(No suelo escribir de política, pero mantenernos al margen, tampoco es lo mejor, así que aquí vamos...)
Lecturas para comentar (1)
Escucho al presidente cuando le
habla a su querido “pueblo” de México, y se me figura como un papá
irresponsable malcriando a sus hijos. Dándoles todo a cambio de nada. Si quieren
dinero, les damos dinero, si quieren dulces les damos dulces, si quieren
juguetes les damos juguetes, si no quieren hacer la tarea, que no la hagan y si tampoco
quieren ir a la escuela, pues que no vayan y listo… Al fin y al cabo, aquí
estoy yo para cuidarlos, mantenerlos y que se sientan felices.
Escucho a la candidata del gobierno
para las próximas elecciones, y escucho lo mismo. A la mamá complaciente y
sobreprotectora que no permite que nadie se meta con sus hijos. Es decir, el
mismo discurso que oímos cada día desde hace seis años desde palacio nacional y
que, además, lo dice con la solvencia de quien tiene la experiencia de haber criado
hijos antes y sabe cómo hacerlo.
Escucho en cambio el discurso de
la candidata de oposición; y para seguir con la misma analogía, escucho a una
mamá que cría a sus hijos diciéndoles que para salir adelante en la vida, se
tiene que levantar temprano, bañarse, lavarse los dientes, tender su cama,
sacar buenas calificaciones en la escuela, hacer ejercicio, aprender inglés y
estar actualizado en temas de tecnología y que todo eso representa un esfuerzo
extra pero que es por su propio bien, porque es el futuro del mundo; no sólo de
México y que ella estará codo a codo con ellos para apoyarlos a lograrlo, y por
si fuera poco, les deja claro que mientras vivan en su casa, ella no va a estar
manteniendo flojos, ni tontos, ni tramposos. (Con otras palabras, pero de
significado similar).
Me preocupa que en las próximas
elecciones; el “pueblo” de México; y concluyo con la analogía, representa a esos
millones de hijos que van a decidirán con cuál mamá les gustaría vivir.
Lecturas para comentar (2)
Todos los presidentes pasan a la
historia, y la historia no perdona. Aquí me aventuro a hacer un pronóstico, un
vaticinio sobre lo que la historia no le va a perdonar al presidente actual:
Que haya sembrado tanto odio
entre los mismos mexicanos, para forzar a dividirnos en dos diferentes ideologías
que nos hagan ver como los buenos y los malos, los que lo adoran y los que lo
odian, los que están con él y los que están en contra de él y no dejar lugar alguno
para puntos intermedios.
Que haya utilizado su investidura,
recursos y liderazgo para enfatizar las diferencias y polarizar a los mexicanos
en vez de haber fungido como símbolo de unidad. Faltando con ello, a su
responsabilidad de gobernar para todos, él nunca lo quiso.
Que se mantenga ciego y sordo ante
la realidad del país, y que sólo tenga ojos y oídos para ver y escuchar lo que
le convienen, manteniéndose Indiferente a quienes son o han sido víctimas de lo
que vivimos a diario y que está a la vista de todos.
Que quiera hacer de su palabra la
verdad absoluta, con un descaro a prueba de balas, donde es capaz de desconocer
y descalificar los datos que no le gustan, argumentando cínicamente que él
siempre tiene otros y que los suyos son los únicos verdaderos.
Yo me pregunto. En nuestro país ¿hasta
dónde aguanta la credibilidad de los políticos? y cuando la pierden, ¿qué les
queda? ¿De qué clavo se sostienen y cuánto tiempo pueden aguantar?
Lecturas para comentar (3)
Recuerdo las campañas y las
elecciones presidenciales de 2018
Millones de personas argumentaban
estar hartas del pasado; específicamente del PRI y del PAN, y confiaron en el
cambio que se prometía como una nueva y diferente opción y por lo mismo, le dieron
su voto al actual presidente. No sé ustedes, pero yo para muestra con esto tengo.
Ahora muchas personas les ponen “peros”
a las candidatas a la presidencia, que si les falta, que si no están a la altura,
que si deberían ser esto o aquello, que si el nivel de la política en México
está por los suelos (eso ya lo sabíamos), que si no hay suficientes propuestas
o que las que hay no son las que deberían ser. Y todo eso es cierto, y por lo
mismo no nos sentimos representados por ninguna al cien por ciento.
Sin embargo, también es cierto
que no tenemos más opción, tenemos que elegir entre todos, para que no nos
toque lo que otros elijan para nosotros.
En la historia hemos tenido malos
gobernantes, es verdad, pero, ¿Acaso nosotros hemos sido ciudadanos ejemplares?
¿Acaso nosotros como “ciudadanos comunes y corrientes” damos a nuestro querido
México lo mismo que exigimos de nuestros gobernantes? Honestidad,
transparencia, profesionalismo, justicia, ética, etc. ¿O pensamos, que porque
damos un voto y pagamos impuestos, estamos exentos de cumplir la ley, los
reglamentos y hacer nuestra santa voluntad, y que además nuestra participación nos
da derecho a exigir todo sin dar nada a cambio? El país somos todos.
Conclusión.
Ojalá que hayamos aprendido con
las lecciones que nos ha dado el pasado y que vayamos a votar. Entendamos que votar
si hace la diferencia. Dejemos de poner como pretexto que los candidatos no son
como quisiéramos. Sabemos que no hay personas perfectas, pero si hay equipos
mejores que otros. Si hay propuestas mejores que otras, y por lo mismo, si hay una
opción mejor que las otras.
No caigamos en la indiferencia de
que otros escojan el platillo que nos vamos a comer los próximos seis años.
Votemos por el México que quisiéramos tener y por el México donde quisiéramos
vivir.
Espero que cada día más mexicanos
comprendan que existe una mejor vida que la que estamos viviendo ahora, y que dejen
de lado el irracional orgullo de ver como nuestro país arde y se desmorona, mientras
se regocijan de gusto con la necia costumbre de ver hasta dónde podemos
aguantar.