A la par de
estos nuevos achaques, se presenta un nuevo fenómeno para la pareja, la
necesidad de “hacer el nido”. Aquí el
bebé todavía no llega, pero su presencia ya se siente y se empieza a ver en la
casa. Poco a poco sus cosas van llenando la casa y finalmente habrá que
destinar su cuarto.
Ahora bien,
hijo mío, a ti te corresponde no perder el foco de la situación y saber
distinguir lo importante de lo superfluo.
Parecerá sencillo, pero con una carga emocional tan fuerte y los nervios
de ser papá, es fácil que uno cometa errores.
Acercándose
el nacimiento del bebé, necesitarás muchas cosas para su cuidado y protección
que jamás has comprado, sin embargo, toma en cuenta de que en el mercado
existen a la venta muchísimas cosas que en verdad no necesitas, así que no
caigas en todas las trampas de la mercadotecnia por que en principio, vas a
gastar más de lo necesario y en segundo te vas a llenar de mugres que no
requieres.
Si algún
amigo o familiar quiere organizarles una fiesta “baby shower” y te llegan a
pedir tu opinión, escoge que te regalen pañales y que sean de diferentes
tallas. Esos nunca estarán de más y siempre faltan.
Si vas a
comprar accesorios como carriolas, cunas, sillas para el auto, etc. Te
recomiendo que los compres pensando que los puedas utilizar con todos los hijos
que pienses tener, es decir, que puedan ser indistintamente para niña o niño. Bueno,
estoy entrando en recomendaciones muy básicas que nada te han de aportar, toma
las decisiones confiando en tu buen juicio, no en el de los vendedores, ni en los infomerciales. Pero sobre todo,
aprende de los demás pero no compitas con nadie, ni te compares con nadie.
Se dice que
el sentido común y el buen gusto, es lo que mejor se ha repartido en toda la
historia de la humanidad, pues nadie se queja de aquello que le tocó, por el
contrario, todo mundo parece estar satisfecho con el suyo, bien, pues es ahora
cuando ese conocimiento se ha de poner a prueba.
Recuerdo
cuando llegué a la casa y encontré un aparatejo nuevo junto a la bañera: - ¿Y esto qué es? – Pregunté – Es un termómetro
para saber si el agua de la bañera está caliente o fría. - Ah, ¿y
no basta con tocar el agua para saber si está fría o caliente? - volví a preguntar. Y se hizo un silencio.
Es obvio que
si bastaba, pero ninguna mamá primeriza estará dispuesta a aceptarlo. Es tanta
nuestra inseguridad en esta nueva labor, que preferimos que un aparato nos diga
si las cosas están bien o mal, porque nosotros nos podemos equivocar. Esto
parece cosa de risa, pero es verdad. Que si la piel del bebé no es como la
nuestra, que si el agua debemos que tocarla con el codo, que si las arañas
bailan tango, etc. En menos de una
semana (y haciendo uso de nuestro sentido común) nos dimos cuenta de que la
mejor forma de bañar a un bebé, es en la regadera donde nos bañamos los
adultos. Aquí te diré cómo, pero no ahora, sino cuando estemos hablando de la
llegada del bebé. Aquí terminaré diciéndote que no pretendas adquirir todo lo
que venden para el uso y cuidados del bebé, muchas cosas te las van a regalar y
algunas otras te darás cuenta de que no son tan necesarias. Simplemente piensa
que cuando nuestras madres nos criaron a nosotros la mayoría de las cosas que
ahora son “indispensables” antes ni siquiera existían y aquí seguimos.
Algo similar
ocurre con los métodos psicoprofilácticos, es decir aquellos que te entrenan
para un parto sin dolor, una especie de yoga a la cual puede asistir la mujer
sola, pero que siempre será mejor asistir en pareja. Nosotros fuimos en una
ocasión, y aunque creo que son buenos y ayudan mucho a que la mujer se prepare
física y mentalmente para el parto, influye mucho la calidad del instructor.
Recuerdo que en la única clase que asistimos, la instructora nos dijo que
cuando los niños nacen por el método convencional (como hemos nacido la mayoría
de nosotros) resulta una experiencia traumatizante para el recién nacido por el
hecho de venir al mundo en un gélido
quirófano lleno de lámparas y de personas desconocidas y por lo tanto es
mejor como ellos dicen.
También está
la moda de nacer dentro de una bañera gigante y con luz tenue para que el bebé
salga de la madre a un estanque de agua (como si fuera un delfín) y ya después
de que veas que no se ahoga lo sacas para que eche a andar su sistema
respiratorio.
Luego
vendrán a buscarte las promotoras de la liga de la leche, quienes argumentan
que no hay mejor alimento para el bebé que la leche materna a como dé lugar te
dirán que hay que amamantar a libre demanda y hasta que la criatura casi salga
de la primaria. Al fin mamíferos somos y como tales nos debemos comportar.
Luego
vendrán a ofrecerte que si quieres congelar las células madre del cordón
umbilical del bebé, pues quizá cuando tenga 80 años y tenga alguna enfermedad
rara, podrán descongelar las células
originales como si estuvieran nuevas y con eso se va a salvar.
En fin,
trato estos puntos de manera muy somera y en forma casi trivial sólo para que
sepas que existe todo un mundo de productos, servicios y mercadotecnia
alrededor del embarazo y la gestación. Yo confío en tu buen juicio, haz lo que
consideres conveniente de acuerdo a tu forma de pensar y a tu presupuesto.
Del último
período del embarazo, querido hijo, lo que te puedo decir es que cuando te
llegue el momento, tu estructura mental y tu código de valores se reacomoda en
forma que no lo hubieras pensado antes.
Recuerdo que antaño mi colección de libros era algo casi sagrado. Los
mantenía expuestos como si formaran un altar. Todo se mantuvo así hasta que
decidimos volver ese cuarto el cuarto del bebé. Ahí me di cuenta de que ningún
libro era tan importante como para quitarle el espacio a mi hijo. Así que uno a
uno fueron a parar a varias cajas que se fueron apilando para dar espacio al
nuevo miembro de la casa. ¿Cuánto me pudo? Nada. Mi forma de pensar se había adaptado a las nuevas circunstancias y
a partir de ahora mi nuevo hijo sería para mi más importante que cualquier
biblioteca.
Llegó la
hora de preparar la maleta con lo necesario para ir al hospital en cualquier
momento. Aquí se abre un gran paréntesis cuando escribo eso de “En cualquier
momento” muchas personas tratan de evitar las sorpresas y el estrés excesivo, y
entonces deciden programar los partos con fecha y hora. Así no se estresan los
papás ni el resto de los familiares, no se corren riesgos de que alguno de los
médicos no esté en el momento que se le necesita o que el quirófano esté
ocupado, nada de eso. Aquí todos se ponen de acuerdo para sacar al chamaco que
ni se entera que va para afuera. Pero aunque las cosas se planean, la
naturaleza de vez en cuando nos juega sus travesuras así que deberán estar
listos por si algo inesperado se presenta.
Otras
parejas preferirán esperar a que llegue el momento en forma natural, y en tal
caso, deberán ser conscientes de que esto puede ser a las 4 de la mañana si el
chamaco resulta madrugador. Bueno pues a esa hora todo el mundo a tu alrededor
se pone en acción y se generan las
mejores y más emocionantes historias de nacimientos. Una vez más, esta será una
decisión de la pareja, asesorada por su equipo de médicos.
Repito, si tener hijos forma parte de tu plan de vida, te
deseo buena suerte…
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