Querido Santa
Este año he decidido volver a escribirte una
carta. Ha pasado mucho tiempo desde la última que te mandé, ¿Te acuerdas?,
cuando la autopista y el balón. Sin embargo, a pesar de los años, estoy seguro
de que nuestra relación está mejor que nunca.
A mis hijos les he hablado mucho de ti.
Saben que vives en el Polo Norte y que viajas en trineo, y que los “Santa” que
vemos en las tiendas, sólo son señores disfrazados.
No sabes como te quieren, con cuánta ansia
te esperan y la ilusión que les hace saber que vendrás. ¿Los has visto?, dejándote
leche y galletas cuando vas a venir por las cartas que hicieron para ti.
Te cuento que a la mayor, le intrigaba un poco
saber por dónde entrarías a la casa; ya que no tenemos chimenea, pero se
tranquilizó cuando le dije que por tratarse de ti, esa noche dejaría el cancel
del patio sin seguro.
Gracias, Santa, por tus visitas siempre a
tiempo. Gracias también por comerte las galletas y la leche que con tanto
cariño dejamos para ti. (He sugerido a mis hijos que por una ocasión te
dejemos tequila y cacahuates, pero siempre me dicen que no es propio, yo
seguiré insistiendo seguro de que te gustarán).
Gracias también por la vez que pasaste por la
casa y dejaste que yo te viera, tu paso oportuno por el cielo, sirvió para que mis
hijos recordaran que siempre estás atento y que deben portarse bien.
En fin, querido Santa, gracias por traer
desde el Polo Norte, tanta alegría hasta nuestro hogar. Te recuerdo que esta
navidad; como cada año, toda la familia te estaremos esperando. Pues así como
mis niños ansían tu llegada, yo también espero todo un año para ver sus caritas
de sorpresa cuando descubren lo que les has traído. En verdad que su emoción,
es algo único.
Ojalá que esta Navidad y por siempre, tu
magia llegue a todas las casas, para que aun los que han dejado de creer, vuelvan
a creer en ti, y otra vez como cuando éramos niños, tu ilusión nos envuelva a
todos.
Son los profundos deseos de tu mejor cómplice
en la tierra.
Papá.