja debe hacer un frente común y apoyarse incondicionalmente.
Papá y mamá tenemos distintos roles y funciones con respecto al nuevo hijo, sería inútil pedirle a un padre que amamante a su bebé (por poner un ejemplo), pero en la dinámica familiar el simple acompañamiento a la pareja y tratar de comprender antes que esperar ser comprendido, es lo que hace que el amor madure y perdure.
Los hijos son como “El Coco”, el miedo más grande no es cuando llegan, sino cuando sabes que van a llegar. Es decir, la tensión comienza antes de su llegada, para ser exactos digamos que la tensión llega cuando se dan cuenta de que están embarazados…


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