domingo, 13 de septiembre de 2020

El Torito

En las calles del pueblo
un tambor resuena a lo lejos.
Se acerca.
Un látigo restalla y se abre paso
Le sigue un silencio
Y luego el tambor…
Ratata tán, tan tán
Ratata tán, tan tán
Es una danza que viene.
La gente se vuelve con dirección al barullo
El tambor ya no parece tan lejano
Veo al que lo carga y lo resuena
Es un hombre, serio y hambriento
A su lado danzan otros más pequeños
Llevan máscaras de animales y demonios que grotescamente sonríen
El tambor ensordece con su ratata tán, tan tán.
Tras las máscaras, niños hambrientos ocultan su vergüenza y su cansancio
Hay también una mujer
Todos piden dinero, excepto el hombre del tambor,
Él sólo marca el ritmo al que debe marchar la vida.
No se detienen ni ellos ni nadie.
Todos siguen su camino.
¿Quién es ella?
¿A quién le importa la mujer que se oculta en una máscara de muñeca sonriente y chapeada?
¿Quién es él?
El que no lleva máscara
El que sostiene la mirada con cualquiera sin bajar la cara
O quizá no la sostiene, sólo lleva su vista en el horizonte,
Como ausente, como si fuera otro el que lleva el tambor y el cuerpo.
Y el tambor se aleja
Y todos con él.
En la plaza del pueblo
Un tambor resuena a lo lejos
Y se aleja poco a poco
Con su ratata tán, tan tán.
Que aturde, pero casi nadie oye,
Que asombra, pero casi nadie ve.


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