DÍA CERO (sábado 8 may)
Salgo a las 8:00am a hacer ejercicio, mi propósito, correr
5Km
Sólo logro correr 4km y el último lo termino caminando, ese
fue mi primer aviso, pero no lo detecté.
Durante el día me duelen las rodillas y las piernas, segundo aviso,
pero tampoco lo detecté, pensé que era a causa de la corrida o quizá por no
haber calentado lo suficiente.
A media tarde, me informa un compañero de trabajo que acaba
de dar positivo a covid19.
Pasé la tarde viendo una película con mi hija. Al terminar me
duele la cabeza, tercer aviso, que tampoco detecté, me tomo una pastilla y me
acuesto a dormir.
DÍA UNO (domingo 9 may)
Me levanto con dolor de cabeza, dolor de cuerpo y fiebre. No lo
pienso más y voy a hacerme una prueba de covid19, (antígeno, hisopo por la
nariz con resultado a las 2 horas y 96% de certeza), 2 horas después me llega
el resultado de la prueba confirmando estatus positivo.
Disponemos una habitación y mi esposa de encarga de dejar
dentro todo lo que puedo requerir en una semana.
En paralelo, informo al Doctor de mi situación y por la noche
recibo mi primera receta.
Me instalo en la habitación y comienzo el tratamiento con
algunas medicinas que sobraron de cuando mi esposa estuvo enferma, entre enero
y febrero.
Informo a mis familiares, compañeros de trabajo y amigos con
quienes tuve algún tipo de cercanía durante la semana.
Mi hija, con quien pasé la tarde del sábado, a pesar de no
tener ningún síntoma, decide aislarse en su cuarto unos días por prevención.
DÍA DOS (lunes 10 may)
Surtimos los medicamentos faltantes de la receta y comienzo a
tomar el tratamiento completo.
El dolor muscular es el más severo de los síntomas, el
cuello, hombros, espalda alta y baja y en menor grado los brazos y las piernas.
Todo me causa dolor, como si entre varios malandros me hubieran apaleado.
Reaparece la fiebre y el dolor de cabeza de forma
intermitentes.
Todo el día reposo acostado sin lograr encontrar una posición
cómoda o en la que el dolor sea menor, a pesar de eso mi oxigenación se
mantiene en 96%
Me puede mucho no poder celebrar a mi esposa en el día de las
madres, aunque todos lo entendemos, me quedo con la sensación de que tenemos
pendiente reponer el festejo de ese día tan especial.
DÍA TRES (martes 11 may)
El dolor muscular sigue siendo la principal fuente de dolor, todo
lo demás se mantiene igual, pero ahora aparece un nuevo síntoma, la diarrea.
DÍA CUATRO (miércoles
12 may)
Ninguna posición me resulta cómoda, ni sentado, ni parad, ni
acostado, ni boca arriba, ni boca abajo, ni de lado. Además cambiar de una
posición a otra implica dolor constante e intenso, me tengo que mover en cámara
lenta, como si fuera un anciano. Particularmente el dolor está sobre la espalda,
los hombros, el cuello y a la altura de los riñones.
La diarrea sigue.
DÍA CINCO (jueves 13
may)
Inicio el día con la consigna de hacerme análisis de sangre y
una placa de tórax, mi esposa me lleva al laboratorio por la mañana para los
análisis y por la tarde para la placa.
El dolor de cuerpo disminuye considerablemente gracias a los
medicamentos, ahora lo que tengo es una sensación de debilidad y agotamiento
general
El Electrolit, se ha convertido en mi agua de uso común, para evitar la deshidratación por tanta diarrea y la fiebre que se presenta de forma esporádica, generalmente por las noches, cuando despierto y siento la resequedad en los labios al grado de sentirlos sangrar.
Llevo 3 días comiendo caldo de pollo, manzanas y peras sin
cáscara. Siento que estoy perdiendo peso.
Por la tarde, siento náuseas hasta vomitar, gracias a eso,
llega una sensación de alivio que me hace sentir mejor.
Como la diarrea no da tregua, el médico aumenta medicamentos
a la receta y dosis adicionales de otros medicamentos que ya estaban ahí.
Extraño mucho poder besar y abrazar a mi esposa y a mis
hijos. Ese día la desesperación y la emocionalidad se hacen presentes al caer
la tarde. Estoy fastidiado.
No obstante, no dejo de agradecer que a pesar de todo, no
tengo ningún problema para respirar. Y no dejo de pensar en los miles pacientes
que la han pasado mucho peor. Eso me da ánimos para continuar.
DÍA SEIS (viernes 14
may)
Obtengo resultados de laboratorio, cuya interpretación dice: “Leve
compromiso pulmonar sin activación de coagulación, con ferretina elevada”. La
instrucción del médico es puntual: Continuar con el tratamiento y con la dieta
tal como está indicado.
A este día soy muy consciente de que a pesar de lo mal que
pueda sentir y la fiebre y la diarrea, sigo pudiendo respirar con toda
normalidad, y eso lo valoro más que nada.
La hipótesis es que el virus se está manifestándose más en mi
aparato digestivo que en el respiratorio, gracias a Dios.
DIA SIETE (sábado 15
may)
El cuadro general sigue igual, cansancio y debilidad
generalizada, fiebre esporádica y diarrea constante.
A lo anterior, a partir de este día, se agregan los primeros
accesos de tos seca.
Se agregan medicamentos a la lista ahora para la tos.
Oficialmente estoy harto de comer caldo de pollo, manzanas y
peras.
DÍA OCHO (domingo 16
may)
El doctor hace una valoración de la semana y actualiza la
receta. Elimina algunos medicamentos y agrega otros, como jarabes e inhaladores,
etc.
Por la noche la fiebre otra vez aparece, se me figura como
una batalla cuerpo a cuerpo donde unos días no dejo que me suba y otros me
sorprende arriba de los 38°C.
Así fue esta noche, sudar y sudar obligándome a cambiar de
ropa 4 veces en una sola noche, ya se imaginarán, qué tal dormí.
DÍA NUEVE (lunes 17 may)
Amanezco de buen ánimo, no obstante haber pasado mala noche.
Sigue la sensación de agotamiento general, la diarrea, la tos
y ahora mi oxigenación baja de un promedio de 96% a 93%
El doctor interpreta esto como una alerta, y ordena 7 ampolletas
intramusculares a la receta, por siete días, una diaria.
Hice algo que jamás había hecho, aprendí a inyectarme solo. Dos
tutoriales en youtube y la recomendación del Dr que me está atendiendo y de un
amigo que también es médico. “En la nalga, en el muslo o en el brazo, donde se
te haga más fácil.”
Para mi sorpresa creo que lo hice bastante bien y esto
levantó todavía más mi ánimo.
DÍA DIEZ (martes 18 may)
La fiebre volvió en la madrugada, tuve que cambiarme de ropa
y ya no me fue posible conciliar el sueño.
Las molestias del cuerpo han disminuido, el reposo ha sido
fundamental en la recuperación.
El % de oxigenación lo he mantenido en 94% y el ritmo
cardiaco ha vuelto a ser de dos dígitos, gracias a las inyecciones. Hoy me
apliqué la segunda con muy buen tino y resultado.
Realizo caminatas en la habitación, por cerca de treinta
minutos, del extremo más alejado hasta el baño y de regreso, vueltas y vueltas.
DÍA ONCE (miércoles 19
may)
Mis dolores prácticamente han desaparecido, me siento bien en
lo general y por primera vez, desaparece la diarrea.
Parece que mi cuerpo poco a poco va volviendo a la
normalidad. En esta condición me siento con muy buen ánimo y con energía
suficiente para reincorporarme; a distancia, por supuesto, en algunas
actividades laborales.
De esta forma el día se me pasa más rápido y la mente se
mantiene ocupada.
Por la noche, pongo música de salsa para celebrar, comienzo a
bailar disfrutando del ritmo y me doy cuenta que inmediatamente me agoto, no
aguanto bailando ni una canción.
Me acuesto nuevamente y pienso que la recuperación será lenta
y paulatina.
DÍA DOCE (jueves 20 may)
Dormí bien, y desperté de buen ánimo.
La diarrea ya no está, esto me entusiasma porque me permite
ampliar el menú. Me desayuno un sándwich que me sabe a gloria. Continúo con mis
raciones de fruta sin cáscara y al mediodía mi caldo de pollo.
Los síntomas de malestar han desaparecido prácticamente por
completo, la fiebre también y lo único que quiero es llegar al domingo, para
hacerme otra prueba y esperar salir negativo para poder reincorporarme a mi
vida normal.
Por lo pronto, serenidad y paciencia, como decía
Kalimán.
Pasé una buena noche, prácticamente sin síntomas.
Mi nivel de oxigenación se mantiene en 96% y 97% todo el día
y ritmo cardiaco por debajo de 70bpm
Lo que antes era diarrea, se vuelve estreñimiento, el médico
ajusta de inmediato medicamentos y dosis prescritas.
Todo va volviendo a la normalidad.
DIA CATORCE (sábado 22
may)
Mi oxigenación se mantiene entre 95% y 96%, estoy sin
síntomas y me siento bien.
Me programo para hacerme una nueva prueba de covid19 al día
siguiente, es decir 2 semanas después de la primera, con la esperanza de salir
negativo y retomar mis actividades normales.
DÍA QUINCE (domingo 23
may)
Continúo con oxigenación al 96% y ritmo cardiaco por debajo
de 70bpm.
EN CONCLUSIÓN
Mi historia con el covid19, hasta ahora tiene un final feliz,
creo que por esta ocasión le voy ganando la batalla, esto debe ser motivo de
aprendizaje, que ayude a generar consciencia sobre la importancia de la
prevención, para que sepamos qué hacer y cómo reaccionar ante una situación
como esta.
Prepararnos física, mental y económicamente para afrontar una
situación así, es la mejor recomendación que por ahora les puedo dar. Estar atentos a la aparición de los primeros
síntomas es clave, y tener un plan de acción listo para implementarse.
Enfrentar una enfermedad siempre es desagradable, pero si no
se está preparado para ello, seguramente la experiencia será peor.
Abrazo y salud para todos ustedes. Desde casa feliz y agradecido con tantas palabras de apoyo y muestras de cariño
Por último, mi reconocimiento y agradecimiento al Dr. Guillermo Garza, De Cd. Juárez, Chih. por su atención profesional.
Manuel
P.D. Es importante aclarar que mi dosis de medicamentos la continué tomando (Con leves ajustes) hasta que conseguí tener mi esquema de vacunación completa.