Mis recuerdos más antiguos con la radio se remontan a finales de los setentas; cuando era niño. Los domingos por la tarde, la rutina se repetía; Mis papás nos llevaban a mí y ocasionalmente alguno de mis hermanos (porque entre que se sentían grandes y que no cabíamos todos) a “dar la vuelta” de Ramos a Saltillo. El paseo por sí solo era emocionante, sabía que acabaríamos con una nieve o un globo en la alameda o la plaza de armas, pero el plus del paseo era escuchar “La hora de Cri-Crí” el grillito cantor. Hermoso programa radiofónico que transmitía los cuentos y canciones del incomparable Francisco Gabilondo Soler. Ahí los aprendí y todavía no los olvido.
También recuerdo de aquella época,
que las personas mayores, escuchaban en la radio “Kalimán” y “El Ojo de Vidrio”
que quizá por la edad que tenía, no llamaban tanto mi atención. Sin embargo
recuerdo a mi papá, los fines de semana por la noche, sirviéndose una coca con
mucho hielo y sintonizando la radio en la cocina de la casa, para escuchar las
crónicas de peleas de box.
Otro recuerdo con la radio, ocurría
diariamente en tiempos de escuela. Desde la primaria hasta la prepa, la XESJ se
convirtió en la radiodifusora de compañía y referencia de todos los que
salíamos temprano a la escuela o al trabajo. El canto de un gallo se escuchaba cada
vez que iban a dar la hora y la temperatura y el entrañable locutor Don José “El
Compadre” Medina, nos apuraba para que llegáramos temprano. ¡Cómo olvidarlo!
Con mayor edad, quizá en los
noventas, supe que mi papá era aficionado a un programa radiofónico que transmitieron
desde Cuba a mediados del siglo pasado, llamado “La Tremenda Corte” y que retransmitía
cuarenta años después la misma XESJ. Me bastó escuchar dos o tres programas
para volverme fanático de sus personajes y su estilo de comedia. Con los años me
encargué de que mis hijos lo conocieran y hasta la fecha cuando los escuchamos nos
siguen haciendo reír.
Luego; ya más grande, en
Saltillo, tuve la oportunidad de conocer al señor Carlos Baena, actor de la
época de oro del cine nacional, que por algunas circunstancias llegó a vivir a la
capital de mi estado y me invitó junto con un grupo de actores, a participar en
un proyecto de radio teatro. Lectura en voz alta de una obra de teatro que al
mismo tiempo, era transmitida por la radio, desde una sala con escenario donde teníamos
público en vivo.
Es decir, que el radio teatro, se
parece a una radio novela, con la diferencia de que en el primero tienes público
en vivo, y los capítulos no continúan, sino que cada uno empieza y termina con
una trama única. Mientras que, en las radionovelas, la trama continua por
varios capítulos y las grabaciones se hace en un estudio sin público y se pueden
transmitir en vivo o editar previamente a la transmisión. Valga decir que “La Tremenda
Corte” era un ejemplo de radio teatro, y “Kalimán” un ejemplo de radionovela.
Con este preámbulo se me
removieron los recuerdos, y todo ello, sólo para contarles que recientemente fui
invitado a hacer una audición para grabar una radionovela que se desarrolla en el
corazón de Guanajuato en el siglo XVI, cuando la región brillaba por la
explotación de sus minas. Una historia de fantasía y misterio producida por TV4,
a quien agradezco profundamente la experiencia de haber participado en este
proyecto.
El texto, la dirección, el equipo
técnico y la participación de actrices y actores que prestamos nuestras voces, hacemos
la magia para que la imaginación haga el resto. No se pierdan esta fantástica aventura
y sientan el placer de engancharse con la historia de Joaquín el minero, nuestro
protagonista, y a partir del tercer episodio, conozcan a Macario, el viejo
sabio de la comunidad, a quien honrosamente me tocó interpretar. Espero que la
disfruten como en aquellos tiempos… cuando las imágenes ocurrían en nuestra
mente, sin competir con las pantallas, que despiadadamente acaparar nuestra
atención.
Los episodios se podrán escuchar semanalmente,
en diferentes plataformas de podcast, aquí les dejo la liga del primero de
ellos: