Desde que la vida moderna nos
puso en la mano un teléfono con cámara, mucha gente piensa que junto con el
aparato adquirieron un título de fotógrafo, reportero y crítico.
Gabriel Zaid; a mi gusto, uno de
los mejores pensadores y escritores mexicanos contemporáneos, dice con sarcasmo
que debiera haber “guantes de castidad”, con lo cual se evitaría que muchos libros de
paupérrima calidad vieran la luz pública.
Aprovechando su brillante idea, me
encantaría que también hubiera cámaras con “lente de castidad” para evitar que
muchas fotos y videos llegaran a las redes sociales. Se necesita tener mal
gusto, pocos escrúpulos o nada de vergüenza para exhibir en redes, ciertas
fotos y videos que en verdad no aportan nada. Y que lejos de estimular la sensibilidad
de la gente, lo único que hacen es estimular el morbo… al menos el mío, y no
creo ser el único.
A mí me parece que “el muro de facebook”, ese
escaparate de nuestra vida, es como un reflejo de la imagen de la gente o de su
negocio, y considero que si descuidamos lo que publicamos ahí, es como si no
nos importara salir a la calle sin peinar. A lo mejor es eso… que en realidad
no nos importa porque quizá tampoco tiene gran trascendencia. O quizá no.
Algo similar me pasa con la
crítica. Ahora muchos nos sentimos jueces del mundo y sus especies, pero nos
olvidamos, de que no es lo mismo ser crítico que ser criticón… y si no sabemos
o no queremos investigar la diferencia, es porque seguro estamos más cerca de
ser de los segundos que de los primeros. Baste por ahora el recordar que toda crítica o
retroalimentación no solicitada, es agresión.
Valoro mucho el trabajo de los
críticos, así como el de los fotógrafos, reporteros y periodistas que saben
hacer algo más que decir: “Aquí estamos transmitiendo desde…” Voto
porque su trabajo brille siempre sobre las publicaciones de quienes con poco
oficio nos atrevemos a esgrimir una pluma, a abrir la boca o a disparar el
obturador.
Entendamos como sociedad, que así
como el hábito no hace al monje, ni una golondrina hace primavera, tampoco un Smartphone
será capaz de capturar un buen contenido sin no hay detrás de éste, una mano y
una mente maestra que lo sepa utilizar. Felicidades
a los profesionales de la imagen y la comunicación, son los cronistas de una
tremenda historia que no sabemos en qué va a terminar.
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