domingo, 9 de junio de 2024

Gente Promedio

Lo primero que debemos decir, es que estamos hablando de un grupo de gente muy numeroso.

La gente promedio, es gente común y corriente que en promedio hace lo que debe de hacer.

¿Esto qué significa? Que si usted es estudiante, y estudia más o menos igual que el resto de sus compañeros, usted es un estudiante promedio. Si usted trabaja, y trabaja más o menos igual que los demás, usted es un trabajador promedio. Si es empresario y se comporta en términos generales igual que sus colegas, usted es un empresario promedio, y si acaso es de los que se pasa el día en la casa siendo padre o madre de familia y hace lo que suele hacer cotidianamente un padre o una madre de familia, también es usted una persona promedio, como coloquialmente se dice, una persona “del montón.”

¿Y acaso eso está mal? Por supuesto que no, ser persona promedio no tiene nada de malo, sobre todo si sus aspiraciones en la vida también son aspiraciones promedio, es decir, si usted es de los que se conforma con llevar una vida promedio y tener una familia promedio, un ingreso promedio y un estilo de vida promedio, no hay nada de qué preocuparse, ni hay por qué ni para qué desgastarse en tratar de ser más que los demás. Así como es y así como está, seguramente tiene y tendrá un destino promedio y un final promedio. Y tanto sus preocupaciones y problemas, como su alegrías y placeres, oscilarán entre lo cotidiano y lo común de lo que le ocurre a cualquier persona promedio.

¡Ah!, pero si usted se considera una persona con aspiraciones por encima del promedio, si acaso usted es de los que no se conforma con ser alguien del montón, ni mucho menos con tener lo que suelen tener las personas promedio, entonces sí que tendrá un asunto por resolver. Aquí es donde la frustración puede aparecer en escena y mostrar su mejor peor faceta. 

Si nuestras aspiraciones son mayores que las de una persona promedio, si nuestros sueños, anhelos, proyectos y ganas de sacarle jugo a la vida, son superiores a las que tiene el común de la gente, entonces sí preparémonos, y estemos convencidos de que algo diferente debemos hacer. 

Si la distancia entre nuestra realidad actual y la realidad que nos gustaría tener es mucha; una de dos, o nos resignamos a lo que somos y tenemos, o empezamos el viaje necesario para acortar esa distancia y llegar a donde queremos estar. Es más fácil y mucho más cómodo conformarse y encontrar pretextos para no hacer nada y justificarnos diciendo que la vida que anhelamos está predestinada sólo para personas superdotadas. Pero también está el otro camino, donde las decisiones son la llave, podemos hacer ajustes en nuestros hábitos, en nuestras rutinas, y paulatinamente hacer cambios en nuestra vida que nos permita caminar en la dirección de nuestras metas y sueños.

¿Es posible? Claro que lo es, aunque conviene precisar que el camino no es fácil, ni rápido. Si algo hemos aprendido es que las cosas que valen la pena suelen llevar tiempo y exigen ser perseverantes La pregunta es ¿Creemos realmente que vale la pena?

Si soy estudiante y quiero destacar como estudiante, tengo que hacer más de lo que hace un estudiante promedio. Si soy deportista, y quiero sobresalir entre los deportistas, el talento no será suficiente, debo hacer más que lo que hace un deportista promedio; entrenar más horas, practicar para mejorar mi técnica, pedir retroalimentación al entrenador, etc.  Si soy empleado o padrón de una empresa y quiero destacar profesionalmente y aspirar a crecer y desarrollarme más que el promedio, no hay duda, debo hacer algo más que lo que hace un colega promedio. Aprender más, practicar más, hablar otro idioma, desarrollar otras habilidades, o incluso mejorar mis actitudes hacia los demás.

Ahora que si al hacer mi examen de consciencia, me doy cuenta que no estoy haciendo lo que debería hacer y ni siquiera estoy al nivel de una persona promedio en mis circunstancias, entonces el caso es más serio. Habrá que descubrir qué o cuáles son los factores que me están impidiendo tener una vida inferior al promedio. Descubrir qué es aquello que no me permite estar donde quisiera estar, puede ser evidente a nuestros ojos, u oculto y a la espera de descubrirse. Como quiera que sea, conviene poner empeño en saberlo y clarificarlo, si no fuera posible por medios propios, o la ayuda de alguien de confianza, recurrir a un profesional sería una gran decisión.

La vida es un gran regalo que nunca sabemos cuánto va a durar, aprovecharlo o dejarlo pasar es una actitud que depende cien por ciento de cada uno y de las decisiones que tomemos cada día. Por una vida personal, familiar y social mejor, tomemos acciones y hablemos del tema.