domingo, 12 de mayo de 2024

El Ego y la Soberbia, se Disfrazan.

 

El ego; escuché alguna vez, en boca del Dr. José Antonio Lozano Diez, presidente de la junta de gobierno de la Universidad Panamericana y el IPADE; se alimenta de tres cosas: de lo que tenemos, de lo que hemos hecho y de defender nuestra verdad. La reflexión de aquellas palabras me ha dado para meses, si no es que para años.

“Lo que tenemos”, pues claro, si tengo todo esto y los demás no lo tienen, es muy fácil hacer gala de mi egolatría, y verme diferente a los demás. Quizá no lo diga, pero lo pienso y lo creo.

“Lo que hemos hecho”, ¡pues hombre!, si tengo más experiencia que todos, si he desempeñado tales puestos y he logrado lo que casi nadie, ¿cómo pretenden que me vea y me sienta igual que los demás? ¿Quién me van a venir a decir algo que no sepa?

“De defender nuestra verdad,” ¿Y cuál otra podríamos a defender?, si la nuestra es la que mejor conocemos. ¿Y quién va a venir a decirnos cómo son las cosas si nadie las ha vivido mejor que nosotros?

Pues sí, así se alimenta el ego, de responder y aceptar como ciertas todas esas preguntas, porque quizá conocemos los hechos y con eso nos justificamos, pero ¿conoceremos también las causas y las intenciones detrás de esos hechos? ¿A caso nuestro punto de vista y nuestra perspectiva es la única cierta?

Con la soberbia pasa igual, con facilidad vamos por la vida con esa necesidad de creernos superiores a los demás y sentir que nadie nos merece, aunado a la falta de humildad que nos impide poner los pies sobre la tierra, reconocer nuestra propia realidad y aceptar que nadie es más que los demás, que todo podemos mejorar, si abrimos nuestra mente y escuchamos lo que otros nos pueden decir.

El ego y la soberbia, dos características del ser humano, que día con día se meten en nuestra vida y afloran a través de nuestras palabras y nuestro comportamiento. ¿Las reconoce? ¿Las ha vivido en carne propia? Le voy a ayudar, porque como nadie vamos por la calle con un letrero que diga “Soy Soberbio” ni “Soy ególatra” resulta que se disfrazan, ¿Las sabría reconocer?

Ahí donde usted siempre quiere tener la última palabra, ahí donde esgrime sus argumentos haciendo alarde de su experiencia o sus títulos, ahí donde presume, ahí donde se ufana, ahí donde interrumpe al que está hablando porque usted tiene algo mejor qué decir, ahí donde subestima la opinión de los demás o simplemente la ignora. Es el ego, disfrazado.

Ahí donde alguien le pide una cita y lo hace esperar, ahí donde agenda una reunión y llega tarde, ahí donde hace un compromiso que jamás cumple, ahí donde le llaman y no contesta, ahí donde dice “ahorita te regreso la llamada” y no lo hace. Ahí, en su consciencia, donde sólo usted puede estar, donde piensa que ya lo sabe todo y que sólo usted tiene la razón, ahí justo ahí, está la soberbia, disfrazada también.

Donde levanta la voz para imponerse, donde hace aspavientos para llamar la atención, donde escucha a los demás con los ojos viendo al cielo, donde participa en una reunión y no es capaz de tomar nota, donde llega y no saluda, donde critica sin afán propositivo, donde nada le gusta, donde nada le satisface, donde no es capaz de aceptar la crítica sin defenderse, pregúntese ¿Por qué me comporto así? Acepte su realidad y reflexione con humildad, resuelva el origen, tenga el valor de cambie su actitud o tenga el valor de cambiar de lugar.