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domingo, 18 de junio de 2017

Diálogos con mi hijo


Mi pequeño Pablo me preguntó:

-¿Qué te gustaba más, ser niño o ser adulto?
- Me gustaba más ser niño cuando era niño, pero ahora me gusta más ser adulto.
- ¿Por qué?
- Porque todas las etapas de la vida son bonitas, siempre y cuando las sepas disfrutar.

Si cuando eres niño te la pasas deseando ser adulto, estarás perdiendo el tiempo, porque desearlo no te convierte en adulto, ni te podrás divertir como si lo fueras. Así que más te conviene aprender a disfrutar la vida como niño mientras lo seas.

También funciona igual cuando eres mayor. A mí de nada me serviría querer volver a ser niño, porque eso no va a suceder. Así que prefiero disfrutar la vida de acuerdo a la edad que tengo, porque de todas formas esa tengo.

Así como hay  niños y adolescentes que les encantaría ser mayores, también hay adultos que darían todo lo que tienen por volver a ser jóvenes y hasta niños.  Tal vez dejaron cosas pendientes por hacer en aquellas etapas, o quizá no quieren aceptar que la vida avanza y que es mejor avanzar junto con ella.  No lo sé.

Tu por ahora diviértete como niño, cuando crezcas aprende a disfrutar la vida como joven y luego como adulto. En esos pequeños secretos, la vida esconde sus mejores tesoros y te los da como si fuera una gran recompensa.

-          -    ¿A ti ya te la dio?
-          -    Por supuesto que ya
-          -   ¿Cuándo?
-  Cuando me convertí en papá.

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lunes, 2 de febrero de 2015

"10 AÑOS no son nada... son todo" El Embarazo (Capítulo XIII)


Los siguientes 3 meses, personalmente es la etapa que más me gusta del embarazo. Aquí las mujeres lucen radiantes, se ven hermosas y llenas (literalmente) de vida. El embarazo es evidente, ya no se puede ocultar, la ropa las hace verse más bonitas y ya pasaron los fastidiosos mareos.

Aquí es también cuando la pareja tiene la opción de conocer el sexo del bebé y a la par,  pensar en el nombre que tendrá el nuevo miembro de la familia. Aquí un mar de posibilidades está presente. La elección del nombre, te recomiendo que sea un acuerdo de ambos y no una lucha de poderes.

El:       -  Si es niño, le ponemos como yo, y si es niña le ponemos como tú.
Ella:    - Ay no, si es niña le ponemos como mi mamá.
El:       - No, mejor como la mía.
Ella:    - Bueno está bien como la de ambos.
El:       - No qué te pasa, un solo nombre, ¿Para qué le ponemos dos?
Ella:    - ¿Y por qué nomás uno, que sean dos y bien sonoros.
El:       - Me gustan los nombres con carácter, pero sólo uno.
Ella:    - A mí los nombres con bonito significado, por cierto hay una página en internet…
El:       - ¿Y si le ponemos el nombre del día que nazca?
Ella:    - O sea que le pongamos ¿Domingo? ¿o qué?
El:       - Quiero decir, ponerle el nombre del Santo que traiga el día.
Ella:    - No, hay unos nombres bien raros…
El:                   - Bueno, si es hombre, se llamará como yo, y si es mujer qué te parece si le ponemos Mónica, es un bonito nombre.
Ella:    - ¡Bah!, ¿y por qué Mónica? ¿Quién es Mónica?
El:       - Nadie, nada más me gusta el nombre…
Ella:    - Si, seguramente…. de seguro así se llamaba una de tus novias.
El:       - Te juro que no.
Ella:    - A ver ¿Qué tal si le ponemos Carlos?.... ¿A  ver?...  también es bonito nombre.
El:       - ¿Cual Carlos?… Nunca me dijiste que tuviste un novio que se llamara Carlos.
Ella:    - No tuve ninguno…
El:       - No mientas…
Ella:    - ¿Y si le ponemos “Masiosare”? como el extraño enemigo…
El:       - Que chistosita, no me cambies el tema...

Como puedes ver, querido Pablo, ponerle nombre a un hijo es algo que puede ser simple, pero también muy, pero muy complejo.

Ahora, comentemos algunos detalles sobre los últimos 3 meses del embarazo, esta etapa vuelve a ser muy pesada para la mujer, aquí el peso del bebe y el tamaño del vientre cada vez mayor va haciendo las cosas cada vez más difíciles. Les resulta cansado estar mucho tiempo en la misma postura ya sea paradas, sentadas e incluso acostadas. No se pueden poner los calcetines, ni cortarse las uñas de los pies por sí solas. Ni pensar en cargar cosa muy pesadas, subir muchas escaleras, estar en una aglomeración o incluso manejar.  El cansancio se va a cumulando e incrementando conforme pasan los días, además aparece una nueva variable, la tensión de saber que se acerca el momento del parto.

Aquí también puede ser que las piernas, los pies, incluso la cara de las señoras se comiencen a hinchar. Aquella figura de la mujer jovial del quinto y sexto mes, se irá tornando en la de una mujer que poco a poco ya no puede más. Querido hijo, este nuevamente es tu momento. No sabes cuánto bien le hace a una mujer sentir que no está sola en esto.  No sabes el miedo que sienten de saber que están a punto del gran momento y no sabes cuán satisfactorio resulta para ellas tener un hombre a su lado que las ame más que nunca.


Aunque ya quedamos que la mujer lleva la parte más difícil, no hay que menospreciar la labor del padre, ya que no será poca la energía que requiera para seguir haciendo su trabajo y mucho del que antes hacía la señora. Su nueva condición hace que uno se deba tornar más acomedido y comprensivo que de costumbre. No será raro que la mujer requiera ayuda incluso para vestirse, ya no digamos con las faenas del hogar. Aunque también es común (y más en estos tiempos) encontrar algunas mujeres verdaderamente intrépidas que se sienten totalmente autosuficientes y con ganas de irse manejando hasta el hospital todavía el día del parto.  Señoras, déjense ayudar.  Nadie las va a juzgar de inútiles si piden algo de ayuda, además muchas personas (y no se diga su marido) estarán encantados de brindar apoyo hasta en las tareas más simples. Guárdense ese: “Pero si yo todavía puedo”, “Me siento bien”, (y nadie lo duda, pero es un riesgo grande el que corren muchas veces innecesariamente). Además, no se preocupen, ya vendrá el tiempo de demostrar lo fuertes que son.