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domingo, 15 de febrero de 2015

"10 AÑOS no son nada... son todo" El Embarazo (Capítulo XIV)

A la par de estos nuevos achaques, se presenta un nuevo fenómeno para la pareja, la necesidad de “hacer el nido”.  Aquí el bebé todavía no llega, pero su presencia ya se siente y se empieza a ver en la casa. Poco a poco sus cosas van llenando la casa y finalmente habrá que destinar su cuarto.

Ahora bien, hijo mío, a ti te corresponde no perder el foco de la situación y saber distinguir lo importante de lo superfluo.  Parecerá sencillo, pero con una carga emocional tan fuerte y los nervios de ser papá, es fácil que uno cometa errores.

Acercándose el nacimiento del bebé, necesitarás muchas cosas para su cuidado y protección que jamás has comprado, sin embargo, toma en cuenta de que en el mercado existen a la venta muchísimas cosas que en verdad no necesitas, así que no caigas en todas las trampas de la mercadotecnia por que en principio, vas a gastar más de lo necesario y en segundo te vas a llenar de mugres que no requieres.

Si algún amigo o familiar quiere organizarles una fiesta “baby shower” y te llegan a pedir tu opinión, escoge que te regalen pañales y que sean de diferentes tallas. Esos nunca estarán de más y siempre faltan.

Si vas a comprar accesorios como carriolas, cunas, sillas para el auto, etc. Te recomiendo que los compres pensando que los puedas utilizar con todos los hijos que pienses tener, es decir, que puedan ser indistintamente para niña o niño. Bueno, estoy entrando en recomendaciones muy básicas que nada te han de aportar, toma las decisiones confiando en tu buen juicio, no en el de los vendedores,  ni en los infomerciales. Pero sobre todo, aprende de los demás pero no compitas con nadie, ni te compares con nadie.

Se dice que el sentido común y el buen gusto, es lo que mejor se ha repartido en toda la historia de la humanidad, pues nadie se queja de aquello que le tocó, por el contrario, todo mundo parece estar satisfecho con el suyo, bien, pues es ahora cuando ese conocimiento se ha de poner a prueba.

Recuerdo cuando llegué a la casa y encontré un aparatejo nuevo junto a la bañera: -  ¿Y esto qué es? – Pregunté – Es un termómetro para saber si el agua de la bañera está caliente o fría. -  Ah,  ¿y no basta con tocar el agua para saber si está fría o caliente?  - volví a preguntar.  Y se hizo un silencio.

Es obvio que si bastaba, pero ninguna mamá primeriza estará dispuesta a aceptarlo. Es tanta nuestra inseguridad en esta nueva labor, que preferimos que un aparato nos diga si las cosas están bien o mal, porque nosotros nos podemos equivocar. Esto parece cosa de risa, pero es verdad. Que si la piel del bebé no es como la nuestra, que si el agua debemos que tocarla con el codo, que si las arañas bailan tango, etc.  En menos de una semana (y haciendo uso de nuestro sentido común) nos dimos cuenta de que la mejor forma de bañar a un bebé, es en la regadera donde nos bañamos los adultos. Aquí te diré cómo, pero no ahora, sino cuando estemos hablando de la llegada del bebé. Aquí terminaré diciéndote que no pretendas adquirir todo lo que venden para el uso y cuidados del bebé, muchas cosas te las van a regalar y algunas otras te darás cuenta de que no son tan necesarias. Simplemente piensa que cuando nuestras madres nos criaron a nosotros la mayoría de las cosas que ahora son “indispensables” antes ni siquiera existían y aquí seguimos.

Algo similar ocurre con los métodos psicoprofilácticos, es decir aquellos que te entrenan para un parto sin dolor, una especie de yoga a la cual puede asistir la mujer sola, pero que siempre será mejor asistir en pareja. Nosotros fuimos en una ocasión, y aunque creo que son buenos y ayudan mucho a que la mujer se prepare física y mentalmente para el parto, influye mucho la calidad del instructor. Recuerdo que en la única clase que asistimos, la instructora nos dijo que cuando los niños nacen por el método convencional (como hemos nacido la mayoría de nosotros) resulta una experiencia traumatizante para el recién nacido por el hecho de venir al mundo en un gélido  quirófano lleno de lámparas y de personas desconocidas y por lo tanto es mejor como ellos dicen.

También está la moda de nacer dentro de una bañera gigante y con luz tenue para que el bebé salga de la madre a un estanque de agua (como si fuera un delfín) y ya después de que veas que no se ahoga lo sacas para que eche a andar su sistema respiratorio.
Luego vendrán a buscarte las promotoras de la liga de la leche, quienes argumentan que no hay mejor alimento para el bebé que la leche materna a como dé lugar te dirán que hay que amamantar a libre demanda y hasta que la criatura casi salga de la primaria. Al fin mamíferos somos y como tales nos debemos comportar.

Luego vendrán a ofrecerte que si quieres congelar las células madre del cordón umbilical del bebé, pues quizá cuando tenga 80 años y tenga alguna enfermedad rara, podrán descongelar las  células originales como si estuvieran nuevas y con eso se va a salvar.

En fin, trato estos puntos de manera muy somera y en forma casi trivial sólo para que sepas que existe todo un mundo de productos, servicios y mercadotecnia alrededor del embarazo y la gestación. Yo confío en tu buen juicio, haz lo que consideres conveniente de acuerdo a tu forma de pensar y a tu presupuesto.

Del último período del embarazo, querido hijo, lo que te puedo decir es que cuando te llegue el momento,  tu estructura  mental y tu código de valores se reacomoda en forma que no lo hubieras pensado antes.  Recuerdo que antaño mi colección de libros era algo casi sagrado. Los mantenía expuestos como si formaran un altar. Todo se mantuvo así hasta que decidimos volver ese cuarto el cuarto del bebé. Ahí me di cuenta de que ningún libro era tan importante como para quitarle el espacio a mi hijo. Así que uno a uno fueron a parar a varias cajas que se fueron apilando para dar espacio al nuevo miembro de la casa. ¿Cuánto me pudo? Nada. Mi forma de pensar se  había adaptado a las nuevas circunstancias y a partir de ahora mi nuevo hijo sería para mi más importante que cualquier biblioteca.

Llegó la hora de preparar la maleta con lo necesario para ir al hospital en cualquier momento. Aquí se abre un gran paréntesis cuando escribo eso de “En cualquier momento” muchas personas tratan de evitar las sorpresas y el estrés excesivo, y entonces deciden programar los partos con fecha y hora. Así no se estresan los papás ni el resto de los familiares, no se corren riesgos de que alguno de los médicos no esté en el momento que se le necesita o que el quirófano esté ocupado, nada de eso. Aquí todos se ponen de acuerdo para sacar al chamaco que ni se entera que va para afuera. Pero aunque las cosas se planean, la naturaleza de vez en cuando nos juega sus travesuras así que deberán estar listos por si algo inesperado se presenta.

Otras parejas preferirán esperar a que llegue el momento en forma natural, y en tal caso, deberán ser conscientes de que esto puede ser a las 4 de la mañana si el chamaco resulta madrugador. Bueno pues a esa hora todo el mundo a tu alrededor se pone en acción y  se generan las mejores y más emocionantes historias de nacimientos. Una vez más, esta será una decisión de la pareja, asesorada por su equipo de médicos.

Repito, si tener hijos forma parte de tu plan de vida, te deseo buena suerte…


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domingo, 18 de enero de 2015

"10 AÑOS no son nada... son todo" La Llegada de los Hijos (Capítulo X)

El matrimonio, como lo hemos comentado antes, querido hijo, es una etapa en la vida, en la que uno tiene permiso de tener hijos, sin que sea socialmente criticado. Al contrario, la gente te felicita en cuanto se entera de que serás padre o madre. 
Quizá no lo sepas, pero en la época de oro del cine nacional se filmó una película llamada “Cuando los hijos se van”. Es un drama que habla de la separación que experimentan los padres cuando los hijos se vuelven adultos, sin embargo, y por supuesto que a manera de chiste, yo comentaba que si querían hacer un verdadero drama, debieron titularla “Cuándo los hijos llegan” o “Cuando los hijos NO se van”. Creo que los temas eran demasiado fuertes para la sociedad de mediados del siglo XX. Quizá la película hubiera funcionado como método anticonceptivo. De hecho, es probable que esta parte del libro sirva como tal. Así que léelo; querido Pablo, bajo tu propio riesgo.
Cuando los hijos llegan, los padres, tanto en lo individual como en su concepción de pareja, pasan de una etapa a otra, de eso no hay duda. Es como cerrar un círculo y abrir otro, como cerrar una vida y comenzar una nueva, es terminar con una época (estuve a punto de escribir “una era”) y comenzar una nueva. Y a pesar de que la nueva forma de vida tendrá sus emociones y sus placeres, será natural experimentar una nostalgia y por momentos casi un duelo por la época que terminó.
El matrimonio pasa de ser una familia de dos, a ser una familia de tres miembros o más. Esta obviedad que pareciera tan simple de entender, genera toda una revolución en la dinámica familiar, por ejemplo: Para salir de su casa, digamos al cine, al trabajo o a una reunión de amigos, la pareja anteriormente debía tomar las llaves, cartera o la bolsa, quizá lavarse los dientes, peinarse y estar listos en menos de 10 minutos.
Con hijos, esa simple dinámica cambia radicalmente. Ahora en principio, será probable que dejen de salir a todos esos lugares por un tiempo. Y en caso de que salgan será preciso de manera consciente y razonada verificar el clima y el pronóstico para las siguientes horas. Hacer coincidir la salida con la hora en la que el bebé esté de buen humor y no sea su hora de comer o de cambiar el pañal. Pero eso no es todo, salir implica llevar la ropita; con la que un soltero podría sobrevivir un mes en una montaña, como calcetas, pañaleros, mallas, camisetas de manga corta, de manga larga, playerita, blusa, suéter, chaqueta, cobijita, gorro, guantes y zapatitos, todo esto para estar preparados por si hace frío, por si hace calor, por si llueve, por si se moja, por si se orina, por si derrama la comida, por si se vomita, por si se ensucia, y nunca estará de más un cambio para los papás, por si nos vomita mientras estamos dándole de comer o haciéndolo repetir.
Por cierto tampoco debemos olvidar los accesorios para su seguridad, limpieza, cuidado y entretenimiento, como pañales, talco, toallitas húmedas, crema para las rosaduras, perilla para los mocos, toallita para el vómito, y la cobijita para taparlo (2 si es invierno), todo en 2 tantos por si el primero no funciona o se estropea al momento de estarlo usando.
También debemos llevar los biberones esterilizados, leche, cucharita medidora, esterilizador, termómetro, calentador de biberones, chupón, sonaja, carriola, corralito y accesorios similares. Todo ello de marca de reconocido prestigio y socialmente aceptado, si no quieres tener problemas con tu pareja, o con tu familia política. Conste que te lo advertí, porque de no hacerlo te arriesgarás a que la depresión post parto se extienda por tiempo indefinido.
Nada es complicado. Toda la dificultad radica en que jamás lo has hecho, pero todas estas actividades se llegan a dominar en menos que canta un gallo. Y no solo eso, sino que además llegas a considerarte experto en la materia a grado de que se convierte en tu nuevo tema de conversación y después de dos semanas, cometemos el exceso de hablar de él como si a todo el mundo le importara cuánto es tu tiempo récord en cambiar un pañal o en preparar un biberón.
Compartir las tareas es importante. Sin duda el bebé es de los dos, y la madre ya bastante hizo con llevarlo dentro de sí durante 9 meses. Así que recomiendo ampliamente que el padre (no obstante que lo va a mantener por más de 20 años) se involucre en todas las actividades de cuidado, aseo, protección y entretenimiento del nuevo miembro de la casa.
Esto no significa que la labor de la madre terminó con el parto, para nada, ahora es cuando el asunto se pone bueno, porque ahora las necesidades del bebé son distintas a las que tenía cuando estaba en gestación, por lo tanto ahora será más demandante y es cuando la pareja debe hacer un frente común y apoyarse incondicionalmente.
Papá y mamá tenemos distintos roles y funciones con respecto al nuevo hijo, sería inútil pedirle a un padre que amamante a su bebé (por poner un ejemplo), pero en la dinámica familiar el simple acompañamiento a la pareja y tratar de comprender antes que esperar ser comprendido, es lo que hace que el amor madure y perdure.
Los hijos son como “El Coco”, el miedo más grande no es cuando llegan, sino cuando sabes que van a llegar. Es decir, la tensión comienza antes de su llegada, para ser exactos digamos que la tensión llega cuando se dan cuenta de que están embarazados…


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